lunes, 24 de agosto de 2015


EL PRINCIPIO BÍBLICO DE LA IMAGEN DE LA MUJER DE DIOS

Este es un tiempo en el que tristemente el mundo ha permeado ampliamente la iglesia, los roles establecidos por Dios se han violado al son de la modernidad y el cambio de los tiempos, como si la escritura fuese un libro que debiera ser actualizado conforme al paso de los años.

Mucho se ha discutido sobre el papel de la mujer en la iglesia y la familia, pero hoy quiero hacer énfasis en un aspecto que no pierde vigencia en el tiempo, y es el principio moral que nos ofrece la escritura sobre nuestra forma de vestir, como debe verse una mujer cristiana? acaso no es importante que se vea una amplia diferencia entre el vestir, de una no creyente y de una mujer que profesa tener a cristo como Señor?

Por eso hoy quiero compartir este breve fragmento del comentario a las epístolas Paulinas que realizo Juan Calvino, pues aunque su lenguaje pudiese sonar un poco crudo es actual y real, en cuanto a la imagen que debe proyectar una mujer Cristiana:

"En cuanto a las mujeres, quiero que ellas se vistan decorosamente, con modestia y recato, sin peinados ostentosos, ni oro, ni perlas ni vestidos costosos. Que se adornen más bien con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan servir a Dios" 1 de Timoteo 2:9-10 NVI


Pablo trató de aprovechar la oportunidad para corregir un vicio al cual casi todas las mujeres se inclinan, ya que en Éfeso, siendo una ciudad de mucha riqueza y mercaderías, abundaba especialmente. 
El vicio es el de la excesiva avidez y deseos de vestirse lujosamente. Él desea, pues, que su forma de vestir sea regulada por la modestia y la sobriedad; porque el lujo y los gastos inmoderados emanan de sus deseos de exhibición, ya sea por causa del orgullo, o por haberse apartado de la castidad. 
Y de aquí debemos sacar la norma de moderación; porque, ya que el asunto de vestir es cosa pasajera (como son todas las cosas externas), es difícil fijar un límite, para saber hasta dónde podemos llegar. 
Los gobernantes pueden ciertamente hacer leyes, por medio de las cuales el furor por los gastos superfluos puede restringirse hasta cierto punto; pero los maestros piadosos, cuya misión es guiar las conciencias, deben tener siempre presente el fin de los usos lícitos. Esto al menos deberá solucionarse indiscutiblemente: que todo lo relacionado con el vestido que no esté de acuerdo con la modestia y la sobriedad tendrá que rechazarse.

Sin embargo, debemos siempre comenzar con las disposiciones; porque donde reina el libertinaje, no habrá castidad; y donde reina la ambición, no habrá modestia en el vestido externo. Mas por cuanto los hipócritas comúnmente se valen de todos los pretextos que pueden encontrar para ocultar sus perversas inclinaciones, nos vemos obligados a señalar lo que observamos. Sería mucha bajeza negar lo apropiado de la modestia como el adorno peculiar y constante de las mujeres virtuosas y castas, o el deber de todas de observar la moderación. Todo lo que se oponga a estas virtudes no podrá justificarse. Pablo critica expresamente ciertas clases de superfluidad, tales como el pelo rizado, las joyas y los anillos de oro; y no es que prohíba expresamente el uso del oro o de las joyas, sino que, siempre que se exhiben de manera ostentosa, por lo regular traen consigo otros males que he mencionado, provenientes de la ambición o de la falta de castidad. 
Porque indudablente el vestido de una mujer piadosa y recatada debe ser diferente al de una ramera. Lo que él establece son marcas de distinción; y si la piedad ha de testificarse con las buenas obras, esta virtud tiene que hacerse visible en castidad y vestidos decorosos.

**Tomado de Comentario a las Epistolas Paulinas JUAN CALVINO

jueves, 13 de agosto de 2015

CRECIENDO ESPIRITUALMENTE


La vida Cristiana a veces pareciera segmentarse en diversas partes, y no ser un todo completo como debería ser, si bien es cierto que en esta época nos desempeñamos en distintos roles, nuestra vida cristiana debe ser una constante, debe ser nuestra única cara, la escritura debe ser nuestra única guía, nuestro norte y la santificación nuestra meta.
El llamado del cristiano desde el principio de los tiempos ha sido la santidad y ser como Cristo, pero muchas veces nos conformamos con cambiar ciertos aspectos de nuestra cotidianidad, pero no nos esforzamos en prepararnos diligentemente para esa carrera que debemos recorrer mientras estemos en vida.
Por eso quiero dejarles 4 aspectos que son importantes y en los que debemos trabajar ardientemente en esta madurez espiritual que todo creyente debe tener:


1. El fruto del Espíritu
“Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” Gálatas 5:22-23
Muchas veces medimos nuestro crecimiento cristiano por cosas externas, que si bien en un primer momento son las que determinan los buenos pasos que estamos dando, no necesariamente son un buen termómetro para medir nuestro crecimiento espiritual.
A que me refiero con esto, a que muchas veces los creyentes se conforman con apagar el cigarrillo, dejar la bebida, las malas palabras, pero todo crecimiento se queda estancado allí, en lo externo y no vamos más allá al interior de nuestro pecaminoso corazón, que es el que hay que desyerbar a diario, abonar y regar, para producir esos buenos frutos de los que nos habla la escritura en Gálatas 5:22-23
Como manejamos entonces la ira? Estamos cultivando un espíritu de mansedumbre y templanza? O seguimos perdiendo el control con facilidad?
Realmente estamos amando a nuestro prójimo? Ante una situación difícil perdemos el control de nuestro ser y caemos en la tristeza, depresión o desespero? O sabemos vivirla como nos enseña Santiago 1:2-4 con el gozo y la convicción de que todo está en control de Dios y tiene un propósito para nuestro crecimiento?
Estos son los aspectos que realmente debemos evaluar diariamente, y no para conducirnos a una carrera que solo alimente nuestros egos, tratando de ser los más “espirituales” o que nos desmotive cuando veamos que aun algunos inconversos reflejan mucho más estos frutos que nosotros que estamos llenos del Espíritu santo, no podemos olvidar que sus frutos hacen parte del esfuerzo humano, y que los frutos que nosotros debemos producir han de ser el resultado de la obra del Espíritu santo en nosotros.
Porque el propósito como cristianos es que ese crecimiento que tengamos sea para la gloria de Dios y la expansión de su reino, así que todo fruto y todo don que el Señor nos regale, debe ser usado para su obra, y para su gloria.

2. El amor
“Vuestro amor mutuo será el distintivo por el que todo el mundo os reconocerá como discípulos míos”. Juan 13:35 BLP
Una marca indeleble ha de ser la que nos una y la que nos haga diferentes ante el mundo, el amor.  Y este es un punto realmente importante en una época como la nuestra, ya que la palabra amor, se ha vuelto subjetiva y  volcada a las emociones.
Hoy vemos que el lobby gay habla en pos del amor, en pos del amor proclaman su derecho a un matrimonio igualitario y a la adopción infantil; en pos del “amor” los cristianos somos censurados y perseguidos porque no avalamos esas conductas; Y hoy las parejas se aman perdidamente para al día siguiente haberse olvidado.
Pero el amor que Cristo nos mostró, que cristo vivió para con nosotros, es un amor diferente, un amor escandaloso como lo define Juan 13:1; y es que así como no existe tal cosa como un cristiano carnal, tampoco existe un cristiano que no ame, pero allí es donde el mundo podrá entender que es el amor, pues el amor no depende de emociones ni sentimientos, depende de convicciones y principios, el amor debe ser desinteresado, benigno, sin envidias, sin orgullo, debe ser un amor paciente, bondadoso, que ponga al otro como más importante.
1 de Corintios 13 nos da una instrucción precisa y detallada sobre cuál es el verdadero amor, cual es esa marca indeleble que nos debe distinguir a todos los cristianos, ese es el verdadero amor que impacta y conmueve al mundo, pero que muchas veces dejamos a un lado.
La iglesia moderna debería tocar al mundo a través de dos aspectos de vital importancia, la predicación fiel de la escritura y los ministerios de misericordia dentro y fuera de la iglesia, el mundo necesita escuchar una iglesia fiel y recibir su abrazo; y allí en esa figura de voz y brazos extendidos, vemos en acción el complemento perfecto de los roles de hombre y mujer en el ministerio y para servir al mundo.

3. La esperanza
“Esta esperanza es un ancla firme y confiable para el alma; nos conduce a través de la cortina al santuario interior de Dios” Hebreos 6:19 NTV
Esperanza no es lo mismo que anhelos o deseos, esperanza es una certeza, una convicción, una verdad, y esa verdad no es otra que nuestra redención, la escritura y sus promesas apuntan a ese maravilloso plan constituido desde antes de la fundación del mundo.
Y no es que como cristianos no podamos anhelar el favor de Dios para esta vida, pero no podemos centrarnos en ello.
Nuestras vidas deben vivirse con sumo gozo, a pesar de las dificultades que nos presente la vida, esto parecería imposible a nuestros ojos, pero cuando conocemos las promesas de la escritura acerca de nuestro futuro y nuestro destino eterno, no debería haber nada que sobrepasara el gozo de saberlas ciertas.

4. La oración
“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” Efesios 6:18RV
La forma en la que el Señor determino que podríamos comunicarnos con él es a través de la oración, él nos habla por medio de su Palabra, y nosotros podemos acercarnos a él por medio de la oración.
Es precisamente allí en la oración, donde podemos recibir el consuelo y el abrazo de Dios, también es la forma en la que vaciamos nuestro corazón y nos recargamos de todo su amor y recordando una vez más la certeza de sus promesas y de su plan divino.
Para orar no requerimos protocolos elaborados ni frases estructuradas que difícilmente mostraran lo que hay dentro de nuestro ser, solo debemos acercarnos al padre con reverencia, entendiendo que nos estamos dirigiendo al rey del universo, y que nosotros solo somos parte de su creación.
El modelo principal de oración lo  da Jesucristo mismo en la oración que común mente llamamos padre nuestro, allí encontramos factores importantes como la confesión, la adoración, acción de gracias y  perdón.
El día a día puede muchas veces absorbernos de tal manera que olvidemos la importancia de la oración, este mundo que se mueve tan rápido y donde pareciera que todas las cosas se pueden obtener casi inmediatamente nos llevan  a pensar muchas veces que la oración es vana, pero allí hay un peligro inminente, pues la oración es un arma necesaria para el crecimiento cristiano, necesitamos constantemente estar en esa comunión e intimidad con Dios, abrirle nuestro corazón, derramar a él todos nuestros miedos, angustias, anhelos.

No hay forma de conocer y disfrutar a Dios realmente sino a través de las herramientas que tenemos para comunicarnos con él, las cuales son Su Palabra y la oración.