Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan 1:14
Llega la época de la
navidad, de festividades, de celebración de nuevo año y demás… Pero realmente
sabes que estas celebrando y festejando?
Esta pregunta llega a mi
tras un interrogante que me expone mi pequeño hijo: Mami si no todos tienen su
fe puesta en Jesús y la navidad es la celebración de su nacimiento, entonces
por que todo el mundo lo celebra?
Realmente fue una pregunta
muy profunda para venir de un niño de 8 años, y eso me puso a reflexionar mucho
sobre el significado de estas festividades.
En la red también se
escuchan muchas voces respecto a si debemos o no celebrar la navidad, y pienso
que como Cristianos no está mal tener esta celebración, siempre y cuando
estemos siendo conscientes de lo que estamos festejando.
El pueblo
judío espero por muchos años la llegada del Mesías, desde Génesis 3 vemos como
esa se convierte en la columna vertebral de la Escritura, Miqueas 5:2-5 es una
gran profecía acerca de su llegada, ansioso esperaba el pueblo generación tras generación
que el heredero de David por fin llegara a reinar, pero aunque todos le
esperaban, solo pocos le reconocieron, los demás le crucificaron.
Y que
hay de diferente de ellos a nosotros?, si prácticamente en todo el mundo
occidental estamos en esta época celebrando el nacimiento de Jesús, en países como
Colombia se celebran las conocidas “novenas” que son más una tradición católica,
donde durante 9 noches consecutivas a partir del 16 de Diciembre se reúnen las
familias y los amigos a compartir y a rezar una serie de oraciones que ya son conocidas prácticamente
de memoria; esta serie de oraciones o lecturas, tienen como fin narrar los
acontecimientos desde la anunciación a María hasta el nacimiento del niño en Belén,
todos las recitan, todos cantan, todos comen…
Pero,
es consciente la gente de lo que está leyendo, repitiendo y haciendo?, como
dice mi pequeño, todos celebran pero no todos tienen su confianza puesta en El,
todos le “conocen” pero pocos tienen una verdadera relación con El.
Y es
que esta época se ha visto ampliamente bombardeada por el consumismo, el
desenfreno, por la moda de último año, los regalos, las comidas, las
invitaciones, el licor y las celebraciones, que nada tienen que ver con lo que
estamos celebrando.
Esta, debería
ser una época de reflexión, de oración, de suma gratitud y alabanza al Señor
por haberse despojado de todo y haber venido a la tierra a hacerse hombre para
darnos salvación Filipenses 2:6-8
Si eso
es lo que realmente tenemos en nuestra mente y en nuestro corazón, entonces
esta es una época oportuna para enseñarles a nuestros hijos toda esta maravillosa
y gran verdad, es una época para hablarle a nuestros amigos y vecinos de cuan
maravilloso es el Señor que nos amó sin merecerlo y se entregó por nosotros, es
una época para recordar que Cristo dio su vida para reconciliarnos con el
Padre, y a través de esa reconciliación, hoy gozamos de regalos inmerecidos
como llamarnos hijos de Dios, como el haber recibido un corazón de carne
sensible a su voz, tener al Espíritu Santo de Dios habitando en nuestro ser,
tener la Escritura en nuestras manos y a través de ella, tener toda la revelación
necesaria acerca de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Son
muchos los regalos que recibimos sin merecer por parte del Padre, nacer de
nuevo sin duda es el mayor de todos, y poder tener la certeza de que le veremos
en la eternidad es nuestro aliento.
Así que
no vivamos estas fechas como los paganos, seamos luz que brilla y refleja a
Cristo, seamos esa sal que no permite que su derredor se descomponga, seamos la
imagen de Cristo para otros, hablemos de Él, entonemos himnos, leamos la
Palabra, enseñémosle a nuestros hijos que la verdad de la navidad no es un
hombre barbudo y vestido de rojo que les da regalos, No! la verdad sobre la
navidad es que celebramos la encarnación de nuestro buen Dios, un Dios Santo,
Santo, Santo que se hizo hombre, habito entre nosotros y murió por nosotros
para darnos el regalo más grande que podemos recibir, la Gracia de haber sido
escogidos inmerecidamente para ser sus hijos, para conocerle, exaltarle y
sobretodo Glorificarle.
Este es
un excelente tiempo para evangelizar, para acercarnos a las personas, para
restaurar relaciones lastimadas, para pedir perdón, para perdonar, para amar;
es un excelente tiempo para que muchos puedan escuchar el verdadero mensaje de salvación,
no temas confrontarles, que celebran? Que conocen? Saben que realmente ninguna “buena
obra” les llevara a Dios? Saben que somos absoluta y perversamente pecadores y
que estamos destituidos de la Gloria de Dios?...
NO es
un mensaje fuerte, es un mensaje absolutamente necesario, porque nuestra tarea
es serle testigos.
Así que
no nos sumemos a este mundo, vivamos y mostremos que es una verdadera Navidad.
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