martes, 4 de abril de 2017

¿Dónde está Dios cuando el mundo colapsa?


¿Dónde está Dios cuando el mundo colapsa?

 Esta semana dos noticias terribles han estremecido mi corazón, en mi país, en la ciudad de Mocoa una avalancha provocada por la creciente de 3 ríos sorprendió a sus habitantes en la noche del viernes 31 de marzo y arraso con más de 3 barrios (colonias) llevándose todo a su paso. Hasta el día de hoy el saldo de víctimas asciende a unas 274 personas fallecidas y más de 400 personas desaparecidas. El panorama es desolador en la zona, solo se pueden ver piedras, palos y un lodazal que lo cubre todo; en los rostros de la gente se ve la preocupación, la tristeza la soledad y el dolor.

Hoy 04 de abril apenas 4 días después de este terrible desastre natural, la maldad humana vuelve a estremecer mi corazón con la noticia del ataque químico a Siria en la ciudad de Jan Shiejun donde hasta ahora se reportan 58 muertes y más de 170 personas heridas, las imágenes son escalofriantes.

¿Acaso el mundo ya no ofrece un lugar tranquilo para sus habitantes?

Países como Francia, Inglaterra y Rusia viven ahora el miedo y la amenaza que produce la incertidumbre de no saber dónde Isis perpetrara su próximo ataque, si bien nosotros como colombianos nos “acostumbramos” a vivir en medio de las bombas producto del narcotráfico, las incursiones guerrilleras y el sonar de las balas que produce la delincuencia común en nuestras ciudades, tal vez en nuestra mente se alzaba la bandera de un lugar mejor al que en algún momento podríamos acudir, en el que dejáramos de vivir con esa constante zozobra.

Tristemente al mirar el mundo el día de hoy puedo entender que no existe tal lugar, entonces podríamos preguntarnos, donde esta Dios mientras la naturaleza colérica muestra su furia, donde esta Dios cuando la maldad parece tomar el control de nuestra historia? ¿Se ha ido, se ha alejado?

La respuesta a esta pregunta puede no ser muy fácil de comprender, pero es una respuesta contundente: ¡Dios está en control!

Pero entonces una vez más las noticias y las imágenes de los periódicos confunden nuestra mente, pues nuestros ojos solo pueden ver destrucción, entonces es allí donde nuestro corazón debe aferrarse a la certeza que nos da su Palabra y donde debemos recordar las palabras del Señor Jesús: En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:33

Desastres como estos hacen que nosotros como creyentes recordemos que nuestro anhelo no debe ser el de migrar a un país más tranquilo o con más oportunidades, porque mientras estemos de paso por este mundo sufriremos la aflicción que conlleva vivir en él. Nuestro anhelo debe ser el regreso de nuestro Señor por su Iglesia, y allí es cuando surge otro interrogante, ¿realmente anhelas el regreso del Señor o estas demasiado acomodado en este mundo?

No podemos olvidar que vivimos en un mundo caído, un mundo cuyos hilos invisibles son movidos por el pecado, el hombre destruye la naturaleza sin piedad, buscando su propio beneficio, buscando riquezas que no serán suficientes para detener una avalancha. El hombre en su incesable búsqueda de poder arrasa con todo a su paso, sin importar la vida de sus semejantes.

¿Hay algo bueno entonces en un hombre sin Dios? No, no lo hay. Por nosotros mismos nada bueno podemos hacer, la Palabra del Señor es clara en decirnos una y otra vez que estamos muertos en nuestros delitos y pecados (Romanos 3:23; Efesios 2:1; Colosenses 2:13) entonces cual es la solución a la crisis en la que está el mundo actual? ¿Mejores gobernantes, leyes más estrictas sobre el calentamiento global, un tratado de paz?

Ninguna de esas opciones es una solución que pueda cambiar el mundo.

¿Entonces qué debemos hacer nosotros como cristianos ante estas tragedias y ante la incertidumbre que produce el vivir en este mundo?

Nosotros no debemos escatimar esfuerzos en cumplir nuestra gran comisión: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” Mateo 18:19-20

Debemos llevar el mensaje de salvación al mundo, debemos recordarles que todo hombre sin Dios se encuentra en una condición deplorable.
Debemos recordar nosotros mismos, que nuestra verdadera ciudadanía es celestial y que Dios está en control de todo aquello que ocurre en el mundo, debemos recordar que Dios no es autor del mal, pero que por el contrario el corazón del hombre solo maquina maldad.

Debemos anhelar que nuestro Señor regrese, y que cuando vuelva nos encuentre haciendo aquello para lo que nos salvó, Vivir para ser sus testigos y vivir para su Gloria.

He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo

Confiad, Yo he vencido al mundo