lunes, 27 de noviembre de 2017

SIENDO UNA MUJER BONDADOSA



20 Alarga su mano al pobre, Y extiende sus manos al menesteroso.

La Mujer de Proverbios 31 es una mujer que definitivamente vive la gracia, no se centra en ella misma y sus necesidades, sino que se da a otros, esta mujer tiene compasión hacia el pobre y el necesitado, ella muestra su compasión con actos concretos de misericordia, ella ama al prójimo no solamente de labios para afuera sino con su hechos y verdad, a la manera que Juan nos insta a amar a nuestro prójimo: Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. 1 Juan 3:17-18

Las mujeres a lo largo de la historia nos hemos caracterizado por nuestro carácter ayudador, por tener esa sensibilidad que es pronta para identificar quien tiene una necesidad, nuestros brazos se han hecho para abrazar, nuestras manos para acariciar y proteger.
Muchas veces como mujeres nos quejamos de que no hay muchas cosas que hacer en la iglesia o ministerios en los cuales podamos servir, pero olvidamos el ministerio de misericordia que es uno de los más importantes, no importa si en nuestra iglesia está definido como tal, puesto que actos de misericordia podemos tener con muchas personas, visitar a los enfermos en clínicas u hospitales, extender nuestras manos para ayudar a una madre soltera o primeriza, acoger niños que requieren un hogar de paso, apoyar obras, dar un plato de comida a aquel que lo necesita, muchas veces tenemos tan cerca personas que requieren de nuestra ayuda pero pasamos de largo.
Te has preguntado alguna vez si la persona que a diario te abre la puerta en el edificio desayuno? Si tuvo quizás un almuerzo medianamente balanceado? Que haces cuando cambias tus muebles o tu ropa? Los vendes? No nos ha dado mucho el Señor para poder compartir a otros? ¿No es ese acaso el propósito de ser prosperados?

“El pueblo de Dios debe tener un corazón compasivo para los que son física y materialmente pobres y necesitados. En la ley, Dios dijo a los israelitas que los rebuscos de sus viñas y campos deberían ser dejados para los pobres de la tierra (Lv. 19:10; 23:22). La mujer piadosa de Proverbios 31 obedece fielmente el mandamiento: “Porque no faltarán menesterosos en medio de la tierra: por eso yo te mando, diciendo: abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra.” (Deut. 15:11). En Prov. 31:9 los creyentes ya habían sido animados a abogar por la causa de los pobres. En Proverbios 14:21 se pronuncia una bendición sobre los que muestran compasión por los pobres y les ayudan: “Peca el que menosprecia a su prójimo; mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado.”

Al estudiar esta palabra hebrea que se traduce como “pobre” en Proverbios 31:20, me sorprendí al ver que se usa para nuestro bendito Señor Mismo durante los días de Su humillación: “Alégrate mucho, hija de Sion: da voces de júbilo, hija de Jerusalén, he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna” (Zacarías 9:9). La palabra “humilde” es la misma palabra “pobre” en Proverbios 31:20. Recordamos la asombrosa condescendencia de nuestro Señor: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (2 Corintios 8:9).

La palabra “menesteroso” al final del versículo 20 significa “uno que está en necesidad, en carencia; que le falta algo.” Cuando a una persona le faltan las necesidades básicas materiales como alimento y vestido, entonces es considerada pobre, luego la palabra es un sinónimo de pobre.                                                                                                                                                                                                   
El principal pasaje del Antiguo Testamento que instruye a los israelitas en cuanto a sus responsabilidades hacia los pobres y menesterosos se encuentra en Deuteronomio 15:7-11: Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite.  Guárdate de tener en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: cerca está el año séptimo, el de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado. Sin falta le darás, y no serás mezquino de corazón cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas. Porque no faltarán menesterosos en medio de la tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra.
Nótese que no debían cerrar su mano, sino abrir ampliamente su mano a la persona pobre (v.7,8,11), tal como la mujer piadosa alarga su mano al pobre y extiende su mano al menesteroso (Prov.31:20).

Cuando consideramos hoy nuestra responsabilidad hacia el pobre (ver 1 Juan 3:17-18), es necesario ser cauteloso. No seas incauto. Un hombre puede estar pidiendo dinero para comprar alimentos y luego lo gasta en alcohol. Otro puede pedir dinero para medicinas y usarlo en un hábito pecaminoso y malo. Se pueden usar diferentes métodos para ayudar. Por ejemplo, si una persona está realmente con hambre y crees que es apropiado ayudar, puedes sentarte con ella en un restaurante. Mientras se sirve su comida, tendrás la oportunidad de compartirle el evangelio. No estarás solo satisfaciendo su hambre física, sino estarás también proveyendo oportunidad para el alimento espiritual, lo cual es su mayor necesidad. Si es realmente necesario reparar el coche, no le des dinero al hombre que puede usarlo de mala manera, sino dale el dinero al mecánico. Procura que el dinero sea usado debidamente. Se necesita discernimiento. A veces lo correcto es no dar nada de dinero.

Hay gente que acostumbra rondar por las iglesias buscando dádivas y ayuda financiera. Apoyar esta clase de comportamiento no ayudará a la larga para que la persona sea responsable. Después de haberse aprovechado de ti, esa persona irá a otra iglesia. No queremos apoyar la irresponsabilidad.

Debemos recordar también que proveer para las necesidades físicas y materiales de una persona no resuelve su principal problema. Si damos a una persona casa, vestido y alimento durante toda su vida y luego muere y va finalmente al lago de fuego, ¿qué habremos hecho por esa persona?  Cuánto mejor es apoyar agencias misioneras centradas en Cristo que tienen misioneros que están preocupados por las necesidades materiales de los pobres, pero que están más preocupados por sus necesidades espirituales y eternas.
Quiera Dios darnos mucha sabiduría y discernimiento para saber cómo ayudar mejor a las personas con las que Dios nos pone en contacto.[1]


[1] http://www.middletownbiblechurch.org/spanish/homefam/prov31.htm