martes, 4 de abril de 2017

¿Dónde está Dios cuando el mundo colapsa?


¿Dónde está Dios cuando el mundo colapsa?

 Esta semana dos noticias terribles han estremecido mi corazón, en mi país, en la ciudad de Mocoa una avalancha provocada por la creciente de 3 ríos sorprendió a sus habitantes en la noche del viernes 31 de marzo y arraso con más de 3 barrios (colonias) llevándose todo a su paso. Hasta el día de hoy el saldo de víctimas asciende a unas 274 personas fallecidas y más de 400 personas desaparecidas. El panorama es desolador en la zona, solo se pueden ver piedras, palos y un lodazal que lo cubre todo; en los rostros de la gente se ve la preocupación, la tristeza la soledad y el dolor.

Hoy 04 de abril apenas 4 días después de este terrible desastre natural, la maldad humana vuelve a estremecer mi corazón con la noticia del ataque químico a Siria en la ciudad de Jan Shiejun donde hasta ahora se reportan 58 muertes y más de 170 personas heridas, las imágenes son escalofriantes.

¿Acaso el mundo ya no ofrece un lugar tranquilo para sus habitantes?

Países como Francia, Inglaterra y Rusia viven ahora el miedo y la amenaza que produce la incertidumbre de no saber dónde Isis perpetrara su próximo ataque, si bien nosotros como colombianos nos “acostumbramos” a vivir en medio de las bombas producto del narcotráfico, las incursiones guerrilleras y el sonar de las balas que produce la delincuencia común en nuestras ciudades, tal vez en nuestra mente se alzaba la bandera de un lugar mejor al que en algún momento podríamos acudir, en el que dejáramos de vivir con esa constante zozobra.

Tristemente al mirar el mundo el día de hoy puedo entender que no existe tal lugar, entonces podríamos preguntarnos, donde esta Dios mientras la naturaleza colérica muestra su furia, donde esta Dios cuando la maldad parece tomar el control de nuestra historia? ¿Se ha ido, se ha alejado?

La respuesta a esta pregunta puede no ser muy fácil de comprender, pero es una respuesta contundente: ¡Dios está en control!

Pero entonces una vez más las noticias y las imágenes de los periódicos confunden nuestra mente, pues nuestros ojos solo pueden ver destrucción, entonces es allí donde nuestro corazón debe aferrarse a la certeza que nos da su Palabra y donde debemos recordar las palabras del Señor Jesús: En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:33

Desastres como estos hacen que nosotros como creyentes recordemos que nuestro anhelo no debe ser el de migrar a un país más tranquilo o con más oportunidades, porque mientras estemos de paso por este mundo sufriremos la aflicción que conlleva vivir en él. Nuestro anhelo debe ser el regreso de nuestro Señor por su Iglesia, y allí es cuando surge otro interrogante, ¿realmente anhelas el regreso del Señor o estas demasiado acomodado en este mundo?

No podemos olvidar que vivimos en un mundo caído, un mundo cuyos hilos invisibles son movidos por el pecado, el hombre destruye la naturaleza sin piedad, buscando su propio beneficio, buscando riquezas que no serán suficientes para detener una avalancha. El hombre en su incesable búsqueda de poder arrasa con todo a su paso, sin importar la vida de sus semejantes.

¿Hay algo bueno entonces en un hombre sin Dios? No, no lo hay. Por nosotros mismos nada bueno podemos hacer, la Palabra del Señor es clara en decirnos una y otra vez que estamos muertos en nuestros delitos y pecados (Romanos 3:23; Efesios 2:1; Colosenses 2:13) entonces cual es la solución a la crisis en la que está el mundo actual? ¿Mejores gobernantes, leyes más estrictas sobre el calentamiento global, un tratado de paz?

Ninguna de esas opciones es una solución que pueda cambiar el mundo.

¿Entonces qué debemos hacer nosotros como cristianos ante estas tragedias y ante la incertidumbre que produce el vivir en este mundo?

Nosotros no debemos escatimar esfuerzos en cumplir nuestra gran comisión: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” Mateo 18:19-20

Debemos llevar el mensaje de salvación al mundo, debemos recordarles que todo hombre sin Dios se encuentra en una condición deplorable.
Debemos recordar nosotros mismos, que nuestra verdadera ciudadanía es celestial y que Dios está en control de todo aquello que ocurre en el mundo, debemos recordar que Dios no es autor del mal, pero que por el contrario el corazón del hombre solo maquina maldad.

Debemos anhelar que nuestro Señor regrese, y que cuando vuelva nos encuentre haciendo aquello para lo que nos salvó, Vivir para ser sus testigos y vivir para su Gloria.

He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo

Confiad, Yo he vencido al mundo

miércoles, 8 de marzo de 2017

¿Qué tenemos para celebrar el día Internacional de la Mujer?



¿Hoy el mundo entero (o por lo menos gran parte de él) celebra el día Internacional de la mujer, pero realmente qué es lo que se celebra?
En 1910, se celebró en Copenhague la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas con el objetivo de promover la igualdad de derechos de las mujeres, incluido el del sufragio universal. Fue en esa conferencia, a la que asistieron más de 100 mujeres de 17 países distintos, donde se propuso y aprobó por unanimidad que se celebrara el Día de la Mujer Trabajadora el 8 de marzo, a petición de Clara Zetkin, una destacada activista alemana. Así, se celebró por primera vez el 8 de marzo de 1911[1]

¿Por qué se eligió esa fecha?
se decidió que fuera en esta fecha y no en otra para honrar la memoria de aquellas que lucharon por los derechos de todas. El 8 de marzo de dos años diferentes tuvieron lugar dos huelgas que marcaron la historia y la segunda acabó con 120 mujeres muertas devoradas por las llamas de la fábrica en la que trabajaban y en la que las habían encerrado.[2]

 Hoy veo innumerables anuncios, tarjetas, post en Facebook, donde se recalca la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, hay montones de campañas, para pintarse la cara, otras por el contrario para salir sin maquillaje, las redes ondean hoy su bandera de feminismo en la que la protagonista es la imagen de aquella mujer enseñando sus músculos con una pañoleta en su cabeza.

Todo esto lleva a preguntarme, ¿Realmente hay algo que celebrar el día de hoy? (O por lo menos a la manera que lo celebra el mundo)
Si como mujeres nuestro anhelo es la igualdad con los hombres estamos perdiendo mucho de lo que somos, del propósito con el cual fuimos creadas, porque no somos iguales, ni debemos serlo.  Somos maravillosas y perfectamente diferentes, pues hombre y mujer complementan perfectamente la imagen de Dios en la humanidad.

Hombres y mujeres somos iguales ante Dios, tenemos los mismos derechos, Él nos ve como iguales, (Gálatas 3:28) pero no podemos malinterpretar esta igualdad ante Dios en su plan de redención, pensando que no tenemos roles y funciones diferentes diseñados específicamente por Dios.

El mundo en su desenfreno y en su afán por borrar a Dios del panorama se ha encargado de bombardearnos con ideas que vienen desde pensar que no nacemos hombres o mujeres, sino que esta es una construcción social; a pensar que cada uno puede elegir su identidad sexual.

Muchos tildan la Biblia de machista, tachan a Pablo de misógino, pero están absolutamente fuera de todo contexto, pues no hay un libro que destaque, resalte y elogie más el papel de la mujer que la Escritura, sin embargo no debemos olvidar que el pecado trajo consigo la malinterpretación de los roles, las tensiones entre los géneros y todas aquellas disonancias que generan tanto dolor en nuestra vida.

Dios nos ha dado un valor incalculable; desde el mismo momento de la creación, vemos el sublime propósito con el que fuimos creadas: creadas, para complementar, para ayudar; fue Dios mismo quien nos dio el honor y responsabilidad de ser dadoras de vida,  Él se encargó de dotarnos de ternura, de sensibilidad, de inteligencia, de tenacidad, Él nos hizo lo que somos.
Por esa razón pienso que hoy no podemos celebrar a la manera que lo hace el mundo, para ser sensatos hay muy poco que celebrar, pues las mujeres en este siglo nos hemos alejado en gran manera del modelo bíblico de la feminidad, como leí por ahí: “No podemos confundir feminidad con feminismo”.

El feminismo es destructivo, promueve a una mujer que aborrece al hombre, que busca pisotearlo, promueve a una mujer que reniega de su maternidad y que exige como su derecho el asesinato de una vida de la cual ella es responsable, el feminismo promueve una igualdad de derechos en los cuales se desprecian los roles que Dios ha diseñado en el hogar, en la iglesia y en la sociedad.

Así que hoy más que nunca nosotras como mujeres cristianas debemos mostrarle al mundo cual es la verdadera imagen de la mujer, nuestra vida debe ser testimonio vivo del gozo que produce vivir bajo el diseño de Dios, seamos esas mujeres que describe el apóstol Pedro en su carta: (1 Pedro 3:6–5) Mujeres que se visten con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios. Mujeres que ponen su confianza en Dios y que aceptan y viven a plenitud el diseño dado por Dios para ellas.

Recordemos hoy que nuestra fortaleza no está en nuestra fuerza, está en Dios, recordemos que no necesitamos gritarle al mundo lo capaces que somos, pues sabemos que fuimos creadas a imagen de Dios, recordemos hoy que nuestra más grande empresa no es un cargo o una compañía que desaparecerá en el tiempo, nuestra más grande empresa y nuestro más ambicioso proyecto siempre ha de ser un hogar que glorifique a Cristo, levantar hijos temerosos del Señor y ser esa ayuda idónea que construya un matrimonio capaz de reflejar el amor de Cristo por su iglesia.

¡Vivamos para Cristo mis amadas hermanas, en Él y solo en Él hayamos la verdadera y perfecta libertad!
¡Si vamos a celebrar algo que sea nuestro diseño Divino!



[2] http://www.antena3.com/noticias/sociedad/que-dia-internacional-mujer-celebra-marzo-todos-anos-historia-pasa-reivindicacion-lucha-muerte_2017030858bfb8d00cf209599683ebce.html



miércoles, 11 de enero de 2017

Siete Razones por las que no soy Feminista


7 razones por las que no soy feministaPor Kristen Clark


Con un título como este quizás algunos se alegraron mientras que otros o cayeron en confusión o dieron clic con gusto. ¿Cómo lo sé? Porque he leído varios sinceros e-mails de estos tres grupos de lectores.
En GirlDefined hemos recibido docenas de e-mails que nos felicitan por estar en contra del feminismo y también otros muchos que nos preguntan por qué, siendo MUJERES hemos optado por dicha posición. Por supuesto, también hemos recibido mensajes de odio.


En un intento por aclarar exactamente nuestra posición sobre el feminismo (y dar un por qué), esta publicación es para ti.

Y para ti. Sí, incluso para ti.

Como hemos dicho en nuestro eslogan, hemos creado el Ministerio GirlDefined para ayudar a mujeres a regresar al diseño de Dios, lo cual implica dar por sentado que mujeres cristianas se han apartado de dicho diseño a pesar de que luchan por entenderlo y ponerlo en práctica.  Siendo breves, no creemos que el feminismo sea la respuesta para las preguntas de nuestra feminidad.

A pesar de que el feminismo ha hecho bien a lo largo de los años, creemos que también ha dejado a las mujeres confundidas e incompletas como nunca antes.  ¿Por qué? Porque siempre que trates de definir a la criatura separada del Creador, terminarás en problemas.

El feminismo es un completo sistema y cosmovisión construido por mujeres en el intento de redefinir la feminidad. Si cavas un centímetro bajo tierra sobre la visión del feminismo, encontrarás una red de creencias que se oponen totalmente a la Palabra de Dios.

Jenny Chancey lo definió muy bien al decir que el feminismo no es nada más que una rebelión en contra del orden de Dios y todos somos culpables en cierto grado. El feminismo comenzó en el jardín del Edén, no en el siglo 18 en Francia ni tampoco en Nueva Inglaterra en el siglo 19. El tentador invitó a nuestra primera madre a cuestionar el talento de Dios para definirla- ¿Conque Dios os ha dicho…? (Génesis 3:1). Este es el corazón del feminismo hoy, un constante cuestionamiento de la habilidad de alguien más de decirnos quienes somos como mujeres.

Como mujeres, no necesitamos que el feminismo defina nuestra identidad ya que la definición de Dios es total y completamente suficiente, y es precisamente lo que este ministerio busca promover.

Entonces, sin mayor preámbulo, aquí están las siete razones por las que he decidido no ser feminista.

1.   Te conviertes en tu propio Dios
No importa cuánto retoques el feminismo, esta “religión” ha creado su propia definición de feminidad y en lugar de buscar respuestas en la Palabra de Dios, ha definido la feminidad en sus propios términos. Tan solo lee algún capítulo de cualquier libro feminista y verás cómo este tema subyace cada página…  “Nosotras definimos quienes somos como mujeres…”

2.   La promiscuidad sexual es alabada
Lo creas o no, la gran mayoría de feministas suelen paralizarse y oponerse totalmente a la pornografía. Ya no. Los recientes movimientos feministas han intercambiado las cosas y están aceptando la liberación sexual.  Tristemente desvestirse para el público, posar desnudas y nadar en topless (sin brasier) ya no se consideran inhumanos sino liberadores.

3.   No todas las vidas son valiosas
Esta es una razón significativa. Muy, muy, muy pocos movimientos feministas estarían en desacuerdo sobre esto: “El aborto es un derecho para todas las mujeres”. El feminismo decidió jugar a ser Dios al darse el derecho de decidir cuál ser humano vive o muere y tristemente al luchar por los derechos de la mujer, el feminismo se los quita a las mujeres más pequeñas e indefensas, a aquellas que aún no nacen. Básicamente, el aborto expresa que, si eres menor de cierta edad, tu vida no vale nada. Definitivamente, ante esta realidad no podemos quedarnos atrás. 

4.   El liderazgo masculino es despreciado
Seamos honestos, el feminismo no ha sido un fan abierto del liderazgo masculino pues se ha centrado en decirle a las mujeres cómo ser fuertes, empoderadas y valientes, pero se han olvidado de animar también a los hombres.
Como resultado, el feminismo ha producido una línea de mujeres que desprecian el liderazgo masculino en cada manera y forma. Tristemente, este disgusto por su liderazgo se ha filtrado en la iglesia y muchas mujeres cristianas desprecian el diseño de Dios para para sus esposos.

5.   Las tareas del hogar no son valoradas
Dedicarse al trabajo doméstico solía ser una elección de carrera popular entre las mujeres jóvenes, ya no. El feminismo ha redefinido lo que significa ser una mujer exitosa en este siglo… y ¿adivina qué? El éxito femenino ya no se encuentra en el hogar sino en el mercado laboral. 
Si quieres ser alabada por nuestra cultura moderna, deberías entonces estar mejor fuera de tu hogar haciendo cualquier cosa excepto las tareas domésticas y educando a tu familia. Esta es la actitud subyacente que el feminismo ha creado en nuestra cultura actual.

6.   Las particularidades de género son ignoradas
Una mirada al Génesis revelará al Dios del universo trabajando fuertemente al crear una raza humana que refleje Su divina imagen. Esta imagen celestial incluye a un hombre y una mujer reflejando diferentes partes del carácter y la naturaleza de Dios con el propósito de glorificarlo y apuntar al evangelio venidero. El feminismo borra toda esta belleza. Los hombres y mujeres ya no son diferentes sino iguales. Los roles de género han sido borrados y dejados a la redefinición personal de acuerdo a nuestros propios deseos.

7.   La mentalidad de víctima es fomentada
¿Han sido las mujeres víctimas del pecado del hombre? Absolutamente. ¿Son todas las mujeres víctimas? No, desde luego. Tristemente, el feminismo ha ganado bastante aceptación y popularidad al fomentar en las mujeres la creencia de ser víctimas de algo.

“Las mujeres no pueden andar sin blusa en público como los hombres… ¡somos víctimas de la inequidad!” o… “Hay más hombres en autoridad que mujeres… somos víctimas de una sociedad patriarcal” …“¿por qué deberían ser los hombres los líderes de sus familias?... somos víctimas de la opresión femenina”. Ahí lo tienes. El feminismo fomenta constantemente a acoger una actitud débil, lamentable y victimizada de la vida.

Ahí las tienes, siete razones por las que no soy feminista y honestamente hubiera compartido cien, pero quise ahorrarte el tiempo.
Mujeres, he decidido no ser feminista NO porque odié a la feminidad sino porque descubrí una mejor versión que es mucho, mucho, mucho más fortalecedora para mí como mujer.
La feminidad puesta en el diseño de Dios.

El diseño de Dios para la mujer nos promueve a ser inteligentes, sabias, fuertes, trabajadoras y valientes para Su gloria, no para la nuestra. Esta es la enorme diferencia entre la feminidad Bíblica y el feminismo.

La feminidad Bíblica define a la mujer de acuerdo al diseño de Dios para Su Gloria y nuestro más grande bien.

Como Jenny Chancey hermosamente dijo: “Entre más busquemos conformarnos a la voluntad de Dios como mujeres y a su invariable definición, seremos más felices y tendremos más paz tanto como individuos y dentro de la sociedad que ayudamos a construir.”
Nunca he sido más feliz, contenta, gozosa, segura y valiente que al empezar a vivir de acuerdo al hermoso diseño de Dios. Espero te unas conmigo.

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Artículo traducido por Aranza Erazo, original de GirlDefined 7 Reasons I’m Not a Feminist https://www.girldefined.com/7-reasons-im-not-a-feminist


jueves, 5 de enero de 2017


Comencemos el Año Disfrutando de la Palabra de Dios: PLAN DE LECTURA PARA UN AÑO

Horarios de los Cinco Días de Estudio Bíblico Este sistema especial te ayuda a leer la Biblia entera (o solo el Nuevo Testamento) en un año, solo leyendo cinco veces a la semana. Esto te da lugar a ponerte al día o tomarte un día libre, pero sobre todo este sistema lo hace práctico y simple de hacer. Mucha gente ha alcanzado sus metas de leer la biblia diariamente gracias a este sistema. Leer la Biblia en orden cronológico (hasta los salmos han sido colocados en orden) ayuda al lector a entender la historia de la Biblia y también lo incentiva a leer la palabra de Dios. Siempre lee la biblia en el orden que aparece en esta lista. Por ejemplo, si en ese día aparece Crónicas antes que Reyes lee Primero Crónicas. Marca cada día después de haber hecho la lectura y después cada semana del registro semanal. Te vas a impresionar cuando te des cuenta que el año va pasando y tú sigues leyendo la biblia regularmente. Las bendiciones de Dios van a seguir a aquellas personas que lean, entiendan y vivan en su palabra. 
Espero que esta guía te ayude en tu glorioso final. “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” (Salmos 119:105)





jueves, 20 de octubre de 2016

Limpieza diaria para el Corazon


"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" Romanos 12:2

Las mujeres nos caracterizamos por tener rutinas claras, por ser disciplinadas y por mantener e incluso enseñar diversos hábitos y rutinas, por ejemplo todas sabemos que no debemos dormir con el rostro maquillado, por tanto lavar nuestro rostro antes de ir a la cama se hace una rutina que llega a convertirse en un hábito; esto lo hacemos estemos donde estemos y como estemos, aun llegando muy tarde en la noche después de una cena, lavamos nuestra cara, en vacaciones no lo olvidamos, así estemos cansadas y rendidas lo hacemos.

Esto me pone a pensar que muchas veces somos tan minuciosas, preocupadas y disciplinadas con cosas tan banales como limpiar nuestro rostro, pero somos tan descuidadas con lo realmente importante que es limpiar nuestro corazón.

Todas conocemos muy bien versículos como Romanos 12:1-2; proverbios 4:23; Jeremías 17:9 y muchos otros versículos más que probablemente hemos resaltado, señalado, pero que pareciera que en nuestro día a día olvidamos. Todos estos versículos nos indican lo importante que es mantener un corazón desintoxicado por decirlo de alguna manera, seguramente te estarás preguntando en este momento, ¿de qué cosas debo limpiar mi corazón?

Pues déjame decirte que así como nuestro rostro se llena de impurezas y partículas contaminantes en el transcurso del día, sin que siquiera lo percibamos, nuestro corazón sufre una contaminación similar, pero mucho más importante.

A diario convivimos con imágenes, música, programas radiales, televisivos, redes sociales, conversaciones y mil cosas más de nuestro día a día que van dejando residuos en nuestro corazón, y qué hacemos con ellos, muchas veces los dejamos ahí, los acunamos, los consentimos, los conservamos.

Pero la palabra nos insta a algo diferente, Nueva traducción viviente lo dice de esta manera: “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta” Romanos 12:2

A este versículo siempre lo he llamado el DETOX, es decir la fórmula para desintoxicar nuestra mente y nuestro corazón.
De manera que así como lavamos nuestro rostro todas las noches, también debemos someter nuestro corazón y nuestra mente a un proceso de limpieza y ¿cómo lo hacemos? Pues a través de la Palabra de Dios.

Solamente a través de la Palabra del Señor podremos ser confrontadas, y enseñadas, ella debe ser nuestro espejo, en ella debemos ver el tipo de mujeres que el Señor nos manda a ser, a través de ella podemos aprender y podemos comenzar a vivir la vida santa a la que somos llamadas.

Nuestra mente debe ser vaciada de todo aquello que recibió en el día, para ser llena de la Palabra de Dios, para que podamos desechar todo aquello que nos contamina y para que podamos recibir el alimento fresco y el agua de vida que el Señor quiere darnos, si no pasamos tiempo a diario en la Palabra del Señor, toda aquella contaminación que recibimos del mundo, muchas veces sin darnos cuenta, irá socavando nuestro corazón y nuestra mente, comenzará a crecer como la maleza hasta llegar a convertirse en una idea, una opinión, un pensamiento, una cosmovisión.

Por eso es tan importante acercarnos con humildad a la Escritura y permitirle que nos confronte, que nos redarguya, que nos instruya y nos alimente.

Porque solamente a través de esa renovación total de nuestra mente que debemos llevar a cabo día a día, podemos comprender que la voluntad de Dios es agradable y perfecta, ¿cómo entenderemos esto? Porque comenzaremos a pensar, a decidir y a vivir conforme a su Palabra, y el resultado de esto será recibir las bendiciones de Dios para aquellos que caminamos con él de manera obediente.

Así que no vayas una vez más a la cama sin preguntarte, ¿he limpiado hoy mi corazón?




miércoles, 21 de septiembre de 2016

Siete consejos para que las madres ocupadas pasen tiempo en la Escritura


El fin de año se acerca y para la mayoría de madres esta es la temporada más ocupada del año pues el regreso a clases se une con la navidad y así el siguiente descanso será hasta el dos de enero. Mientras la Palabra de Dios reposa en nuestra biblioteca para llevarnos a un momento de quietud, el mundo nos lleva a mantenernos ocupadas: inscribir a los niños al futbol, clases de piano, gimnasia, baloncesto, fútbol y la lista puede seguir… tan solo lo mencionas y te enteras que las demás andan igual.
El mundo nos lleva a mantener una agenda apretada y seguir su ritmo. Si no lo sigues, quizás tus hijos puedan perder alguna oportunidad significativa, o no serán chéveres, o no aprenderán valiosas lecciones de vida, o no podrán socializar o no podrán, podrán, podrán. Tal parece que estar y mantenerse ocupado es cómo conduce aquella silenciosa mantra.
Prácticamente, lo que el mundo define como las actividades de las madres es este caótico ajetreo.
Sin embargo, la verdad es que necesitamos momentos de quietud.
 “En los momentos de quietud, Dios nos habla a través de su palabra y nosotras a Él en oración

En los momentos de quietud, Dios nos habla a través de su Palabra y nosotras a Él en oración. Es allí donde nos alejamos de nuestras ocupaciones para compartir valioso tiempo con nuestro Padre celestial. Es allí cuando vamos a su palabra con el precioso propósito de beber del buen vivir: Jesucristo.
Aquí está una simple guía para las madres ocupadas que quieren construir más de esos momentos de quietud en su día a día: momentos para detenerse y beber profundo del buen vivir:
  1.   Escoge un fragmento de la Escritura para la semana. Mis favoritos vienen de los Salmos, Proverbios, los Evangelios y las Epístolas.
  2.    Escribe el fragmento Bíblico en una tarjeta y guárdala en tu bolsillo o al lado de tu computador. Sácala periódicamente y léela varias veces. Mantenla en tu cartera a lo largo de la semana y revísala en momentos oportunos.
  3.   Lee el pasaje al iniciar la mañana. Si lo revisas apenas te levantas, será entonces lo primero en tu mente.
  4.     Abre tu Biblia a ese pasaje y ubícalo en el mesón o barra de tu cocina. A lo largo del día, cuando camines ahí, detente, lee el pasaje y luego sigue.
  5.    Lee el pasaje en voz alta. Léelo para ti misma y para tus hijos durante la comida y antes de dormirse.
  6.   Lee de nuevo el pasaje antes de que te vayas a dormir. Termina tus días con la lectura de ese pasaje. 
  7.   Escribe el pasaje al inicio de tu lista de cosas por hacer. Así, cada vez que la revises, podrás repasarlo. 


** Articulo traducido por Aranza Erazo

martes, 16 de agosto de 2016

Permítele a la Biblia decirte cómo ser una Mujer


Gracias a una oveja que se une a este caminar, desde hoy podremos disfrutar de entradas de otros autores que han sido traducidas al español, para nuestro crecimiento. Damos gracias a Dios por la vida de Aranza Erazo quien ha traducido para nosotros este articulo: 


PERMITELE A LA BIBLIA DECIRTE COMO SER UNA MUJER

Existen versículos sobre la feminidad que difícilmente nos sorprenden. La enseñanza de las mujeres mayores a las más jóvenes debería ser de alta estima, el hecho que las mujeres amen a sus esposos e hijos es de esperarse aun cuando esta labor parezca desafiante y entre mayor importancia demos a la belleza exterior, en Cristo entendemos que nuestro interior merece el más considerable embellecimiento.
Sin embargo, otros versículos producen algo más como la sumisión que  en sí puede producir algún cambio. Enfocadas en el trabajo del hogar y asumiendo roles en la Iglesia, es posible que podamos explotar fácilmente. Las dificultades, sin embargo, a menudo aparecen en la Biblia y como creyentes tenemos la obligación  de tratar la escritura e incluso los versículos más polémicos de tal forma que Cristo sea honrado.
Trata la escritura con humildad
Cuando encontramos  dificultades en la feminidad bíblica, lo hacemos de forma armada al usar nuestras propias experiencias y opiniones. Aquellos temas o dificultades son centrales e importantes tanto para nuestra identidad femenina como para las convicciones que traemos profundamente arraigadas. De hecho, nos levantamos a defenderlas por instinto pero en Cristo tenemos un llamado superior: elevar a Dios y su palabra por encima de todo.
La humildad se inclina ante la palabra de Dios pues  reconoce que el mundo y su dios oscurecen nuestra mirada. En lugar de defender nuestras propias convicciones, estamos llamadas a examinarlas bajo la luz de la verdad. En humildad, oramos para entender  la verdad y no para que cumpla nuestros deseos bajo la misma intención que Dios quiso comunicar.
Así, Le pedimos a Dios que nos quite las convicciones ajenas a Él. En dicho proceso somos transformadas y nuestras mentes se renuevan  “para que comprobemos cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” que Romanos 12:2 señala.
Cuando nos humillamos a nosotras mismas no nos vestimos de feminidad sino de Cristo. No damos una mirada cautelosa a la escritura sino que nos sometemos a Dios y estimamos la santidad de su Palabra. Especialmente, cuando no la entendemos o cuando no estamos de acuerdo con ella es precisamente cuando deberíamos humillarnos ante ella sabiendo que Dios es bueno y sus caminos más altos que los nuestros.
Trata la escritura con temor reverente
La palabra de Dios es divinamente inspirada, eterna y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia (2 Timoteo 3:16) hasta que algún asunto como la sumisión aparece. Una vez entramos en aprietos, cae la reverencia por la palabra. Repentinamente, creemos que algunas partes del Nuevo Testamento encajan solamente para un tiempo y espacio preciso. Creemos así que el apóstol Pablo  ya no es un siervo de Dios sino un hombre deshonesto que habla desde su opinión personal y por eso  nos sentimos libres de poner a un lado las opiniones de otros e incluimos las nuestras para refutar el discurso de Pablo que creemos cuestionable.

Desde el edén, el enemigo se ha enfocado en la reverencia a la palabra de Dios que es santa y pura. Cristo es el Verbo hecho carne y sus seguidores estimamos sumamente su palabra, lo cual se refleja en todo lo que hacemos y decimos.

En Tito 2 normalmente nos enfocamos en lo que las mujeres ancianas deben enseñar a las menores (Tito 2:3-5) pero no deberíamos dejar a un lado el motivo para esta enseñanza: “que la palabra de Dios no sea  blasfemada”. Si nuestra conducta trae honor o deshonor a la palabra, ¿cuánto más deshonor traerá si por algún asunto ponemos en duda su autoridad?

De este lado del cielo, no habrá una única interpretación de ciertos pasajes de la Escritura y ciertamente es de esperarse que el mundo vaya en contra de ella al ser contracultura pero como seguidores de Cristo, hacemos bien en tener cuidado al manejar dichos asuntos polémicos. ¿Realmente queremos afirmar que ciertos pasajes de la Biblia fueron escritos por Pablo en la carne? ¿Realmente queremos poner en duda el hecho de que toda la Escritura es inspirada por Dios?  (2 Timoteo 3:16)

Si deseamos honrar al Señor, no debemos apuntar y disparar hacia versos de la Biblia, por lo contrario, los estimamos e incluso aquellos que causan polémica debemos considerarlos como santos e inspirados por Dios. En este orden de ideas, oramos para que el Espíritu de Dios nos guie a entenderlos. 
Seamos honestas
Una estadística de larga data indica que aquellos que se denominan cristianos realmente no leen sus Biblias. Además, cuando los asuntos polémicos aparecen como la feminidad bíblica, la mayoría de cristianos tienen una opinión visceral que se fundamenta comúnmente en la cultura, incluso una cultura cristiana u cualquier otra en vez del estudio sistemático de la palabra de Dios.
¿Y si fuéramos honestos acerca de nuestra falta de entendimiento? Si no hemos estudiado en oración algún asunto, ¿deberíamos ponerlo vigorosamente a debate? Y si hemos estudiado, ¿fue en base a nuestro tiempo o con una actitud sumisa a Dios?
Como creyentes, nuestro objetivo debería ser crecer en el estudio bíblico y para crecer, necesitamos ser honestos acerca de lo que no conocemos. Deberíamos querer ser “prontos a oír, lentos para hablar, lentos para airarse” (Santiago 1:19) y siempre, el crecimiento viene al buscar al Espíritu Santo.

Dios inspiró aquellos pasajes sobre feminidad (y otros) de la Escritura que nos enfurecen. Son beneficiosos y santos y ya que somos llamados a ser santos, también estamos llamados a tratar cada verso con reverencia, con el máximo esfuerzo y propósito de que Dios y su palabra sean glorificadas.
*Articulo Original escrito por Kim Cash Tate para Desiring God con el título Let the Bible Tell You How to Be a Woman