miércoles, 17 de diciembre de 2014

Una Verdadera Navidad


Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan 1:14

Llega la época de la navidad, de festividades, de celebración de nuevo año y demás… Pero realmente sabes que estas celebrando y festejando?
Esta pregunta llega a mi tras un interrogante que me expone mi pequeño hijo: Mami si no todos tienen su fe puesta en Jesús y la navidad es la celebración de su nacimiento, entonces por que todo el mundo lo celebra?
Realmente fue una pregunta muy profunda para venir de un niño de 8 años, y eso me puso a reflexionar mucho sobre el significado de estas festividades.

En la red también se escuchan muchas voces respecto a si debemos o no celebrar la navidad, y pienso que como Cristianos no está mal tener esta celebración, siempre y cuando estemos siendo conscientes de lo que estamos festejando.

El pueblo judío espero por muchos años la llegada del Mesías, desde Génesis 3 vemos como esa se convierte en la columna vertebral de la Escritura, Miqueas 5:2-5 es una gran profecía acerca de su llegada, ansioso esperaba el pueblo generación tras generación que el heredero de David por fin llegara a reinar, pero aunque todos le esperaban, solo pocos le reconocieron, los demás le crucificaron.

Y que hay de diferente de ellos a nosotros?, si prácticamente en todo el mundo occidental estamos en esta época celebrando el nacimiento de Jesús, en países como Colombia se celebran las conocidas “novenas” que son más una tradición católica, donde durante 9 noches consecutivas a partir del 16 de Diciembre se reúnen las familias y los amigos a compartir y a rezar  una serie de oraciones que ya son conocidas prácticamente de memoria; esta serie de oraciones o lecturas, tienen como fin narrar los acontecimientos desde la anunciación a María hasta el nacimiento del niño en Belén, todos las recitan, todos cantan, todos comen…

Pero, es consciente la gente de lo que está leyendo, repitiendo y haciendo?, como dice mi pequeño, todos celebran pero no todos tienen su confianza puesta en El, todos le “conocen” pero pocos tienen una verdadera relación con El.
Y es que esta época se ha visto ampliamente bombardeada por el consumismo, el desenfreno, por la moda de último año, los regalos, las comidas, las invitaciones, el licor y las celebraciones, que nada tienen que ver con lo que estamos celebrando.

Esta, debería ser una época de reflexión, de oración, de suma gratitud y alabanza al Señor por haberse despojado de todo y haber venido a la tierra a hacerse hombre para darnos salvación Filipenses 2:6-8
Si eso es lo que realmente tenemos en nuestra mente y en nuestro corazón, entonces esta es una época oportuna para enseñarles a nuestros hijos toda esta maravillosa y gran verdad, es una época para hablarle a nuestros amigos y vecinos de cuan maravilloso es el Señor que nos amó sin merecerlo y se entregó por nosotros, es una época para recordar que Cristo dio su vida para reconciliarnos con el Padre, y a través de esa reconciliación, hoy gozamos de regalos inmerecidos como llamarnos hijos de Dios, como el haber recibido un corazón de carne sensible a su voz, tener al Espíritu Santo de Dios habitando en nuestro ser, tener la Escritura en nuestras manos y a través de ella, tener toda la revelación necesaria acerca de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Son muchos los regalos que recibimos sin merecer por parte del Padre, nacer de nuevo sin duda es el mayor de todos, y poder tener la certeza de que le veremos en la eternidad es nuestro aliento.
Así que no vivamos estas fechas como los paganos, seamos luz que brilla y refleja a Cristo, seamos esa sal que no permite que su derredor se descomponga, seamos la imagen de Cristo para otros, hablemos de Él, entonemos himnos, leamos la Palabra, enseñémosle a nuestros hijos que la verdad de la navidad no es un hombre barbudo y vestido de rojo que les da regalos, No! la verdad sobre la navidad es que celebramos la encarnación de nuestro buen Dios, un Dios Santo, Santo, Santo que se hizo hombre, habito entre nosotros y murió por nosotros para darnos el regalo más grande que podemos recibir, la Gracia de haber sido escogidos inmerecidamente para ser sus hijos, para conocerle, exaltarle y sobretodo Glorificarle.

Este es un excelente tiempo para evangelizar, para acercarnos a las personas, para restaurar relaciones lastimadas, para pedir perdón, para perdonar, para amar; es un excelente tiempo para que muchos puedan escuchar el verdadero mensaje de salvación, no temas confrontarles, que celebran? Que conocen? Saben que realmente ninguna “buena obra” les llevara a Dios? Saben que somos absoluta y perversamente pecadores y que estamos destituidos de la Gloria de Dios?...
NO es un mensaje fuerte, es un mensaje absolutamente necesario, porque nuestra tarea es serle testigos.
Así que no nos sumemos a este mundo, vivamos y mostremos que es una verdadera Navidad.

viernes, 5 de diciembre de 2014

El único Árbol de todo el jardín del Edén

Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Génesis 2:16

La imagen que acompaña esta entrada, realmente es una imagen muy diciente, pienso que las mujeres muchas veces seguimos el patrón de Eva, en vez de disfrutar las grandes cosas que nos dio el Señor nos aferramos al único árbol que El restringió de nosotras.

Una vez más quiero que regresemos al libro de Génesis (aun después de casi un año no salgo de mi fascinación por los 3 primeros capítulos del génesis) y es que estos 3 capítulos son tan dicientes, tan importantes para nosotros como hijos de Dios, son fundamentales para entender el porqué de nuestra existencia, el porqué del orden preciso en el que Dios lo creo todo y nos permite entender y por lo tanto estar vigilantes a esas señales de advertencia que nos da la escritura acerca de cómo nos acecha el pecado.

El versículo 16 del segundo capítulo de Génesis nos muestra como Dios le da al hombre la libertad de comer de todo árbol del huerto y le hace solamente una restricción de todo cuanto le había dado en la creación. El hombre podía alimentarse de todo el jardín, le había sido concedido nombrar a todos los animales creados por Dios, y le había dado el mandato de señorear y sojuzgar la tierra y todo cuanto en ella había (génesis 1:28)
Eva conocía muy bien este mandato y también conocía el gozo de caminar con Dios, de seguro se gozaba en sus caminatas en la mañana por el jardín, en el tiempo en el que disfrutaban de la presencia del Señor y también en el tiempo de trabajar y compartir con su amado Adán.
Y aunque todo era perfecto en este panorama lleno de plenitud, armonía, santidad, teniendo a su mano todo cuanto nuestro buen Dios había creado, un día Eva dejo que algo diferente a la sabia palabra de Dios llenara su mente, una sutil pero venenosa voz comenzaba a llenar la mente de Eva… ¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín? Génesis 3:1 (Cuánto daño le hace a nuestro ser la palabra adulterada)

Al parecer estas palabras de la serpiente hicieron gran eco en la mente y el corazón de Eva porque a partir de ese momento su mente perdió el foco, ya no podía disfrutar de todo cuanto Dios le había dado, pues sus ojos se habían fijado en el único árbol que ella no podía tener…La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Génesis 3:6
Su mente comenzó a entretejer un sinnúmero de buenas razones para obtener aquel fruto: es bueno, tiene buen aspecto y es propio para adquirir sabiduría.

En este punto deseo que hagamos un alto, y viajemos de Génesis 3 hasta nuestros días, respondamos con honestidad esta pregunta: cuantas cosas contrarias a la voluntad de Dios nos parecen buenas, de buen aspecto, e ideales para adquirir sabiduría?
No son acaso “buenos” ideales los de la liberación femenina?
No es acaso ideal para adquirir sabiduría el pastorado femenino?
No es de buen aspecto una falda corta o una blusa con escote profundo?

A Eva no la desvió del camino correcto otro varón que la llamaba al adulterio, tampoco fueron sus impulsos que la llevaron a acabar la vida de alguien, Eva se desvió del camino por alejar sus ojos de lo que Dios había ordenado y centrar sus ojos en ella misma, en lo que su corazón engañoso anhelaba alcanzar. Bien dice la escritura que son las zorras pequeñas aquellas que echan a perder el cultivo. Cantares 2:15

Hoy me pregunto porque muchas mujeres seguimos deseando ansiosamente aquello que no se nos fue dado por orden divino, no porque no fuéramos capaces, no porque no fuésemos iguales que el varón a los ojos de Dios, sencillamente porque Dios estableció un orden y una subordinación practica para que tanto nuestras familias como la iglesia pudiesen funcionar bien, y estoy haciendo referencia al liderazgo bíblico, que fue entregado desde un principio al varón.

Hoy muchas mujeres están empeñadas en llenar la iglesia de ideas feministas, no es la iglesia la que está impactando al mundo sino el mundo el que está permeando la iglesia. La palabra es clara y a esta época ya no existe una nueva o mayor revelación que la que conocemos en la escritura, pero seguimos empeñándonos en seguir los estereotipos de mujeres “exitosas” del mundo, mientras muchos de nuestros hogares se caen a pedazos.
Cada día son más los niños que crecen solitarios o levantados por una nana, la abuela o cualquier otra persona que no fue la que Dios dispuso para que le enseñara el camino; también tenemos más esposos que llegan solos a su hogar porque su ayuda Idónea esta tan ocupada tratando de salvar el mundo, que no ha tenido tiempo de recordar que su esposo fue dado por Dios y tiene toda la prioridad en el hogar; y que decir de la cantidad de mujeres que están ansiosas de recibir un buen consejo, un abrazo, instrucción bíblica acerca de cómo llevar su casa, pero que no encuentran una sabia mujer que pueda guiarlas, porque las mujeres que conocen están abarrotadas de actividades de liderazgo y ejerciendo una labor que no les corresponde.


Mujeres nuestro ministerio es maravilloso, no permitamos que nuestros ojos se fijen ciegamente en el único árbol del jardín que Dios restringió para nosotras, el gozo de la vida está en hacer la voluntad de Dios, por eso recuperemos nuestros hogares, levantemos hijos sabios, cuidados y amantes de la Palabra de Dios, amemos a nuestros esposos, cuidemos de ellos, seamos mujeres sujetas, seamos la ayuda idónea para la cual fuimos creadas, y recordemos que hay muchas mujeres jóvenes, maduras, niñas que necesitan un buen concejo centrado en la escritura, que necesitan ser enseñadas en la Palabra, que requieren la experiencia de una mujer que ha caminado algunos pasos más en el Señor y que pueda guiarla, exhortarla y ayudarla a ver todos los hermosos árboles, flores y frutos de los que está lleno este jardín.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Sed santos porque Yo Soy Santo

"porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy santo."
1 de Pedro 1:16

El Halloween podría parecernos una festividad inocente, donde los niños juegan y se visten de sus súper héroes favoritos, donde cantan y piden dulces, pero conoces realmente el trasfondo de esta celebración?
Nosotros como creyentes, no nos abstenemos de estas celebraciones por religiosidad, o por imposición, lo hacemos porque Dios nos ha llamado a ser un pueblo diferente, que le glorifique y le sirva: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. (1 de Pedro 2:9)
Hoy quiero compartir con ustedes esta enseñanza bíblica acerca del Halloween, para que profundicemos en el concepto de Santidad y podamos enseñarles a todos nuestros niños y Jóvenes la importancia de ser cristianos radicales y fieles a la voluntad de Dios.

Bendiciones!!
PARTE 1

PARTE 2

sábado, 4 de octubre de 2014

Si tan solo tocare el borde de su manto....


(Mateo 9:20; Lucas 8:43-48; Marcos 5:24-34)
Esta es una hermosa historia narrada por los evangelios sinópticos, realmente hace mucho tiempo quería profundizar y escribir sobre ella, pero aunque encontraba que me maravillaba el amor de Jesús hacia esta mujer, no encontraba precisamente un punto de partida, pero buscando entre muchas imágenes que pudieran acompañar esta entrada, el Señor me permitió fijar mis ojos en la actitud de esta mujer, postrada a los pies de Jesús (por lo menos así es representada y esto está conforme a lo narrado en los evangelios) y allí comencé a comprender, que lo maravilloso de esta historia es como Dios fue obrando en la vida de esta mujer para llevarla a postrarse a los pies de Cristo.

Esta mujer venía sufriendo desde hacía 12 años de un flujo de sangre continuo, que aparte de ser una dolencia física terrible, muy seguramente ya había desencadenado otras complicaciones en su salud; esta enfermedad no solamente afectaba su vida física, sino que comprometía mucho más, áreas emocionales y sociales inclusive. Puedo imaginarme la tristeza de esta mujer, al no poderse casar, al saber que perdía toda posibilidad de hacerse madre y al saberse viviendo alejada y rechazada por toda su comunidad, pues su padecimiento le hacía considerarle una mujer inmunda.
Levítico 15:25 “Si una mujer tiene un flujo de sangre por muchos días, no en el período de su impureza menstrual, o si tiene un flujo después de ese período, todos los días de su flujo impuro continuará como en los días de su impureza menstrual; es inmunda” las leyes de purificación en la cultura hebrea eran muy claras, una mujer mientras tenía su periodo menstrual, debía estar apartada de la comunidad, pues todo cuanto ella tocare o usare, se haría inmundo hasta el atardecer de estos días, una vez finalizado su periodo, la mujer debía ofrecer como sacrificio dos palominos, purificarse y de esta manera reincorporarse a sus labores. Pero esta mujer no había tenido la oportunidad de purificarse durante 12 años, por tanto se hacía inmunda y su inmundicia la hacía vivir excluida de su comunidad.
Ella había invertido todo cuanto tenia, los médicos no habían podido curarla, las recetas de tradición tampoco, las supersticiones mucho menos, y ella mientras tanto veía como su vida iba cada vez peor. Cuantos nos hemos sentido así en algún momento de nuestra vida, cuando el Señor ha empezado a mostrarnos que por nuestros propios medios no podemos obtener ningún beneficio para nuestra vida, por el contrario cada vez pareciera que las cosas se empeoran más.
Pero de pronto, esta mujer recibe las mejores noticias que un ser humano puede recibir, Jesús está cerca, está pasando por su ciudad, el mensaje del evangelio comienza a hacerse cercano para esta mujer, la fe comienza a crecer en ella, ella escucha hablar de Jesús y no solamente sabe que ha sanado a muchas personas, sino que su corazón sabe, que él es el único que puede salvarla.
Esta imagen se queda grabada en mi mente y me llena de asombro y alegría, pues me remite al tiempo en el que el Señor en su misericordia comenzó a transformar mi corazón; porque esa certeza y convicción de que solo Jesús puede salvarnos, no brota de nuestro corazón pecaminoso, esa certeza se llama fe, y viene solo de Dios, como un regalo precioso al cual podemos aferrarnos.
De inmediato esta mujer sabe que tiene que tener un encuentro con Jesús, pero para ella esta era una tarea bastante difícil, primero por su condición de inmundicia que le imposibilitaba totalmente acercarse a Él y segundo, porque en la cultura Judía, era muy mal visto que una mujer hablara con un varón en la calle, así que no solamente su condición personal le impedía que ella se acercara a su salvador, sino que también su entorno le era contrario. Acaso no nos hemos visto todos en la misma situación? Nuestro pecado nos impide acercarnos libremente al Señor y nuestro entorno nos aleja cada vez más de él.
Pero Dios tenía un plan distinto, que cambiaría la vida de esta mujer, no solamente en este mundo, sino en la eternidad. Y ahí esta Jesús en medio de una multitud que casi no le permite caminar, y muy cerca de él, está la mujer, pensando que solo necesita una oportunidad, ella solo quiere acercarse y tan solo tocar el borde de su manto. Desafiando la cultura de su época y exponiéndose a perderlo todo, incluso hasta su propia vida, esta mujer se acercó por detrás de Jesús y le toco, de inmediato su flujo de sangre ceso y ella supo que estaba curada. Mateo 16:24-27
Pero no solamente ella sintió que había sido curada, Jesús sabía que dé él había salido poder, y entonces pregunto quién le había tocado, sus discípulos que le acompañaban se sorprendían entre sí, pues hacer esa pregunta en medio de una multitud que estruja y corta el paso, es algo para ellos sin sentido, pero no para Jesús, quien quería que esta mujer entendiera que su salvación venia solamente de él, no de un manto, no de sus obras, solo de su gracia y amor.
La mujer, al verse descubierta, temblando de miedo le confiesa a Jesús cómo y por qué le había tocado y él le responde las palabras más hermosas que todos anhelamos escuchar: ¡Hija, tu fe te ha sanado! Vete en paz y queda sana de tu aflicción. Y es que Jesús no solamente le había quitado ese azote que había estado acabando con su vida por 12 años, sino que había hecho pública su sanidad, ya no volvería a ser más la mujer inmunda; y lo más precioso, el regalo más grande que pudo haberle dado, fue llamarle hija y cambiar su vida para siempre, regalándole la eternidad.
Ahora entiendo cuál era el punto de partida y el final de este mensaje, ahora puedo comprender este hermoso cuadro, al ver la obra que el Señor realiza en nosotros y como nos convence de nuestra inmundicia e incapacidad para salvarnos, para que de esta manera pueda traernos a los brazos de nuestro salvador y allí, ser restaurados, amados, limpiados y recibidos como hijos.


jueves, 25 de septiembre de 2014

El tiempo se te va...



"Enséñanos de tal modo a contar nuestros días,
Que traigamos al corazón sabiduría"
Salmo 90:12

Tristemente vivimos en una sociedad que cada día tiene sus prioridades más alteradas, cada día tenemos más anuncios, enseñanzas, congresos, grupos de apoyo, charlas y demás que alimentan el YO, pensar en el otro es casi algo anticuado, ceder nuestros derechos en pos del beneficio de otro, es algo mandado a recoger, aquí lo que importa es el YO y el AHORA, slogans como "Solo hazlo"; "Porque tú lo vales", entre otros, son la muestra de lo que la publicidad y los medios quieren forjar en la mente de las personas, tu eres lo que vale, así que has cualquier cosa que te satisfaga.

Todo este bombardeo de mensajes, campañas y demás han afectado tanto la identidad de nuestras generaciones, que han convertido el matrimonio y la paternidad en algo muy distinto a lo que el Señor dispuso desde el edén.

Para muchos casarse hoy en día es sinónimo de haber perdido un tornillo, es prácticamente una decisión cuestionable, y aquellas cosas que la cuestionan no son precisamente parámetros bíblicos, sino cosas como: tienes los recursos necesarios para comprar el apartamento y el carro antes de la boda?, van a firmar capitulaciones, verdad? Debes proteger tu patrimonio, vas a casarte tan joven a los 37 años y sin haber terminado tu maestría? Ella o el tienen el nivel socioeconómico al cual estás acostumbrado?, en fin, cada una de estas excusas o cuestionamiento ponen de antemano el Yo, lo que yo quiero, lo que yo debo hacer, mis metas, mis opciones, mis planes…. Dejando de lado totalmente los intereses del otro y sobre todo la guía del Señor en decisiones tan importantes como estas.

Y si esto ocurre con el matrimonio, pensar en los miles de argumentos que existen para postergar la maternidad, o tomar la decisión de ser una mama a tiempo completo, son innumerables, casi que una madre a tiempo completo con 3 hijos en esta sociedad y en esta época es casi como un fenómeno, puede tildársele inclusive de fracasada, cómoda, o peor aún perezosa, porque este egoísta mundo exige cada día más, mujeres preparadas, competitivas pero menos madres. Y no es que tener hijos y trabajar sea un pecado mortal, de hecho somos muchas las mujeres que debemos hacerlo, pero la diferencia radica puntualmente en nuestras prioridades.

Definitivamente ser una mama que trabaja y desea ser una MADRE en todo el sentido de la palabra, para sus hijos, es un reto muy grande, exige negarse a sí misma, poner siempre a los otros como mas importantes, dejar o aplazar muchas veces el tiempo de descanso, los hobbies, el ejercicio, la lectura, en fin a casi cualquier cosa que implique un tiempo a solas o una actividad sin nuestros hijos.

Pero es allí donde la guía de la Palabra de Dios es indispensable para que dejemos el afán del mundo, para que tengamos nuestras prioridades en orden y le demos gloria a Dios con cada cosa que hagamos en nuestra vida. Y es que tenemos que saber lo importante que es formar y levantar a nuestros hijos en el temor del Señor, ser padres es talvez la responsabilidad más grande que tenemos los seres humanos ante Dios y ante nuestra sociedad, pues lo que nosotros enseñemos ahora, bueno o malo, se verá reflejado al cabo de unos 10, 15 o 20 años en nuestros hijos, pero esta semilla no se quedara ahí, nuestros hijos, nietos y biznietos darán cuenta de cada una de esas enseñanzas buenas o malas que les hayamos dejado en su vida.

Por eso, tomémonos un tiempo, hagamos una pausa, y pensemos que el tiempo que tenemos para enseñar, corregir, y formar a nuestros hijos es cada día más corto, hoy lo tienes en tus brazos y mañana ya está en el jardín de infantes y al cabo de un suspiro ya está acabando su primaria.
Por eso oremos diariamente al Señor por sabiduría para instruir a nuestros pequeños, para que nuestros días sean para su gloria, para que el afán de este mundo no nos reste el maravilloso tiempo de verlos crecer y estar junto a ellos, de poderles enseñar día a día, como tomar decisiones basadas en la palabra de Dios, como superar los conflictos apoyados siempre en oración.

La escritura esta tan llena de maravillosos pasajes que podemos usar para ilustrar diferentes situaciones de su día a día, para mostrarles a nuestros hijos como a lo largo de la historia el hombre se ha sentido, angustiado, temeroso, ansioso, como ha pecado, como se ha arrepentido y sobretodo como el Señor Todopoderoso a estado allí desde antes de la fundación del mundo y estará para siempre, para alentarnos, consolarnos, guiarnos y reconfortarnos con su palabra.

Enseñar a nuestros hijos a vivir en Fe, poniendo siempre su mirada en la eternidad, en aquello que realmente vale la pena, enseñándoles a edificar no sobre este mundo pasajero y caído, sino, en el mundo eterno y maravilloso que ha preparado nuestro Padre, es la labor más importante que tenemos como padres.

Las clases de baile, de equitación, de deportes, de idiomas y cualquier otra cosa que este agitado mundo demanda o muestra como parámetros de éxito en la crianza de nuestros hijos serán absolutamente insuficientes para formar en ellos un carácter firme, que anhele la santidad, que busque darle la gloria a Dios con cada una de sus acciones y sobretodo que marque una gran diferencia en este mundo lleno de afán y de pecado.

Solo Dios ha decidido si nuestros hijos hacen parte de su pueblo escogido, pero nuestra responsabilidad como padres siempre estará allí, pues como dice la palabra del Señor en Deuteronomio 6:
Éstos son los mandamientos, leyes y decretos que el Señor su Dios me ha ordenado enseñarles, para que los pongan en práctica en el país del cual van a tomar posesión. 2 De esta manera honrarán al Señor su Dios, y cumplirán durante toda su vida las leyes y los mandamientos que yo les mando a ustedes, a sus hijos y a sus nietos; y así vivirán muchos años……..Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
 »Grábate en la mente todas las cosas que hoy te he dicho, y enséñaselas continuamente a tus hijos; háblales de ellas, tanto en tu casa como en el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes. Lleva estos mandamientos atados en tu mano y en tu frente como señales, y escríbelos también en los postes y en las puertas de tu casa.


El mandato de Dios es claro, debemos instruir a nuestros hijos en todo tiempo, hablarles, enseñarles, mostrarles con nuestra vida misma, establecer en ellos fundamentos firmes que les permitan vivir y caminar como una familia escogida, un sacerdocio al servicio del rey, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios. Y esto para que anuncien las obras maravillosas de Dios, el cual los llamó a salir de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

CIMIENTOS DE ROCA O DE ARENA?


La palabra de Dios está llena de contrastes, sabiamente, siempre estamos viendo el ejemplo del bueno y el malo, del hijo de Dios y el hijo de satanás, de la luz y la oscuridad, de la vida y la muerte.

En el evangelio de Mateo, el Señor Jesús le relata a sus discípulos una parábola en la cual vemos un gran contraste que ilustra la situación de muchos creyentes hoy día, aquellos que tienen su fundamento en la roca y aquellos que lo han puesto en la arena. Lo complejo de este contraste es que a simple vista no podemos percibir alguna diferencia, las dos casas pueden verse aparentemente iguales, pero en el momento de la prueba, cuando llega la tormenta, allí podremos ver realmente donde estaban puestos sus cimientos.

"Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca"
"Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena"

Entonces, como saber cuales son los cimientos que sostienen nuestra fe? la respuesta es muy sencilla y la obtenemos al responder la siguiente pregunta: ¿obedeces a Dios en toda área de tu vida? obedeces su Palabra?
responder estas preguntas es muy importante, ya que la construcción de un carácter cristiano se forja en torno a la obediencia, de nada nos sirve llamarnos cristianos, si ponemos en duda la palabra de Dios y no la obedecemos.
solo un verdadero discípulo hace la voluntad de su maestro, aprende de el, desarrolla una estrecha relación que le permite conocerle, agradarle, buscarle y caminar a su lado.

Cuando nuestra vida cristiana se fundamenta en lo que sentimos, en lo que vemos, o peor aun, en lo que tenemos; estamos levantando una casa sobre la arena, pero cuando nuestra vida se fundamenta en la Palabra de Dios y en la obediencia a Cristo, sabemos que estamos edificando sobre la roca.

Solo cuando obedeces a Dios y a su palabra, es cuando realmente crees. puedes aparentar vivir una vida piadosa, tener un estilo de vida moralmente correcto, hablar y parecer un seguidor de Cristo, pero si no le obedeces podrías estar dentro del grupo de aquellos que el Señor llama hacedores de maldad, los cuales menciona en Lucas 6:46 "¿Por qué ustedes Me llaman: 'Señor, Señor,' y no hacen lo que Yo digo?" ...Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad (Mateo 7:23).


La elección de todo cristiano tiene un propósito y este es que recuperemos la imagen de Dios, como fue antes de la caída....y vio Dios que era bueno! Romanos 8:29. No podemos perder de vista que Dios no gira en torno al hombre, El gira en torno a su propia gloria, el es el Ser supremo, el creador de todo lo visible y lo invisible, quien puso las bases de la tierra y encerró el mar tras sus compuertas. El propósito de nuestra vida es glorificar a Dios, en todo momento, en todo lugar, en cada acción, cada pensamiento.
Fuimos preparados de antemano para buenas obras, si bien la salvación es un regalo que se nos da por gracia, quien entiende correctamente el plan de salvación, sabe que ha de entregar completamente su vida a Cristo, y la forma en la que debemos hacerlo es como el Señor lo manda en Romanos 12:1-2  Renovando nuestra mente, dejando atrás todo aquello que nos separaba de Dios: ira, contiendas, pleitos, celos...(Gálatas 5: 19-21) y viviendo nuestra vida conforme al Espíritu de Dios, llenándonos de: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.

Así, cuando venga la tormenta, cuando el viento sople fuerte y las olas parezcan cubrir todo aquello que ven nuestros ojos, podremos estar tranquilos, y saciarnos de esa paz que sobrepasa todo entendimiento, porque sabemos que nuestra casa no caerá, porque fue cimentada en la roca, que es Cristo, Señor nuestro.

lunes, 21 de julio de 2014

Marta, Marta, estás preocupada y molesta por demasiadas cosas...


Creo que este tema definitivamente salió del fondo de mi corazón, y me habla a mí misma de una manera tremenda, pues muchas veces el tiempo parece volverse en nuestra contra, a veces quisiera tener días de 30 horas o más, pero definitivamente si esto ocurriera, creo que no tendría forma de estar cuerda.

En este mundo posmoderno, donde el papel bíblico de la mujer se ha visto tan atacado, y donde el mismo sistema en el que nos movemos, hace que sea cada vez más complejo el poder ocuparnos de las cosas para las cuales el señor nos doto, ya que muchas veces requerimos de otro ingreso económico para nuestro hogar, entonces debemos trabajar fuera de casa, y esto hace que vivamos días llenos de caos y estrés.

Definitivamente las mujeres somos hábiles, practicas, podemos desarrollar muchas tareas, tenemos una mente mejor sincronizada que una agenda digital y nuestros dos brazos a veces parece que fueran cuatro, pero este no es el plan de Dios, él no quiere vernos atareadas, ocupadas, estresadas, con los pelos de punta, al borde de un ataque de nervios o desbordadas en lágrimas porque nuestro cuerpo, mente y corazón ya no dan abasto con tantos quehaceres y responsabilidades.

Y es que la tarea de ser ayuda idónea, madres, siervas y mujeres virtuosas, parece complicarse en este siglo 21, si nuestras prioridades no conservan el orden adecuado, y si no administramos sabiamente nuestro tiempo.

En mi caso, soy esposa y madre de un niño de 8 años,  tengo un trabajo fuera de casa a tiempo completo, una casa que atender, comida que preparar, ropa que lavar, estudio una licenciatura en teología, sirvo en mi iglesia en la escuela infantil y también tengo un sin número de proyectos que espero poder llevar a cabo; Y sé que como yo, hay muchas mujeres que también trabajan, son madres, esposas y quieren ser una mujer virtuosa como la escritura nos enseña.

Entonces, que es lo que podemos estar haciendo mal para que terminemos nuestros días, cansadas y muchas veces frustradas?

Estoy convencida que hay 2 factores determinantes en el éxito o el colapso total de nuestros días, y estos los podemos ver claramente en la conocida historia de Marta y María; estas dos mujeres nos presentan un cuadro perfecto en el que podemos ver contrastado el esfuerzo humano y el deseo de Dios, revisemos un poco la historia que se encuentra en Lucas 10:38-42:
Jesús ha llegado de visita a la casa de Marta y María, Marta muy diligente se encarga de la cena, de la limpieza, de atender a los invitados, etc. Seguramente lleva ya varios días organizando el recibimiento, ha horneado sus mejores platillos, ha puesto la mesa con sus mejores platos y la casa está llena de flores, ella corre de un lado para otro preparando todo, se encuentra un poco despeinada, cansada y agitada, pues quiere que el Señor Jesús se sienta muy bien atendido, se sienta amado y agradado; mientras tanto al otro lado del salón esta María, quieta, reposada, con una sonrisa en su rostro, escuchando atentamente las palabras del Señor, meditando, aprendiendo. De repente Marta ya no aguanta más su molestia y se dirige al Señor, Jesús por favor dile algo a María, yo estoy muy ocupada y ella no me ayuda en nada, no es justo con migo, no es correcta su actitud. 
Sabia y amorosamente Jesús le responde: —Marta, Marta, estás preocupada y molesta por demasiadas cosas, pero sólo hay algo realmente importante. María ha elegido lo mejor, y nadie se lo puede quitar.

Creo que las palabras del Señor Jesús debieron hacer eco en el corazón de Marta, tanto como lo han hecho estos últimos días en el mío.
Y es que es muy cierto, nos afanamos, preocupamos y nos llenamos de actividades que nos distraen de lo verdaderamente importante.

Estos últimos días para mi han sido muy agitados, tengo la bendición de poder tener a mi hijo en el lugar de trabajo y allí puedo ayudarle con sus tareas y demás, mientras llega el tiempo de volver a casa, pero la llegada de las vacaciones escolares trajo estrés y tensión a mis días, llegaba muy cansada a casa, malhumorada, por todo lo que aún tenía que seguir haciendo, frustrada por todo lo que había dejado de hacer y sobre todo porque sabía que no estaba cumpliendo con las cosas que el Señor nos enseña que son una prioridad.

Me sentí como como Marta, afanada, preocupada angustiada y reclamándole al señor por todas las cosas que tenía que hacer. Comencé a preguntarme a mí misma que había cambiado en los últimos días, si era un incremento en mis actividades o que podía estar causando ese estrés, nuevamente encontré la respuesta en las Palabras de Jesús, había dejado de ser una María, había descuidado mi tiempo de lectura de la biblia, mi tiempo para estudiar y meditar en la palabra, mi tiempo para orar.

Me sorprende cuán rápido pueden alterarse las prioridades y cuanto trabajo nos cuesta retomar el orden de las cosas; basta solamente con uno o dos días en los que el Señor deje de ser nuestra máxima prioridad para que empecemos a experimentar una pesada carga, una inmensa fatiga, es como si nos faltara el aire, como si viviéramos 24 horas bajo el agua, tratando de tasar el poco oxigeno que nos queda.

Esta es entonces, nuestra primera enseñanza de este relato de la Escritura, el factor principal o determinante para vivir nuestros días llenas de gozo y tranquilidad, es precisamente comenzarlos y vivirlos como lo hizo María, a los pies de Cristo, por nada del mundo descuidemos nuestro tiempo de estudio, nuestra oración, nuestros momentos a solas con Dios y con su Palabra, creo que ninguna de nosotras se lanzaría a mar abierto a bucear sin haber cargado previamente su tanque con oxígeno.

El segundo factor importante que no podemos descuidar, se deriva precisamente del primero, ocupémonos de las cosas que son importantes, escojamos sabiamente que cosas debemos hacer, aprendamos a decir no y llenemos nuestra agenda teniendo en cuenta el orden de Dios y el propósito para el cual fuimos creadas, si bien en ocasiones no hay otra opción más que trabajar fuera de casa, hagamos esas tareas en excelencia pero sin que se conviertan en una carga o en un afán para nuestra vida, recarguemos nuestro tanque de oxígeno tanto como sea posible y al llegar a casa no olvidemos que estamos llegando al lugar que el Señor nos ha mandado a guardar y a cuidar, hagamos del camino a casa un tiempo de preparación y refrigerio para nuestro corazón, si vamos en el carro podemos escuchar alabanzas, si vamos en el autobús podemos leer nuestra biblia o un libro de bolsillo, también podemos aprovechar ese tiempo para orar y meditar en ciertos pasajes de la escritura.

Mi concejo es que aprovechemos ese tiempo tanto como sea posible, para no llegar fatigadas, cansadas y malhumoradas a casa, recordemos que allí precisamente es donde comienza nuestra tarea verdaderamente importante y relevante, no le neguemos a nuestra familia los abrazos y las sonrisas que necesitan, hagamos cada una de las cosas que nos correspondan con amor, sabiendo que estamos ocupándonos en servir al Señor de esta manera.

Recordemos siempre que aunque Marta quería agradar al Señor lo estaba haciendo de la manera incorrecta, pues lo estaba dejando a un lado, de manera que vivamos nuestros días, que parecen diseñados para Marta, con el corazón y la sabiduría de María, ocupándonos de lo verdaderamente importante: vivir a los pies de Cristo con los ojos puestos en nuestro camino eterno.

martes, 1 de julio de 2014

Contra ti, contra ti sólo he pecado

El salmo 51 fue escrito por el Rey David, después de haber sido confrontado por el profeta Natán, por el adulterio cometido con Betsabe y el posterior asesinato de su esposo, Urías.

Cada vez que nos referimos al rey David, vienen a nuestra mente su fortaleza, su valentía para derrotar a Goliat, su relación cercana con Dios, la promesa mesiánica que vendría a través de su linaje y su distintivo más conocido: un hombre conforme al corazón de Dios. Pero este hombre que con una simple ojeada a la biblia podría parecernos perfecto, fue un ser humano como nosotros, débil, pecador y necesitado de la gracia de Dios.

En el libro de 2 de Samuel, se nos relata el horror del Pecado de David, pero en el Salmo 51 podemos ver como se derrama el corazón de este hombre ante Dios, clamando perdón y restauración para su ser.

Debemos reconocer como David, que el pecado es como una mancha de petróleo que se extiende en el mar, es densa, y causa mucho daño, no solo a nosotros mismos sino a todo nuestro entorno; es una mancha difícil de quitar, de limpiar totalmente, todo lo altera y aunque podamos ver con nuestros ojos la imagen del desastre en la superficie, las consecuencias de este a profundidad siempre serán mucho más devastadoras.

Hoy podremos ver como el Señor a través de su Palabra en el Salmo 51 nos enseña cual es la correcta actitud que debemos asumir ante el pecado para ser restaurados:

1.       1. Reconocer que cualquier pecado es un acto de rebelión contra Dios

Un primer paso en el camino hacia el arrepentimiento es reconocer nuestra culpa, nuestra falta, y entender que este pecado ha sido principalmente contra Dios, esto fue lo que reconoció David cuando el profeta Natán fue a confrontarlo por su pecado, el profeta reconvino a David a través de una parábola que describía perfectamente el pecado atroz que él había cometido, allí no hubo lugar para buscar culpables, ni para auto justificaciones. Tú eres ese hombre! menciono el profeta, a lo que David reconoció: Contra ti, contra ti solo he pecado.

El Señor abrió los ojos de David en ese momento y le permitió ver y reconocer la magnitud de su pecado, jamás podemos olvidar que Dios todo lo ve, no hay lugar alguno en el que podamos escondernos u ocultarnos de Él. Salmo 139

2.     2. Debemos reconocer que hemos nacido pecadores y necesitamos de su Salvación
Entender que hemos nacido pecadores como lo hizo David, y que estamos imposibilitados para obtener la salvación por nuestros propios medios u obras, nos permite tener una actitud de sincera humillación ante Dios, por eso cuando tenemos la oportunidad de vernos pecadores, podemos tener la certeza de que es solamente Dios quien ha puesto esa sabiduría en nosotros, ya que ese convencimiento de pecado es como un primer paso que realiza Dios en nosotros para comenzar a ejecutar su gloriosa obra de redención, pues él nos limpia, justifica y olvida nuestras transgresiones.

3.     3. Clamar al Señor por su misericordia y perdón, pues solo así podemos tener la certeza de que su respuesta será su Santo Espíritu.

Dios mismo nos da su Santo Espíritu para que more en nosotros  y nos ayude a perseverar en este caminar a su lado, por eso podemos estar seguros siempre de que nada ni nadie nos alejara de su amor y que jamás podremos caer de su mano. Romanos 8:35-39; Juan 10:28-29. A través de todo nuestro peregrinar, Dios mismo nos ira moldeando, puliendo, formando e ira renovando nuestra mente a través de su Palabra.

El Espíritu Santo es nuestro sello, es la garantía en nosotros del cumplimiento de todas las promesas del padre; esa es la fuente de nuestra paz y nuestro gozo, ese debe ser el fundamento sobre el cual podemos edificar seguros nuestra vida, porque solo allí sabremos que a pesar de la tormenta, ese gozo y esa paz que nos brinda la certeza de la vida eterna nos mantendrá firmes en la roca que es Jesucristo mismo.

4.      4. Debemos entender que Dios no quiere sacrificios, obras o penitencias, él quiere un corazón contrito y humillado.

Dios no quiere de nosotros penitencias, ofrendas, obras o sacrificios, lo que él quiere de nosotros es un corazón humilde y quebrantado, un corazón que dependa entera y completamente de Él, un corazón que no busque lo suyo, que no anhele otros placeres, un corazón que se deleite en cumplir la obra que el Señor nos ha encomendado: Darle honor y gloria con nuestro existir.

El anhela que le busquemos y le conozcamos realmente, y esto solo lo podemos hacer a través del estudio de su Palabra; ella debe ser nuestra guía, nuestro fundamento, nuestro consuelo y nuestra esperanza.

5.      5. Debemos saber que el Propósito de nuestra redención es la Gloria de Dios y la expansión de su reino.

Dios nos ha devuelto la vida, nos ha permitido nacer de nuevo y llamarle Padre, por eso debemos buscarle diaria y constantemente, tanto como buscamos, anhelamos y necesitamos del aire para respirar. Llenos de El debemos cumplir nuestra gran tarea: “Enseñar tus caminos a otros pecadores, y estos culpables, como yo se arrepentirán y volverán a ti” Salmo 51:13

De la misma forma en la que en una emergencia aérea se nos pide que primero tomemos nuestras máscaras de oxígeno y respiremos profundamente antes de ayudar a otros, de esa misma manera debemos actuar en nuestra vida, toda palabra, todo tiempo de oración, todo estudio, deben hacerse vida en nuestra vida primeramente, para luego compartirlo a otros, jamás podemos emprender una tarea sin antes habernos saciado del aire puro y fresco que nos da el Señor.

David, reconoció su pecado, se arrepintió y clamo por la restauración de Dios, una vez entendió que había sido perdonado se dispuso a cumplir la gran comisión, a testificar de la obra maravillosa del Señor y a vivir conforme a sus preceptos.

Aprendamos de la vida de este varón y dejemos de buscar culpables o justificar nuestras faltas, el pecado empaña nuestra relación con Dios, es una afrenta contra El, por eso cuando fallemos no perdamos tiempo en buscarle y humillarnos ante El, gocémonos en su perdón y anhelemos su sabiduría para vivir glorificándole.


lunes, 23 de junio de 2014

LA CULPA NO ES MIA

Y la mujer le respondió: —La serpiente me tendió una trampa. Por eso comí del fruto. Génesis 3:13b
Me maravilla ver las innumerables enseñanzas que el Señor tiene para nosotros en un libro tan grandioso como el génesis, así que encuentro que es muy importante volver a él una y otra vez, porque en el génesis  encontramos nuestra historia,  nuestro pasado, nuestro origen. El tema de esta entrada surge de las primeras respuestas dadas por el hombre al caer en el edén.

Recientemente he estado tratando de explicarle a mi hijo de 8 años, la importancia de reconocer su pecado, de no buscar excusas o culpables cuando falla en algo, sino examinarse a sí mismo para que pueda ver que la falla surge de él; no ha sido una tarea fácil, pues siempre encuentra alguna razón para justificarse o sencillamente se enoja conmigo, porque quiere que compartamos la culpa, no le gusta sentir que él es el único culpable de su pecado.

Esto me ha puesto a meditar mucho sobre el tema, además de llevarme a buscar en la escritura como mostrarle que el pecado nace de nosotros mismos, y que la forma en la que podemos corregir nuestros actos y enderezar el camino es reconociendo ese propio pecado y llevándolo ante Dios en arrepentimiento, para que sea El quien nos limpie y transforme.
De manera que volvamos una vez más al génesis y remontémonos a ese crucial momento en que el Señor se dirige a Adán y a Eva para indagar (lo que Él ya sabía por supuesto) por su falta:
—Le preguntó Dios—. ¿Acaso comiste del fruto del árbol que te prohibí comer?  El hombre respondió: —La mujer que tú me diste por compañera me  dio del fruto del árbol. Por eso me lo comí. Dios se dirigió entonces a la mujer, y le dijo: ¿Qué es lo que has hecho? Y la mujer le respondió: —La serpiente me tendió una trampa. Por eso comí del fruto.

Tanto Adán como Eva responden de la misma manera, cada uno encontró un culpable lejos de sí mismo, Adán culpo a Eva, y en cierta forma también culpo a Dios, pues su expresión es un tanto irónica, la mujer que tú me diste…Eva no se queda atrás y también como un acto reflejo acusa a la serpiente.

Si vamos un poco más atrás en el relato de génesis 3 vemos como una vez que el hombre y la mujer pecan, sienten un profundo temor de Dios, reconocen que están desnudos, buscan como cubrirse y ante la confrontación, sencillamente buscan una justificación o un culpable.
Si lo comparamos con nuestra propia vida vemos que no estamos muy lejos de esta escena del edén que cambiaría por completo el desarrollo de la humanidad; sabemos que en todo lo largo de nuestra vida aun conociendo de Dios, estaremos caminando hacia la santidad, pero en medio de ese caminar seguiremos cometiendo faltas y pecando, ya no como quien practica el pecado, pero si como parte de nuestra condición humana, hasta que llegue el momento de estar en su presencia.

Entonces de donde viene el paralelo que estoy haciendo de ese momento en el edén? Pues sencillamente, en que hoy, miles de siglos después, seguimos reaccionando de la misma manera, nos dejamos seducir de nuestras propias concupiscencias, pecamos, y nuestra reacción inmediata no es buscar a Dios, sino muchas veces huir de él y cubrir nuestras faltas, ya no con hojas de higuera sino con excusas, justificaciones y diversas situaciones, echando la culpa sobre otros para poder auto justificarnos y ponernos en una posición más cómoda, como por ejemplo, la posición de víctima.

Y realmente no es fácil salir de esa postura, podemos mantenernos allí mucho tiempo, años inclusive, permitiéndole a nuestra mente armar toda una historia de drama alrededor nuestro, que nuble por completo la causa real de la situación, para que no podamos confrontarnos con el pecado, arrepentirnos y por el contrario seguir encadenadas.

Recuerdo que por muchos años esas hojas de higuera cubrieron mis ojos y me llevaron a vivir una vida distante de Dios y sumida en mi propio pecado que crecía cada vez más, siempre encontré una razón para justificarme, un culpable al cual señalar, una historia que encajara perfecto en mis falencias, para de esta manera mirarme a mí misma como una pobre víctima y quedarme allí navegando indefinidamente en ese mar de excusas.

Solo cuando por la misericordia y gracia del Señor, él me permitió ver el horror de mi pecado, pude comenzar a entender que cada uno de los pasos equivocados que di en mi vida fueron mi decisión, cada cosa terrible broto de mi engañoso corazón. Ese día sin dudar, pude verme absolutamente necesitada de la salvación de Dios, incapacitada del todo para hacer algo por mí misma.

Pero fue allí en ese momento en el cual pude abrir mi corazón en arrepentimiento ante Dios, El comenzó a trabajar en mí y gloria a Dios ese proceso no se ha detenido aun hoy después de 10 años. Pero no podemos creer que esta es una condición que solo ocurre antes de conocer del Señor, de ninguna manera, pues no podemos olvidar que el pecado seguirá acechándonos.
Por eso es importante que reconozcamos cada vez con mayor agudeza cuando estamos pecando, para que seamos más sensibles a la voz del Espíritu Santo en nuestras vidas y podamos expresar sinceramente como el salmista: Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón;    ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino,    y guíame por el camino eterno. Salmo 139:23-24
Lograr reconocer cuando hemos pecado así sea de manera “sutil” (aunque no hay pecado pequeño ni sutil) nos permitirá volver prontamente a Dios para pedirle restauración, el salmo 51 es una clara muestra de un corazón humillado ante Dios, que reconoce su condición de pecado y clama por la guía del Espíritu Santo en su vida y por el perdón y misericordia de Dios.

Mi invitación de hoy es que reflexiones en el salmo 51 para que podamos analizar en la próxima entrada cual es la forma correcta de enfrentarnos a nuestras fallas y pecado a la luz de esta porción de la escritura.