La vida Cristiana a veces
pareciera segmentarse en diversas partes, y no ser un todo completo como
debería ser, si bien es cierto que en esta época nos desempeñamos en distintos
roles, nuestra vida cristiana debe ser una constante, debe ser nuestra única
cara, la escritura debe ser nuestra única guía, nuestro norte y la
santificación nuestra meta.
El llamado del cristiano desde
el principio de los tiempos ha sido la santidad y ser como Cristo, pero muchas
veces nos conformamos con cambiar ciertos aspectos de nuestra cotidianidad,
pero no nos esforzamos en prepararnos diligentemente para esa carrera que
debemos recorrer mientras estemos en vida.
Por eso quiero dejarles 4
aspectos que son importantes y en los que debemos trabajar ardientemente en esta
madurez espiritual que todo creyente debe tener:
1.
El fruto del Espíritu
“Más
el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” Gálatas 5:22-23
Muchas veces medimos nuestro
crecimiento cristiano por cosas externas, que si bien en un primer momento son
las que determinan los buenos pasos que estamos dando, no necesariamente son un
buen termómetro para medir nuestro crecimiento espiritual.
A que me refiero con esto, a
que muchas veces los creyentes se conforman con apagar el cigarrillo, dejar la
bebida, las malas palabras, pero todo crecimiento se queda estancado allí, en
lo externo y no vamos más allá al interior de nuestro pecaminoso corazón, que
es el que hay que desyerbar a diario, abonar y regar, para producir esos buenos
frutos de los que nos habla la escritura en Gálatas 5:22-23
Como manejamos entonces la ira?
Estamos cultivando un espíritu de mansedumbre y templanza? O seguimos perdiendo
el control con facilidad?
Realmente estamos amando a
nuestro prójimo? Ante una situación difícil perdemos el control de nuestro ser
y caemos en la tristeza, depresión o desespero? O sabemos vivirla como nos
enseña Santiago 1:2-4 con el gozo y la convicción de que todo está en control
de Dios y tiene un propósito para nuestro crecimiento?
Estos son los aspectos que
realmente debemos evaluar diariamente, y no para conducirnos a una carrera que
solo alimente nuestros egos, tratando de ser los más “espirituales” o que nos
desmotive cuando veamos que aun algunos inconversos reflejan mucho más estos
frutos que nosotros que estamos llenos del Espíritu santo, no podemos olvidar
que sus frutos hacen parte del esfuerzo humano, y que los frutos que nosotros
debemos producir han de ser el resultado de la obra del Espíritu santo en
nosotros.
Porque el propósito como
cristianos es que ese crecimiento que tengamos sea para la gloria de Dios y la
expansión de su reino, así que todo fruto y todo don que el Señor nos regale,
debe ser usado para su obra, y para su gloria.
2.
El amor
“Vuestro
amor mutuo será el distintivo por el que todo el mundo os reconocerá como
discípulos míos”. Juan 13:35 BLP
Una marca indeleble ha de ser
la que nos una y la que nos haga diferentes ante el mundo, el amor. Y este es un punto realmente importante en
una época como la nuestra, ya que la palabra amor, se ha vuelto subjetiva y volcada a las emociones.
Hoy vemos que el lobby gay
habla en pos del amor, en pos del amor proclaman su derecho a un matrimonio
igualitario y a la adopción infantil; en pos del “amor” los cristianos somos
censurados y perseguidos porque no avalamos esas conductas; Y hoy las parejas
se aman perdidamente para al día siguiente haberse olvidado.
Pero el amor que Cristo nos
mostró, que cristo vivió para con nosotros, es un amor diferente, un amor
escandaloso como lo define Juan 13:1; y es que así como no existe tal cosa como
un cristiano carnal, tampoco existe un cristiano que no ame, pero allí es donde
el mundo podrá entender que es el amor, pues el amor no depende de emociones ni
sentimientos, depende de convicciones y principios, el amor debe ser
desinteresado, benigno, sin envidias, sin orgullo, debe ser un amor paciente,
bondadoso, que ponga al otro como más importante.
1 de Corintios 13 nos da una
instrucción precisa y detallada sobre cuál es el verdadero amor, cual es esa
marca indeleble que nos debe distinguir a todos los cristianos, ese es el
verdadero amor que impacta y conmueve al mundo, pero que muchas veces dejamos a
un lado.
La iglesia moderna debería
tocar al mundo a través de dos aspectos de vital importancia, la predicación
fiel de la escritura y los ministerios de misericordia dentro y fuera de la
iglesia, el mundo necesita escuchar una iglesia fiel y recibir su abrazo; y
allí en esa figura de voz y brazos extendidos, vemos en acción el complemento
perfecto de los roles de hombre y mujer en el ministerio y para servir al
mundo.
3.
La esperanza
“Esta
esperanza es un ancla firme y confiable para el alma; nos conduce a través de
la cortina al santuario interior de Dios” Hebreos 6:19 NTV
Esperanza no es lo mismo que
anhelos o deseos, esperanza es una certeza, una convicción, una verdad, y esa verdad
no es otra que nuestra redención, la escritura y sus promesas apuntan a ese
maravilloso plan constituido desde antes de la fundación del mundo.
Y no es que como cristianos no
podamos anhelar el favor de Dios para esta vida, pero no podemos centrarnos en
ello.
Nuestras vidas deben vivirse
con sumo gozo, a pesar de las dificultades que nos presente la vida, esto
parecería imposible a nuestros ojos, pero cuando conocemos las promesas de la
escritura acerca de nuestro futuro y nuestro destino eterno, no debería haber
nada que sobrepasara el gozo de saberlas ciertas.
4.
La oración
“Orando
en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con
toda perseverancia y súplica por todos los santos” Efesios 6:18RV
La forma en la que el Señor
determino que podríamos comunicarnos con él es a través de la oración, él nos
habla por medio de su Palabra, y nosotros podemos acercarnos a él por medio de
la oración.
Es precisamente allí en la
oración, donde podemos recibir el consuelo y el abrazo de Dios, también es la
forma en la que vaciamos nuestro corazón y nos recargamos de todo su amor y
recordando una vez más la certeza de sus promesas y de su plan divino.
Para orar no requerimos
protocolos elaborados ni frases estructuradas que difícilmente mostraran lo que
hay dentro de nuestro ser, solo debemos acercarnos al padre con reverencia,
entendiendo que nos estamos dirigiendo al rey del universo, y que nosotros solo
somos parte de su creación.
El modelo principal de oración
lo da Jesucristo mismo en la oración que
común mente llamamos padre nuestro, allí encontramos factores importantes como
la confesión, la adoración, acción de gracias y
perdón.
El día a día puede muchas veces
absorbernos de tal manera que olvidemos la importancia de la oración, este
mundo que se mueve tan rápido y donde pareciera que todas las cosas se pueden
obtener casi inmediatamente nos llevan a
pensar muchas veces que la oración es vana, pero allí hay un peligro inminente,
pues la oración es un arma necesaria para el crecimiento cristiano, necesitamos
constantemente estar en esa comunión e intimidad con Dios, abrirle nuestro
corazón, derramar a él todos nuestros miedos, angustias, anhelos.
No hay forma de conocer y
disfrutar a Dios realmente sino a través de las herramientas que tenemos para
comunicarnos con él, las cuales son Su Palabra y la oración.
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