miércoles, 8 de marzo de 2017

¿Qué tenemos para celebrar el día Internacional de la Mujer?



¿Hoy el mundo entero (o por lo menos gran parte de él) celebra el día Internacional de la mujer, pero realmente qué es lo que se celebra?
En 1910, se celebró en Copenhague la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas con el objetivo de promover la igualdad de derechos de las mujeres, incluido el del sufragio universal. Fue en esa conferencia, a la que asistieron más de 100 mujeres de 17 países distintos, donde se propuso y aprobó por unanimidad que se celebrara el Día de la Mujer Trabajadora el 8 de marzo, a petición de Clara Zetkin, una destacada activista alemana. Así, se celebró por primera vez el 8 de marzo de 1911[1]

¿Por qué se eligió esa fecha?
se decidió que fuera en esta fecha y no en otra para honrar la memoria de aquellas que lucharon por los derechos de todas. El 8 de marzo de dos años diferentes tuvieron lugar dos huelgas que marcaron la historia y la segunda acabó con 120 mujeres muertas devoradas por las llamas de la fábrica en la que trabajaban y en la que las habían encerrado.[2]

 Hoy veo innumerables anuncios, tarjetas, post en Facebook, donde se recalca la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, hay montones de campañas, para pintarse la cara, otras por el contrario para salir sin maquillaje, las redes ondean hoy su bandera de feminismo en la que la protagonista es la imagen de aquella mujer enseñando sus músculos con una pañoleta en su cabeza.

Todo esto lleva a preguntarme, ¿Realmente hay algo que celebrar el día de hoy? (O por lo menos a la manera que lo celebra el mundo)
Si como mujeres nuestro anhelo es la igualdad con los hombres estamos perdiendo mucho de lo que somos, del propósito con el cual fuimos creadas, porque no somos iguales, ni debemos serlo.  Somos maravillosas y perfectamente diferentes, pues hombre y mujer complementan perfectamente la imagen de Dios en la humanidad.

Hombres y mujeres somos iguales ante Dios, tenemos los mismos derechos, Él nos ve como iguales, (Gálatas 3:28) pero no podemos malinterpretar esta igualdad ante Dios en su plan de redención, pensando que no tenemos roles y funciones diferentes diseñados específicamente por Dios.

El mundo en su desenfreno y en su afán por borrar a Dios del panorama se ha encargado de bombardearnos con ideas que vienen desde pensar que no nacemos hombres o mujeres, sino que esta es una construcción social; a pensar que cada uno puede elegir su identidad sexual.

Muchos tildan la Biblia de machista, tachan a Pablo de misógino, pero están absolutamente fuera de todo contexto, pues no hay un libro que destaque, resalte y elogie más el papel de la mujer que la Escritura, sin embargo no debemos olvidar que el pecado trajo consigo la malinterpretación de los roles, las tensiones entre los géneros y todas aquellas disonancias que generan tanto dolor en nuestra vida.

Dios nos ha dado un valor incalculable; desde el mismo momento de la creación, vemos el sublime propósito con el que fuimos creadas: creadas, para complementar, para ayudar; fue Dios mismo quien nos dio el honor y responsabilidad de ser dadoras de vida,  Él se encargó de dotarnos de ternura, de sensibilidad, de inteligencia, de tenacidad, Él nos hizo lo que somos.
Por esa razón pienso que hoy no podemos celebrar a la manera que lo hace el mundo, para ser sensatos hay muy poco que celebrar, pues las mujeres en este siglo nos hemos alejado en gran manera del modelo bíblico de la feminidad, como leí por ahí: “No podemos confundir feminidad con feminismo”.

El feminismo es destructivo, promueve a una mujer que aborrece al hombre, que busca pisotearlo, promueve a una mujer que reniega de su maternidad y que exige como su derecho el asesinato de una vida de la cual ella es responsable, el feminismo promueve una igualdad de derechos en los cuales se desprecian los roles que Dios ha diseñado en el hogar, en la iglesia y en la sociedad.

Así que hoy más que nunca nosotras como mujeres cristianas debemos mostrarle al mundo cual es la verdadera imagen de la mujer, nuestra vida debe ser testimonio vivo del gozo que produce vivir bajo el diseño de Dios, seamos esas mujeres que describe el apóstol Pedro en su carta: (1 Pedro 3:6–5) Mujeres que se visten con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios. Mujeres que ponen su confianza en Dios y que aceptan y viven a plenitud el diseño dado por Dios para ellas.

Recordemos hoy que nuestra fortaleza no está en nuestra fuerza, está en Dios, recordemos que no necesitamos gritarle al mundo lo capaces que somos, pues sabemos que fuimos creadas a imagen de Dios, recordemos hoy que nuestra más grande empresa no es un cargo o una compañía que desaparecerá en el tiempo, nuestra más grande empresa y nuestro más ambicioso proyecto siempre ha de ser un hogar que glorifique a Cristo, levantar hijos temerosos del Señor y ser esa ayuda idónea que construya un matrimonio capaz de reflejar el amor de Cristo por su iglesia.

¡Vivamos para Cristo mis amadas hermanas, en Él y solo en Él hayamos la verdadera y perfecta libertad!
¡Si vamos a celebrar algo que sea nuestro diseño Divino!



[2] http://www.antena3.com/noticias/sociedad/que-dia-internacional-mujer-celebra-marzo-todos-anos-historia-pasa-reivindicacion-lucha-muerte_2017030858bfb8d00cf209599683ebce.html