jueves, 20 de octubre de 2016

Limpieza diaria para el Corazon


"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" Romanos 12:2

Las mujeres nos caracterizamos por tener rutinas claras, por ser disciplinadas y por mantener e incluso enseñar diversos hábitos y rutinas, por ejemplo todas sabemos que no debemos dormir con el rostro maquillado, por tanto lavar nuestro rostro antes de ir a la cama se hace una rutina que llega a convertirse en un hábito; esto lo hacemos estemos donde estemos y como estemos, aun llegando muy tarde en la noche después de una cena, lavamos nuestra cara, en vacaciones no lo olvidamos, así estemos cansadas y rendidas lo hacemos.

Esto me pone a pensar que muchas veces somos tan minuciosas, preocupadas y disciplinadas con cosas tan banales como limpiar nuestro rostro, pero somos tan descuidadas con lo realmente importante que es limpiar nuestro corazón.

Todas conocemos muy bien versículos como Romanos 12:1-2; proverbios 4:23; Jeremías 17:9 y muchos otros versículos más que probablemente hemos resaltado, señalado, pero que pareciera que en nuestro día a día olvidamos. Todos estos versículos nos indican lo importante que es mantener un corazón desintoxicado por decirlo de alguna manera, seguramente te estarás preguntando en este momento, ¿de qué cosas debo limpiar mi corazón?

Pues déjame decirte que así como nuestro rostro se llena de impurezas y partículas contaminantes en el transcurso del día, sin que siquiera lo percibamos, nuestro corazón sufre una contaminación similar, pero mucho más importante.

A diario convivimos con imágenes, música, programas radiales, televisivos, redes sociales, conversaciones y mil cosas más de nuestro día a día que van dejando residuos en nuestro corazón, y qué hacemos con ellos, muchas veces los dejamos ahí, los acunamos, los consentimos, los conservamos.

Pero la palabra nos insta a algo diferente, Nueva traducción viviente lo dice de esta manera: “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta” Romanos 12:2

A este versículo siempre lo he llamado el DETOX, es decir la fórmula para desintoxicar nuestra mente y nuestro corazón.
De manera que así como lavamos nuestro rostro todas las noches, también debemos someter nuestro corazón y nuestra mente a un proceso de limpieza y ¿cómo lo hacemos? Pues a través de la Palabra de Dios.

Solamente a través de la Palabra del Señor podremos ser confrontadas, y enseñadas, ella debe ser nuestro espejo, en ella debemos ver el tipo de mujeres que el Señor nos manda a ser, a través de ella podemos aprender y podemos comenzar a vivir la vida santa a la que somos llamadas.

Nuestra mente debe ser vaciada de todo aquello que recibió en el día, para ser llena de la Palabra de Dios, para que podamos desechar todo aquello que nos contamina y para que podamos recibir el alimento fresco y el agua de vida que el Señor quiere darnos, si no pasamos tiempo a diario en la Palabra del Señor, toda aquella contaminación que recibimos del mundo, muchas veces sin darnos cuenta, irá socavando nuestro corazón y nuestra mente, comenzará a crecer como la maleza hasta llegar a convertirse en una idea, una opinión, un pensamiento, una cosmovisión.

Por eso es tan importante acercarnos con humildad a la Escritura y permitirle que nos confronte, que nos redarguya, que nos instruya y nos alimente.

Porque solamente a través de esa renovación total de nuestra mente que debemos llevar a cabo día a día, podemos comprender que la voluntad de Dios es agradable y perfecta, ¿cómo entenderemos esto? Porque comenzaremos a pensar, a decidir y a vivir conforme a su Palabra, y el resultado de esto será recibir las bendiciones de Dios para aquellos que caminamos con él de manera obediente.

Así que no vayas una vez más a la cama sin preguntarte, ¿he limpiado hoy mi corazón?




miércoles, 21 de septiembre de 2016

Siete consejos para que las madres ocupadas pasen tiempo en la Escritura


El fin de año se acerca y para la mayoría de madres esta es la temporada más ocupada del año pues el regreso a clases se une con la navidad y así el siguiente descanso será hasta el dos de enero. Mientras la Palabra de Dios reposa en nuestra biblioteca para llevarnos a un momento de quietud, el mundo nos lleva a mantenernos ocupadas: inscribir a los niños al futbol, clases de piano, gimnasia, baloncesto, fútbol y la lista puede seguir… tan solo lo mencionas y te enteras que las demás andan igual.
El mundo nos lleva a mantener una agenda apretada y seguir su ritmo. Si no lo sigues, quizás tus hijos puedan perder alguna oportunidad significativa, o no serán chéveres, o no aprenderán valiosas lecciones de vida, o no podrán socializar o no podrán, podrán, podrán. Tal parece que estar y mantenerse ocupado es cómo conduce aquella silenciosa mantra.
Prácticamente, lo que el mundo define como las actividades de las madres es este caótico ajetreo.
Sin embargo, la verdad es que necesitamos momentos de quietud.
 “En los momentos de quietud, Dios nos habla a través de su palabra y nosotras a Él en oración

En los momentos de quietud, Dios nos habla a través de su Palabra y nosotras a Él en oración. Es allí donde nos alejamos de nuestras ocupaciones para compartir valioso tiempo con nuestro Padre celestial. Es allí cuando vamos a su palabra con el precioso propósito de beber del buen vivir: Jesucristo.
Aquí está una simple guía para las madres ocupadas que quieren construir más de esos momentos de quietud en su día a día: momentos para detenerse y beber profundo del buen vivir:
  1.   Escoge un fragmento de la Escritura para la semana. Mis favoritos vienen de los Salmos, Proverbios, los Evangelios y las Epístolas.
  2.    Escribe el fragmento Bíblico en una tarjeta y guárdala en tu bolsillo o al lado de tu computador. Sácala periódicamente y léela varias veces. Mantenla en tu cartera a lo largo de la semana y revísala en momentos oportunos.
  3.   Lee el pasaje al iniciar la mañana. Si lo revisas apenas te levantas, será entonces lo primero en tu mente.
  4.     Abre tu Biblia a ese pasaje y ubícalo en el mesón o barra de tu cocina. A lo largo del día, cuando camines ahí, detente, lee el pasaje y luego sigue.
  5.    Lee el pasaje en voz alta. Léelo para ti misma y para tus hijos durante la comida y antes de dormirse.
  6.   Lee de nuevo el pasaje antes de que te vayas a dormir. Termina tus días con la lectura de ese pasaje. 
  7.   Escribe el pasaje al inicio de tu lista de cosas por hacer. Así, cada vez que la revises, podrás repasarlo. 


** Articulo traducido por Aranza Erazo

martes, 16 de agosto de 2016

Permítele a la Biblia decirte cómo ser una Mujer


Gracias a una oveja que se une a este caminar, desde hoy podremos disfrutar de entradas de otros autores que han sido traducidas al español, para nuestro crecimiento. Damos gracias a Dios por la vida de Aranza Erazo quien ha traducido para nosotros este articulo: 


PERMITELE A LA BIBLIA DECIRTE COMO SER UNA MUJER

Existen versículos sobre la feminidad que difícilmente nos sorprenden. La enseñanza de las mujeres mayores a las más jóvenes debería ser de alta estima, el hecho que las mujeres amen a sus esposos e hijos es de esperarse aun cuando esta labor parezca desafiante y entre mayor importancia demos a la belleza exterior, en Cristo entendemos que nuestro interior merece el más considerable embellecimiento.
Sin embargo, otros versículos producen algo más como la sumisión que  en sí puede producir algún cambio. Enfocadas en el trabajo del hogar y asumiendo roles en la Iglesia, es posible que podamos explotar fácilmente. Las dificultades, sin embargo, a menudo aparecen en la Biblia y como creyentes tenemos la obligación  de tratar la escritura e incluso los versículos más polémicos de tal forma que Cristo sea honrado.
Trata la escritura con humildad
Cuando encontramos  dificultades en la feminidad bíblica, lo hacemos de forma armada al usar nuestras propias experiencias y opiniones. Aquellos temas o dificultades son centrales e importantes tanto para nuestra identidad femenina como para las convicciones que traemos profundamente arraigadas. De hecho, nos levantamos a defenderlas por instinto pero en Cristo tenemos un llamado superior: elevar a Dios y su palabra por encima de todo.
La humildad se inclina ante la palabra de Dios pues  reconoce que el mundo y su dios oscurecen nuestra mirada. En lugar de defender nuestras propias convicciones, estamos llamadas a examinarlas bajo la luz de la verdad. En humildad, oramos para entender  la verdad y no para que cumpla nuestros deseos bajo la misma intención que Dios quiso comunicar.
Así, Le pedimos a Dios que nos quite las convicciones ajenas a Él. En dicho proceso somos transformadas y nuestras mentes se renuevan  “para que comprobemos cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” que Romanos 12:2 señala.
Cuando nos humillamos a nosotras mismas no nos vestimos de feminidad sino de Cristo. No damos una mirada cautelosa a la escritura sino que nos sometemos a Dios y estimamos la santidad de su Palabra. Especialmente, cuando no la entendemos o cuando no estamos de acuerdo con ella es precisamente cuando deberíamos humillarnos ante ella sabiendo que Dios es bueno y sus caminos más altos que los nuestros.
Trata la escritura con temor reverente
La palabra de Dios es divinamente inspirada, eterna y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia (2 Timoteo 3:16) hasta que algún asunto como la sumisión aparece. Una vez entramos en aprietos, cae la reverencia por la palabra. Repentinamente, creemos que algunas partes del Nuevo Testamento encajan solamente para un tiempo y espacio preciso. Creemos así que el apóstol Pablo  ya no es un siervo de Dios sino un hombre deshonesto que habla desde su opinión personal y por eso  nos sentimos libres de poner a un lado las opiniones de otros e incluimos las nuestras para refutar el discurso de Pablo que creemos cuestionable.

Desde el edén, el enemigo se ha enfocado en la reverencia a la palabra de Dios que es santa y pura. Cristo es el Verbo hecho carne y sus seguidores estimamos sumamente su palabra, lo cual se refleja en todo lo que hacemos y decimos.

En Tito 2 normalmente nos enfocamos en lo que las mujeres ancianas deben enseñar a las menores (Tito 2:3-5) pero no deberíamos dejar a un lado el motivo para esta enseñanza: “que la palabra de Dios no sea  blasfemada”. Si nuestra conducta trae honor o deshonor a la palabra, ¿cuánto más deshonor traerá si por algún asunto ponemos en duda su autoridad?

De este lado del cielo, no habrá una única interpretación de ciertos pasajes de la Escritura y ciertamente es de esperarse que el mundo vaya en contra de ella al ser contracultura pero como seguidores de Cristo, hacemos bien en tener cuidado al manejar dichos asuntos polémicos. ¿Realmente queremos afirmar que ciertos pasajes de la Biblia fueron escritos por Pablo en la carne? ¿Realmente queremos poner en duda el hecho de que toda la Escritura es inspirada por Dios?  (2 Timoteo 3:16)

Si deseamos honrar al Señor, no debemos apuntar y disparar hacia versos de la Biblia, por lo contrario, los estimamos e incluso aquellos que causan polémica debemos considerarlos como santos e inspirados por Dios. En este orden de ideas, oramos para que el Espíritu de Dios nos guie a entenderlos. 
Seamos honestas
Una estadística de larga data indica que aquellos que se denominan cristianos realmente no leen sus Biblias. Además, cuando los asuntos polémicos aparecen como la feminidad bíblica, la mayoría de cristianos tienen una opinión visceral que se fundamenta comúnmente en la cultura, incluso una cultura cristiana u cualquier otra en vez del estudio sistemático de la palabra de Dios.
¿Y si fuéramos honestos acerca de nuestra falta de entendimiento? Si no hemos estudiado en oración algún asunto, ¿deberíamos ponerlo vigorosamente a debate? Y si hemos estudiado, ¿fue en base a nuestro tiempo o con una actitud sumisa a Dios?
Como creyentes, nuestro objetivo debería ser crecer en el estudio bíblico y para crecer, necesitamos ser honestos acerca de lo que no conocemos. Deberíamos querer ser “prontos a oír, lentos para hablar, lentos para airarse” (Santiago 1:19) y siempre, el crecimiento viene al buscar al Espíritu Santo.

Dios inspiró aquellos pasajes sobre feminidad (y otros) de la Escritura que nos enfurecen. Son beneficiosos y santos y ya que somos llamados a ser santos, también estamos llamados a tratar cada verso con reverencia, con el máximo esfuerzo y propósito de que Dios y su palabra sean glorificadas.
*Articulo Original escrito por Kim Cash Tate para Desiring God con el título Let the Bible Tell You How to Be a Woman



domingo, 5 de junio de 2016

5 TIPS PARA LA EDAD DE LOS BERRINCHES


Hoy leía una publicación de una mamita que como todas, nos preguntamos cuánto durará y qué tan terrible será la crisis de los 2, 3, 5 o 7 años.

Recuerdo escuchar a mi mama, a forma de consuelo diciéndome que cada tanto (tal vez cada dos años) venia una edad difícil, que estaría acompañada si bien por grandes cambios en las habilidades de nuestros pequeños, también por diversos berrinches, pataletas, etapas de desobediencia, llantos incomprensibles, en fin.

Y estas pequeñas crisis por llamarlas de alguna manera, no se comparan al temor que todos los padres sentimos de la esperada adolescencia.

Pensando entonces que responder a este comentario de los terribles dos, y recordando las diversas etapas que he vivido con mi hijo, quise escribir este post, pues realmente no es que debamos prepararnos para determinados cambios en las edades de nuestros hijos, lo que necesitamos es ir haciendo conciencia como padres, de que esos pequeños, hermosos e inocentes chiquitines son seres humanos y que como tal tienen una simiente de pecado.

Y puedo ver en este momento tú cara de asombro pensando que tal vez exagero, pues un pequeño de 2 o 5 años no puede tener pecado, si aún son tan dulces e inocentes… pero la palabra de Dios nos dice otra cosa: “He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre” Salmo 51:5 Es importante que tengamos en cuenta que David no se refiere aquí a ningún pecado que haya cometido su madre, el habla de que conoce su condición de pecado, pecado, que heredamos de nuestros primeros padres, Adán y Eva, pecado que nos hace estar lejos de Dios.

Teniendo esto claro, podemos ver que todas las manifestaciones de rebeldía, egoísmo, egocentrismo, que vemos en nuestros pequeños no son más que el obrar de nuestra naturaleza pecaminosa.

Así que lo que debemos hacer como padres es no desperdiciar ninguna etapa, ningún momento, para instruir a nuestros hijos en el evangelio, a veces creemos que ellos son muy pequeños y tontamente decidimos esperar un año más, unos meses más, etc. para comenzar a enseñarles e incluso para comenzar a disciplinarlos, pero allí es donde debemos dejar de lado la psicología de este mundo y obedecer a la sabiduría de la Palabra de Dios. “La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre” Proverbios 29:15

Así que quiero compartirte estos 5 principios bíblicos para la crianza de nuestros hijos:

1. LOS LÍMITES SON NECESARIOS:
La escritura hace énfasis en la disciplina, nos muestra que es la forma en la que nos corrige el Señor, nos muestra también que debemos vivir dentro de unos límites, que no son más que la muestra de su protección y su amor, esos mismos limites se convierten en un espejo que nos deja ver la magnitud de nuestro pecado (Romanos 7:7-9) nuestro error y que nos conducen de regreso a Él por el camino del arrepentimiento.
Por tanto, debemos comprender que aunque sean pequeños nuestros hijos debemos tener límites claros para ellos, y cuando ellos intenten sobrepasarlos deben saber también que tendrán que asumir la corrección que les hará entender que están tomando el camino incorrecto.
Los límites no coartan a nuestros hijos, los límites les permiten ver el camino a seguir.

2. LA DISCIPLINA HABLA DE TU AMOR:
“Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo” Hebreos 12:6 si la palabra disciplina nos parece aterradora, la palabra castigo lo es mucho más, pero la escritura nos muestra que la disciplina es necesaria, así como la reprensión y el castigo para nuestros hijos, “Quien no usa la vara no quiere a su hijo; quien lo ama, lo corrige a tiempo” Proverbios 13:24

La sabiduría de este mundo nos dice que la corrección física a nuestros hijos (entendiéndose en los límites del amor sano, como una reprensión y no como un acto de desahogo de ira) no les hace bien, pero una vez más insisto en que la “sabiduría” de este mundo no lo ha llevado más que a la ruina.

Cuando ejercemos la disciplina con la vara, en el momento justo, y en la medida justa, por ejemplo cuando hay una terrible pataleta, surtirá el efecto que la palabra nos sugiere, será una corrección a tiempo que en vez de hacerse regular, se hará cada vez más esporádica.

Basta con encender la televisión y ver algún noticiero para que veamos los casos terribles de jóvenes que nunca tuvieron la represión de sus padres y que se ven involucrados en actos terribles que ya no les costaran un azote de varita, sino que les costaran años tras una prisión o en peores casos la muerte. “No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, Y librarás su alma del Seol” Proverbios 23:13-14

3. TU EJEMPLO ES FUNDAMENTAL PARA FORJAR EL CARÁCTER DE TU HIJO
Muchas veces nos preguntamos el porqué de ciertos comportamientos groseros o desafiantes de nuestros hijos, pero allí te pregunto: ¿Mujer, te sometes a tu esposo en amor, y les enseñas a tus hijos a través de ese sometimiento cual debe ser su actuar ante las autoridades y aun, como deben someterse a la Palabra de Dios? O sencillamente, ¿tu casa parece más un campo de batalla, donde tú te rebelas a tu marido y generas oposición a su forma de instruir y corregir a tus hijos? ¿Para tus hijos es claro quién es la autoridad y cabeza del hogar? ¿O viven bajo la disciplina de un monstruo de dos cabezas?
Varón: ¿Tratas y respetas a tu esposa con el amor que te demanda la Escritura? ¿O te burlas y la dejas por menos delante de tus hijos, haciendo que la menosprecien y le pierdan el respeto?, ¿tu actitud pasiva deja el terreno libre para que ellos desconozcan quien es la cabeza del hogar y la autoridad? ¿Te sometes a Cristo para ejercer un liderazgo amoroso a tu esposa?
Estas preguntas deben hacernos reflexionar, porque muchas veces la rebeldía de nuestros hijos no es más que el ejemplo que nosotros mismos les estamos dando, recordemos que la Palabra de Dios debe ponerse en práctica y debe ser nuestra norma de vida.

4. TUS HIJOS SIN IMPORTAR SU EDAD TIENEN LA CAPACIDAD DADA POR DIOS DE CONOCER SU PALABRA
No esperes a que tus hijos estén en edad escolar, a que caminen, a que hablen, etc. Para comenzar a instruirlos en la palabra de Dios, si bien es cierto que cada edad tiene un desafío distinto y unas herramientas distintas para enseñarles, eso no quiere decir que ellos por el obrar del Santo Espíritu de Dios no puedan ir comprendiendo la verdad del evangelio.
La Escritura debe ser presentada a ellos como lo que es, La Bendita Palabra de Dios, y no como una serie de historias mágicas y asombrosas; ellos desde pequeños deben reconocer que luchan con su pecado, deben saber que el propósito de la vida no es la satisfacción de ellos mismos, sino la Gloria de Dios, deben conocer al Dios Santo, Santo, Santo al que adoramos y este conocimiento les debe permitir entender la gravedad del pecado. Recuerda que el principio de la sabiduría es el temor de Dios (Salmos 111:10, Proverbios 1:7, Proverbios 9:10) y nuestro reto no es tener hijos excelentes en deportes, artes, idiomas, matemáticas, si no que nuestro reto es tener hijos sabios temerosos del Señor.

5. SUMÉRGETE EN LA ESCRITURA Y ORA CON DEVOCIÓN
Recuerda que en esta tarea que a veces pareciera agobiarnos no estamos solos, el Señor nos ira guiando, por eso debemos ser dóciles a la Palabra de Dios, a su instrucción, debemos llenar nuestra vida con la Palabra misma, refugiarnos en ella, pues si en algún momento te preguntaste si los hijos venían con un manual de crianza, la respuesta es Sí, la escritura es el manual que necesitamos para amarlos, exhortarlos, corregirlos e instruirlos “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” 2 Timoteo 3:16 Pero recuerda que no podrás dar de aquello de lo que tu careces así que nuestra labor como padres nos exige un mayor compromiso con el estudio de la Palabra de Dios, así como con una vida de oración en la cual podamos clamar por nuestros hijos, y pedirle al Señor la sabiduría necesaria para levantarlos como hombres y mujeres de Dios.

“Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” Proverbios 22:6





domingo, 17 de abril de 2016

LEYENDO Y ENSEÑANDO A NUESTROS PEQUEÑOS


"Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él".
Proverbios 22:6

Creo que todos somos conscientes que el tiempo pasa muy rápido, y eso lo vemos sobretodo en la velocidad con la que crecen nuestros hijos, cuando creemos que por fin estamos saliendo adelante de una etapa, ingresan en otra que nos causa más trabajo, hace algunos días les sosteniamos de sus manitas para que aprendieran a caminar y hoy estamos sanando sus rodillas lastimadas en una veloz carrera.

Bien lo dice el Salmista en el capítulo 90 verso 12: Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría NVI .
Y es que si no tenemos esta palabra como una premisa en nuestra vida, estaremos desperdiciando tiempo valioso en nuestros hijos para sembrar en ellos las verdades del evangelio y para darles el precioso regalo de llenar su mente con la sabiduría de la palabra de Dios.

probablemente te preguntes cuál es la edad más apropiada para comenzar a enseñarles a nuestros niños sobre el evangelio, dejame decirte que la respuesta a esta pregunta es muy sencilla y fundamental: desde que lo llevas en tu vientre. 

Así que desde que nuestros pequeños están en nuestro vientre, podemos cantarles, leerles y orar con ellos, en la etapa de cuna también podemos enseñarles pequeñas canciones o mimicas que les ayuden a memorizar versículos bíblicos.

Hoy quiero compartirles desde mi experiencia una pequeña parte de nuestra biblioteca, desde los libros que mi pequeño tuvo cuando era un bebe hasta los que usamos ahora que tiene 10 años, obviamente en algunos se verá el paso del tiempo, la etapa de dentición y más, pues disfrutamos tanto cada etapa que literalmente saboreamos cada uno de los libros que nos acompañaron.

Espero que esta pequeña guía te sea de utilidad y te anime a invertir no solo algunos recursos para ir construyendo una buena biblioteca para tus pequeños, sino que te des cuenta que es mucho el tiempo que podemos invertir sabiamente con ellos, enseñándoles, explicandoles y animandoles a ser hombres y mujeres temerosos de Dios. 

Estas son algunas de mis recomendaciones para los más chiquitines:


1. Biblia para bebes: tiene imágenes muy coloridas, nos narra historias biblicas, con un versiculo base. es fácil de leer para los bebes, de pasta gruesa resistente a esos primeros años de curiosidad.

2. Biblia para Mi: Esta es una pequeña guia de oraciones, yo la comence a usar cuando mi hijo ya podía repetir frases, las gráficas también son muy limpias y coloridas, esta biblia la use inclusive cuando comenzó a aprender a leer.

3. Biblia Mira Conmigo: esta biblia definitivamente desafiara nuestro conocimiento, pues se compone solamente de grandes y vistosas gráficas, así que con esta biblia la tarea es nuestra, pues somos nosotras quienes contaremos las historias a los pequeños.
con esta biblia puedes dejar volar tu imaginación en cuanto a amenizar las historias, podemos usar sonidos, texturas, y todo lo que se nos ocurra para hacer de este tiempo de lectura bíblica una experiencia que quede grabada en su mente y en su corazón.

Espera en mi próxima entrada las recomendaciones para los chiquitines desde los 5 hasta los 10 años!



domingo, 28 de febrero de 2016

MIS DESEOS Y SUS PROPÓSITOS



MIS DESEOS Y SUS PROPÓSITOS

La Palabra de Dios está llena de versículos que nos enseñan que Dios dará a nuestra vida aquello que necesitamos, pero también nos muestra que esto puede diferir de aquello que nuestro corazón anhela. (Proverbios 19:21; Proverbios 16:1)
Puedes leer estas líneas y pensar, esto no puede ser verdad, Dios nos conoce y conoce los anhelos de nuestro corazón y él nos dará todo aquello que deseemos, pero no es así. Estaría hablando de algo diferente a lo que él nos muestra en su Palabra.

Nuestros deseos, anhelos y peticiones a Él, pueden ser buenos, podemos pedir o anhelar cosas que sabemos que serán de bendición, pero y que si esa no es la voluntad de Dios?, acaso esto lo hace un Dios tirano y egoísta? De ninguna manera.

Muchas veces esos anhelos o deseos solo nos muestran lo centrados que seguimos estando en nuestros propios corazones, en nuestras propias necesidades o emociones, pero no podemos olvidar que quien conoce y guía nuestro caminar es El.

No voy a decirte que es fácil renunciar a algunos sueños, porque definitivamente duele. Pero es justo en ese momento cuando llega el tiempo de predicarnos a nosotros mismos, de poner sus designios por encima de los nuestros, es el momento donde la Palabra de Dios debe hacerse vida en nuestra vida, donde debemos recordar todo aquello que hemos leído, escrito, estudiado y meditado.

Definitivamente es mucho más fácil dar un consejo a otros, predicarle a otros, pero cuando llega el momento de hablarle todas esas verdades a nuestro corazón, es donde llega la difícil prueba, es como si el Señor nos dijera: ya lo conoces ahora ponlo en práctica, ahora vívelo.

Y es que nuestro caminar con Dios se trata precisamente de eso, de poner en práctica y vivir todo aquello que nos enseña su Palabra, así nos parezca incomprensible, así nuestra razón dicte otras direcciones, es el momento de hacer un alto y pensar: realmente creo en la verdad y en la infalibilidad de la Palabra de Dios? Realmente creo que mi vida está en sus manos y que sus propósitos son más altos y perfectos que los míos?

Es justo en ese momento donde debes llevar a tu corazón a rendirse a Dios y recordar que Él es bueno, que todo cuanto hace es perfecto, que nuestra mente finita nunca será capaz de reconocer su grandeza y sus propósitos, pero que para eso se nos ha sido dado el creer en El, tener la seguridad y confianza de que Él Dirige nuestras vidas.

Indiscutiblemente llegarán muchos momentos a nuestra vida en el que sea el tiempo de predicarnos a nosotros mismos, de aplicar una y otra vez todo aquello que en medio de ese devocional subrayaste, o tal vez eso que en alguna predicación reafirmaste con un Amen.

Ese es el momento en el que podemos reconocer que estamos a prueba, es el momento en el que debemos hacer menguar nuestro propio yo, para que el crezca, es el momento de reconocer que donde somos débiles Él es fuerte, es allí cuando debemos reflexionar, como lo hizo el apóstol Pablo en, si su gracia nos es suficiente o si buscamos algo más.
Es el momento en el que debemos decirle a nuestro corazón como lo hizo el salmista:

¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío. Salmo 42:5-11

Y estas dos líneas del libro de salmos definen perfectamente lo que debemos hacer, hablarle con firmeza a nuestro corazón lleno de emociones y de deseos muchas veces egoístas y recordarle que nuestra esperanza es Dios, que a Él iremos en todo momento y en toda situación.

A nuestro corazón diremos, que aun en los momentos más difíciles, más tristes, más confusos a Dios alabaremos, porque así no veamos cumplidos nuestros anhelos, podemos descansar en que ya Él nos ha dado algo que sin duda jamás podríamos haber anhelado si El mismo no hubiese abierto nuestros ojos, y esto es Su Salvación.

Que glorioso regalo inmerecido, más alto que nuestros pensamientos, más glorioso que cualquiera de nuestros sueños. Jeremías 29:11

Porque jamás nuestro corazón pecaminoso hubiese podido apartar sus ojos de el mismo, para ver la grandeza del Señor; jamás hubiésemos podido pedirle ser rescatados, jamás hubiésemos podido salvarnos a nosotros mismos. Pero El, en su misericordia y amor infinito, un día nos levantó de entre los muertos, nos lavó, nos imputó la justicia de su propio hijo para que pudiéramos llamarle Padre, para que pudiéramos llegar hasta El.


Así que cualquiera que sea tu petición no contestada, tu anhelo no cumplido, tu tiempo de espera para ese anhelo que ves disolverse en el tiempo, recuerda que Él es Dios; que él tiene el control de todo cuanto acontece, pero sobretodo recuerda que a sus hijos, a quienes le amamos, debe bastarnos su gracia, porque todo aquello que el obra en nuestra vida es siempre para bien.

martes, 26 de enero de 2016

EL DESPERTAR DE LA IGLESIA CONTEMPORÁNEA Y LA MUJER



Quiero compartirles este articulo que tuve la bendicion de escribir para el blog Cristiano El Evangelio y Nada Mas del hermano Jacobis Aldana, el cual les invito a leer y conocer.

EL DESPERTAR DE LA IGLESIA CONTEMPORÁNEA Y LA MUJER
Hace algunos años ha venido tomando fuerza lo que podríamos llamar un despertar de la iglesia actual; hombres temerosos de Dios que han regresado a aquello que la iglesia jamás debió dejar de lado, la Escritura.
Países como República Dominicana y Colombia, hoy tienen excelentes predicadores y ministros, que haciendo un uso correcto de la tecnología, como las redes sociales, han comenzado a levantar sus voces en contra de la teología de la prosperidad o el desorden frenético de la iglesia carismática, que tanto daño le vienen haciendo a la iglesia Cristiana.
Cada día para la gloria de Dios, son más las iglesias que sin importar que se vean diezmadas en su número de miembros, regresan a una predicación  expositiva, que abren sus puertas para un estudio responsable de la Palabra de Dios, y que por la bendita gracia del Señor sus muchas bancas vacías se están llenando hoy, no de cabritos con comezón de oír, sino de ovejas sedientas de recibir verdadero alimento.
Así que ahora comenzamos a ver el despertar de una iglesia que durmió cómodamente y se dejó endulzar los oídos con fabulas, estamos comenzando a ver soldados valerosos que le están mostrando al mundo lo que es en realidad la iglesia de Cristo. Cada día hay más seminarios llenos de varones que han tomado la decisión de prepararse, muchos dejando a un lado sus trabajos cotidianos y embarcándose en ese maravilloso llamado que solo por fe se puede aceptar.
Así que, de todo este movimiento y despertar, surge muchas veces una pregunta; teniendo en cuenta que  al hacer un estudio diligente y responsable de la escritura, entendemos que su labor no está en el pastorado ¿cuál es entonces el papel de la mujer en este despertar de la iglesia?
Tristemente solemos pensar que el no tener acceso a un púlpito nos aísla del ministerio; pensamos tal vez que el servicio de la mujer dentro de la congregación se limita a la escuela infantil o al coro, así que muchas mujeres comienzan a sentirse inútiles o rezagadas  en el servicio, pero nada más lejano de esto es lo que vemos en la escritura respecto al papel de la mujer en la congregación.
El Señor Jesús siempre estuvo acompañado de mujeres que le sirvieron activamente con su tiempo, con sus bienes, con sus talentos; El apóstol Pablo también se rodeó y se sirvió de mujeres en su ministerio, por eso negar que las mujeres estemos dotadas de dones dados por el Señor para su obra seria negarlo a El mismo.
De manera que así como hoy vemos un despertar en los varones y un deseo por llevar el verdadero evangelio a creyentes y no creyentes, debe también haber un despertar en nosotras las mujeres para hacer esto mismo, pero en el rol que el Señor nos ha dado.
Así que para que comprendamos y nos preparemos para esta batalla, hoy quiero compartirte 5 áreas en las que nosotras las mujeres debemos sumarnos a este despertar de la iglesia contemporánea:

Muestra al mundo una correcta imagen de la mujer Cristiana.

La liberación femenina, la globalización, el intercambio cultural y el afán mediático de explotar el mercado femenino, han llevado a que vertiginosamente se deteriore la imagen de la mujer en los últimos años; hablar de recato, modestia y santidad es equivalente a hablar de temas arcaicos, es casi un insulto para la mujer moderna y liberal escuchar palabras como sujeción, maternidad y hogar.
Pero es allí donde nosotras como mujeres creyentes debemos comenzar a actuar y a impactar, nuestras voces tienen que comenzar a oírse, pues muchas veces cuando son los varones quienes tratan estos temas, el público femenino los tacha de machistas. Nuestras  voces no pueden callarse cuando el mundo discute temas trascendentales como el aborto, el cuidado de los niños en casa, el matrimonio, etc.
No solo nuestra voz debe comenzar a resonar en esta época, sino que nuestro vivir, nuestro actuar y nuestro pensar deben estar acorde a ella; cosas que parecen tan simples como nuestra manera de vestir o de comportarnos, tienen que ser cosas que marquen una diferencia total con el resto de las mujeres, (1 Pedro 2:9) Debemos esforzarnos día a día por eliminar de nuestra mente toda aquella basura con la que hemos sido formadas y permeadas,  debemos llenar cada rincón de nuestra mente con la Palabra de Dios (Romanos 12:1-2) debemos recordarnos constantemente que debemos ser luz y sal (Mateo 5:14) y que nuestra tarea más importante es vivir dando testimonio de aquel que nos llamó de muerte a vida.
Finalmente, aunque el mundo quiera negarlo, sus ojos están puestos en nosotros los creyentes para comprobar la veracidad de lo que predicamos, así que nuestra vida debe reflejar todas las verdades del evangelio.

Estudia la escritura y prepárate para dar la batalla

Hoy tenemos a mano miles de recursos con los cuales podemos estudiar la Palabra y formarnos en ella,  pero seguimos siendo esas Martas; afanadas y enredadas en la cotidianidad olvidando la mejor parte, como bien lo dijo el Señor.
Así que no hay excusa para no unirnos a algún grupo de estudio en nuestra iglesia, o para formarnos virtualmente si es necesario, no podemos subutilizar herramientas tecnológicas importantes como el internet en cosas superficiales.
Sé que muchas veces el reloj parece girar muy rápido y no darnos oportunidad ni de tomar un respiro, pero seamos honestas, en esos momentos en los que el reloj se detiene un poco, muchas veces no hacemos un uso adecuado del tiempo.
No te conformes con 30 minutos de un devocional, o con 60 minutos semanales de la exposición de la Palabra en tu iglesia, busca de Dios, da la milla extra (Salmos 42:1) es muy importante mantener ese anhelo constante por la palabra de Dios, la formación teológica que tu recibas no solamente te enriquecerá a ti, sino que será de gran bendición para tu esposo, tus hijos, tus familiares, tus amigos, tus vecinos.
Es muy distinto cuando enfrentamos un debate o damos una explicación o un consejo, basándonos en nuestras propias palabras, que cuando, lo hacemos basándonos en la Palabra de Dios. (Hebreos 4:12) Que tu boca sea llena de palabras sabias.

Levanta hijos, nietos, sobrinos temerosos del Señor y con hambre y sed de su palabra.

La responsabilidad de nuestra formación teológica, va mucho más allá de que tengamos un correcto conocimiento de Dios que nos alimente a nosotras mismas; a nosotras las mujeres se nos ha concedido instruir y formar a nuestros pequeños hijos, nietos e incluso a todos los pequeños que tenemos a nuestro cuidado e instrucción en la escuela infantil de nuestras congregaciones, así que ¿con qué responsabilidad estamos haciendo esto? De la misma forma que la leche materna es un alimento indispensable en el crecimiento y el desarrollo de los niños, así mismo es la Palabra de Dios enseñada desde temprana edad.
Tenemos una gran responsabilidad en nuestras manos, muchos de esos pequeños que hoy enseñamos serán los grandes hombres que mañana estarán pastoreando una congregación y sirviéndole al Señor apacentando la grey.

Discípula, anima y acompaña a otras mujeres desarrollando el mandato de Tito 2:3-5

El mundo siempre habla de las rivalidades entre mujeres, de las envidias, celos y rencillas que muchas veces surgen entre nosotras, si bien tenemos un carácter diferente al del varón y una mayor sensibilidad para muchos asuntos, todas esas emociones y características propias de nuestro genero debemos usarlas de la forma correcta, no como el mundo nos ha estigmatizado sino de la forma que el Señor espera que lo hagamos, para su servicio y para su Gloria.
Así que no subestimemos el terreno fértil que tenemos a nuestro alrededor para sembrar la palabra, hay muchas mujeres que comparten las mismas dudas, los mismos temores, las mismas alegrías y expectativas; seamos esas mujeres prudentes y sabias que puedan edificarse unas a otras, acompañarse y apoyarse.
Pongamos al servicio de Dios aquellos dones que el mismo nos ha dado para la edificación de su cuerpo, una iglesia cuyas mujeres son edificadas en la Palabra es una iglesia que tendrá familias piadosas, niños y jóvenes temerosos de Dios y varones que encuentran el apoyo ideal en su ayuda idónea, para dedicarse a todas aquellas labores para las cuales el Señor les ha dispuesto.

Desempeña en excelencia el papel de ayuda Idónea para al que has sido llamada.

Cuando leemos Proverbios 31 vemos toda una referencia que nos da la escritura de lo que debe ser una mujer virtuosa (aquello que todas estamos llamadas a ser), muchas veces olvidamos que Proverbios 31 es la indicación de una madre a su amado hijo para que supiera elegir la esposa adecuada, aquel hijo era el rey Lemuel. Cuán importante era la elección de una esposa para un varón con una responsabilidad tan importante ¿verdad? Esta mujer debía acompañar al rey, apoyarlo, amarlo, cuidarlo, ayudarlo.
Nuestro papel como esposas y madres es tan importante que la Palabra misma dice que una mujer sabia sabe edificar su casa, una necia por el contrario con sus manos la destruye (Proverbios 14:1) y todos sabemos que el núcleo de la sociedad es la familia, así que grande es nuestra responsabilidad ante el mundo pero sobre todo ante Dios.
¡Así que ánimo, es el tiempo de prepararnos, de formarnos, de deleitarnos en conocer a ese grandioso Dios al que amamos y servimos y al cual le debemos todo lo que somos!