“..que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus
maridos y a sus hijos”. Tito 2:4
Si hay una instrucción maravillosa plasmada en la
escritura es esta, que las mujeres mayores ya sea en edad o en piedad, le
enseñen a las mujeres más jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, a cuidar
el vínculo humano más importante y con mayor trascendencia en nuestra vida, el
matrimonio.
En esta ocasión quiero compartir un extracto del
libro “Creada para ser ayuda Idónea” de Debi Pearl en el cual una mujer mayor,
cuyo matrimonio fracaso, reflexiona y escribe a las mujeres más jóvenes, que están
comenzando sus matrimonios o que aún están a tiempo de remediar muchos errores,
exhortándolas a ser esa ayuda idónea que sus esposos necesitan, para que
tomando a tiempo el concejo de la Escritura puedan evitar muchos errores y por
el contrario glorificar al Señor con sus matrimonios:
Yo quisiera relatar mi caso como una advertencia para otras. Tengo 52
años de edad y he estado sola durante 23 años. Nunca imagine que este sería mi
destino en la vida. Nunca se me paso por la cabeza que mi esposo me fuera a
dejar.
Cometí muchos errores en mi relación con mi esposo, hoy veo y oigo a
esposas jóvenes, y esposas mayores también, que imprudentemente están cometiendo
estos mismos errores con sus propios esposos.
Dan por sentado que el jamás las dejaría ni pediría el divorcio. Este sentido
de seguridad parece hacerles pensar que tienen la libertad para asumir su
postura, de mil maneras, contra los errores, fracasos y debilidades de sus
esposos. Yo lo veo como ignorancia, o como negarse a obedecer la instrucción de
Dios para la mujer, o una combinación de ambas. Por esto relato mi caso para
exponer la verdad a las esposas que realmente ignoran y para advertir a las
esposas que se resisten.
Yo no puedo responder por las responsabilidades y deberes de mi esposo. Ese
es un asunto entre él y Dios. Pero si yo hubiera sabido entonces lo que se
ahora respecto a lo que Dios quiere de la esposa, es decir, lo que el hombre
necesita y lo que yo podía hacer para suplir esas necesidades, todo hubiera
sido muy diferente.
Las cosas que hice o dejé de hacer no fueron diarias, radicales ni
manifiestas. Fueron cosas sutiles, menguando o creciendo, pero como quiera,
presentes.
Cuando mi esposo se portaba de manera egoísta en casa, se enojaba, y en ocasiones
decía maldiciones, pero luego iba a la iglesia y fingía ser espiritual,
quisiera haber orado por el en lugar de apartarme un poco emocionalmente, para
hacer que fuera tan evidente mi cinismo y falta de confianza en él. Quisiera haber
mostrado abiertamente mi amor y aceptación de el por lo que él es, en lugar de
esperar impacientemente hasta que se portara bien.
Cuando él les fallaba a los niños, no hacia devocional, no era espiritual, no
guiaba como debía, quisiera haber confiado completamente en Dios, manteniendo
unidad, honor, reverencia y sujeción con un corazón alegre y confiado. Quisiera
haber con seguido que los hijos le siguieran honrando y orando por su padre en
lugar de permitir que se manifestara tan abiertamente mi actitud de mártir.
Cuando el afirmaba una cosa respecto a alguien o algo, quisiera no haber
ridiculizado su opinión, haciéndole saber que se había equivocado una vez más.
Cuando él se portaba como un imbécil, hubiera querido permanecer callada y
orar por él, amándolo de todas maneras en lugar de hacerle ver lo que pensaba
de él y sus acciones.
Cuando el trataba de reparar alguna ofensa que había cometido contra mí,
hubiera querido no ser tan fría, esperando que sufriera un poco más y fuera más
sincero y autentico en su disculpa.
Cuando el gastaba dinero que yo consideraba que no podíamos gastar, hubiera
querido permanecer callada, confiando en Dios. Quisiera haber mostrado una
confianza continua en el a pesar de sus decisiones.
Cuando él quería que yo hiciera algo y yo no quería hacerlo, quisiera haber
accedido gustosamente en lugar de hacer que se arrepintiera de habérmelo dicho.
La obstinación no es una cualidad que logre que una mujer sea apreciada por un
hombre.
Cuando el necesitaba una mujer que creyera en él, lo admirara, lo aprobara y
lo aceptara a pesar de sus fallas. Quisiera ahora haber sido yo, la que le
diera esas cosas.
Cuando yo pensaba que la única manera de lograr que cambiara era recordarle
constantemente sus faltas – cosas pequeñas que hacía y decía- quisiera que
alguien me hubiera apartado para decirme lo equivocada que estaba si pensaba
que me tocaba a mi aplicar y mantener la presión.
Cuando él no respondía pronto con un negocio o con los amigos, quisiera
haberme quedado callada, sin inyectar mi “ayuda” en el asunto.
Cuando nos encontrábamos con la familia de él y nuestras amistades, quisiera
no haber adoptado un aire de mártir porque él se retiraba para hacer otra cosa.
Cuando él no sabía cómo mostrar amor y yo sentía un vacío emocional, quisiera
haber soportado todo y esperado todo y haberlo amado incondicionalmente en
lugar de abandonar la lucha en mi interior, buscando en amistades y familia mi satisfacción
y apoyo emocional. nunca vi ninguna necesidad de hacerme querer por él. Yo daba
por hecho que el cumpliría con la obligación moral del esposo de amarme. Quisiera
haber asistido a la “academia de la belleza de Dios” para la mujer total.
Paso el tiempo. El matrimonio murió, estrangulado por la carga de
errores, pecado y egoísmo de ambos.
algunas de ustedes no creen que esto les pudiera suceder. incluso, podrían estar pensando que seria un alivio si pudieran lograr que el saliera de la casa. piensas " yo estoy sana y fuerte. emocionalmente estoy estable. yo puedo enfrentarlo, soy bonita y encontrare un hombre bueno. tengo familia que me ayudara tengo una buena iglesia que me apoyara y podre recibir consejería, etc. al menos tendré paz en la casa y podre vivir como yo quiera. no tendré que luchar con tantos problemas"
Todas estas son ideas que podrían tener las esposas necias. pero yo se que no es así, mi experiencia como la de miles mas, demuestra que esta mentalidad es una mentira.
Sobra decir que esta mujer se enfrento a una cantidad innumerable de dificultades al asumir su separación, escases económica, dificultades con sus hijos, enfermedad, soledad, y una larga lista de cosas que pertenecen a todo aquello que enfrentamos cuando nos alejamos del plan de Dios.
se que en este momento podrás pensar que todo esto suena arcaico, podrás alegar tus "derechos" como mujer del siglo XXI, pero todo esto a los ojos de Dios no será mas que el obrar de una mujer insensata.
Te invito a que leas el articulo nuevamente y cada vez que leas la palabra "Cuando", detente y pregúntate: Cuando mi esposo actúa como actuó el de ella, ¿reacciono yo como reacciono ella?.... Pidámosle al Señor sabiduría y valor para vivir como verdaderas ayudas idóneas que puedan darle gloria con sus matrimonios.
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