¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo. Gálatas 1:10
A veces me pregunto qué es lo que las mujeres pensamos justo en ese
momento de las mañanas en el que estamos frente a nuestros armarios.
¿Cuál es nuestra motivación al vestirnos? Será acaso vernos como una
mujer fatal,
Como una eterna adolescente, o como una oferta sensual ambulante?.
Y es que realmente es triste y preocupante, ver como la “moda de este
siglo” ha permeado incluso nuestras iglesias, porque puede no extrañarnos (sin
afirmar que sea lo correcto) que una mujer se vista provocativamente en la
calle si no conoce de Dios, pero que una mujer que profese ser cristiana no
sepa reconocer si su forma de vestir es coherente con lo que profesa, es algo
mucho más complejo.
Veamos a través de este versículo de 1 de Timoteo algunas pautas que nos
da la escritura para un correcto vestir:
1 de Timoteo 2:9
(PDT) A su vez, quiero que las mujeres se vistan con modestia, con respeto
hacia los demás y con decencia. No se adornen con peinados exagerados, ni oro,
ni perlas, ni ropa costosa
a. Que se
vistan con modestia: Debemos aprender que
nuestra belleza no radica en cómo nos vemos, sino en quienes somos, por eso no
necesitamos llamar la atención hacia nosotras con nuestras prendas de vestir o
con lo mucho que dejamos ver.
En esta sociedad cada día mas confundida, el valor de la mujer tal y como
el Señor lo establece en la palabra se ha perdido, creo incluso que a muchas
mujeres cristianas les parece salido de contexto el mensaje de la escritura,
pues prefieren verse como las ve el mundo, que como nos quiere ver Dios.
Abundan las cirugías, los rellenos en la ropa, el super wonder bra, las
transparencias, la poca ropa, etc., y muchas veces parece que corriéramos
desesperadas a alguno de estos medios para ser encasilladas en lo que la
sociedad de hoy en día considera “una mujer perfecta”
La modestia implica contenerse en ciertos límites y parte de esos límites
son las demás mujeres a nuestro alrededor y los varones que les acompañan, o
con quienes compartimos ciertos espacios, esto da pie a la segunda pauta:
b. Con respeto hacia los demás: Hoy en día hay muchos hombres que se sienten incómodos con la forma de
vestir de muchas mujeres, y ni que decir de muchas esposas o madres de
jovencitos que sienten la misma incomodidad cuando una mujer poco vestida entra
en su mismo recinto.
Y es que cuando nos vestimos debemos tener en cuenta que hay mucha gente
a nuestro alrededor, pero lo más importante es saber que no solamente
predicamos o compartimos de la palabra con nuestra boca, sino con nuestros
actos y si, también con nuestra apariencia.
c. Con decencia: haciendo una búsqueda en el diccionario de la palabra decencia, se
encuentran muchas inflexiones como recato,
respeto a la moral sexual, dignidad y
honestidad. Entre ellas brilla la palabra respeto, porque como veíamos en el punto
anterior la gente a nuestro alrededor merece respeto, pero como hemos de saber
que es el respeto hacia el prójimo si no nos respetamos a nosotras mismas?
Aunque suene muy extremo exhibirse como mercancía a la venta no es
respetarnos a nosotras mismas, es sencillamente seguirle el juego a esta
sociedad que considera que tras la liberación femenina, ahora la mujer es solo
un objeto de placer.
Entonces, la próxima vez que estemos frente al espejo tengamos en cuenta
la palabra, decencia, honestidad y dignidad antes de escoger nuestro vestuario.
d. No se adornen con peinados exagerados, ni
oro, ni perlas, ni ropa costosa: Es importante que conservemos nuestra femineidad, no digo que este mal
vernos hermosas, radiantes, elegantes bien vestidas. Pero esta no debe
convertirse en nuestra prioridad, y nuestra vida no puede girar en torno a cómo
nos vemos.
Tampoco está bien gastar cantidades absurdas de dinero en marcas, o en la
última tendencia, o sufrir la “depresión del Closet” cuando supuestamente no
tenemos nada que ponernos en medio de toda la ropa que tenemos.
Mujeres, no necesitamos brillar ni por nuestras curvas, ni por nuestra
ropa ni por nuestras joyas ni por nuestra piel. Ahora más que nunca necesitamos
brillar por nuestra obediencia a Cristo, por el papel que desempeñamos como
mujeres, profesionales, madres, esposas y amigas.
El apóstol pedro nos da un excelente Tip de Última moda:
1 de Pedro 3:3-4 (TLA)
Que el adorno de ustedes no sea de cosas externas, como peinados exagerados, o
con joyas de oro y vestidos lujosos. La belleza no depende de las
apariencias, sino de lo que hay en el corazón. Así que, sean ustedes personas
tranquilas y amables. Esta belleza nunca desaparece, y es muy valiosa delante
de Dios.
Entonces siempre que
te mires al espejo piensa, para quien te estas vistiendo: para agradar a los
hombres (y aquí no hace referencia solo al sexo masculino) o para agradar a
Dios. Y si aún deseas agradar a los hombres, hace falta que mengues mucho más,
para que crezca Cristo en ti. Pero recuerda siempre que: Tu valor no lo da el
mundo.
Tu valor lo dio Dios al dar su vida por ti, expiar tus
pecados e imputar su justicia a tu cuenta, adórnate siempre con la virtud de
ser una mujer temerosa de Dios, obediente a su palabra, llena de su gracia.
“El vestirse de
manera inmodesta es como aventarse y revolcarse en el lodo, vas a recibir atención
pero de los cerdos”. @proyectogtg