El Pecado del Aborto
Por:
Aranza Erazo
Los medios de
comunicación anunciaron hace algunas semanas que el Senado Argentino rechazó el
proyecto de ley para legalizar el aborto: la interrupción del embarazo con la
intención expresa de que el feto NO sobreviva. Ante este excelente
acontecimiento en Argentina, es necesario entender que esta práctica es y
siempre será un horrendo pecado y la peor forma de maltrato infantil. Aquí te
explico algunos motivos para poder defender una posición en contra del tema.
1.
Es
cuestión de vida
El aborto
es un asesinato. Punto final. Es muerte a un ser viviente hecho conforme a la
imagen y semejanza de nuestro buen Dios (Génesis 1:26). De acuerdo con Miguel
Núñez, pastor, teólogo y médico infectólogo, desde el momento de la concepción
el ser que se desarrolla dentro de una mujer es biológica y espiritualmente diferente
y separado de la madre aunque lo lleve en su vientre. Estos dos cuerpos tienen
dos corazones, dos cerebros y dos constituciones genéticas diferentes. Ambos
son seres vivientes formados por Dios y todo atentado contra su vida será
siempre un homicidio.
Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
Salmo
139:13
2.
Es
cuestión de amor.
Uno de
los argumentos más comunes es la autonomía de la madre para interrumpir el
embarazo dado que puede hacer con su cuerpo según le convenga. Esto es, puedo hacer con mi cuerpo lo que quiera. Cambiemos
un poco la historia bajo el mismo pretexto.
Supón que hoy
decides beber licor y sin planearlo te embriagas. Enciendes tu auto y conduces
a casa pero causas un accidente donde muere una persona, las autoridades te
declaran culpable por su asesinato y te defiendes diciendo que es tu cuerpo,
que tú decides qué hacer o no con él. Aun así, vas a prisión. ¿Qué diferencia
hay con el aborto? Ninguna. El aborto destruye intencionalmente una vida. Aunque
las campañas pro abortistas buscan obtener abortos seguros, gratis y libres, en
realidad todo eso es falso. En el aborto “seguro”, seguro alguien muere. En el
aborto “gratuito”, alguien lo paga y muy caro y en el aborto “libre”, alguien no
eligió. En el aborto legal, el derecho a la vida NO se respeta y la ira de Dios está presente:
Maldito el que recibiere soborno para quitar la vida al inocente.
Deuteronomio 27:25
3.
Es
cuestión de lógica
Existen
algunas causas legales para practicar abortos que necesitamos entender y
establecer un argumento con la intención de rechazar lo que Dios rechaza y
defender lo que Él defiende. A continuación, tres médicos nos darán aportes
significativos para leer atentamente.
a.
Cuando
hay malformaciones del feto.
“Una
madre no puede decidir matar a su hijo porque está enfermo y vulnerable en su
útero. Es el momento en que su hijo más lo necesita. El aborto provocado por
una malformación congénita es eutanasia intraútero. No se sana la criatura descuartizándola,
desmembrándola, quemándola, succionándola dentro del útero. Es un procedimiento
cruel, retrógrado e inhumano”.
Dr. Ariel Pérez, Anestesiólogo.
Hay una vida dentro o fuera del útero,
una vida con imperfecciones y afecciones médicas que no son excusa para matar
antes o después del parto. ¿Sería apropiado entonces asesinar a las personas
que hoy viven con discapacidades? ¡POR SUPUESTO QUE NO! Si se tratara de matar
a las personas con algún tipo de imperfección, nadie quedaría vivo en el
planeta tierra. No hay nadie perfecto, solo Dios.
b. Cuando el aborto es resultado de una
violación o incesto.
Un
trauma no se cura con otro trauma. Una madre no puede decidir matar a su hijo
porque fue concebido en un acto bestial de violación o incesto. Su hijo no
estaba presente en el momento del repudiable acto y no tiene la culpa de que su
padre es un violador o un incestuoso. No se sana la criatura descuartizándola,
desmembrándola, quemándola, succionándola dentro del útero. Es un procedimiento
cruel, retrógrado, inhumano, más cuando el condenado es inocente; es eutanasia
intraútero.
Dra. Rosario Almanzar, Pediatra
Endocrinóloga y Nutrióloga Clínica.
c.
Cuando
el aborto pone en peligro la salud de la mujer.
Cuando
la vida de la madre está en peligro y la única alternativa médica es el
desembarazo, el médico actúa aún a sabiendas que habrá un efecto colateral que
lesionará al feto o al embrión. En este caso no es un aborto provocado
(asesinato) sino un acto ético-médico legal. No existe el aborto terapéutico;
la terapia es para sanar, no para matar.
Dra. Xenia Castillo, Neonatóloga.
¿Qué hacer?
a. Predica el evangelio y haz discípulos
(Mateo 28:18-20).
Imaginar la cantidad de abortos
practicados en clandestinidad y legalidad es algo que duele profundamente el
corazón de los hijos de Dios y principalmente de Nuestro Buen Padre que está en
los cielos. Debemos recordar constantemente que es el pecado de este mundo
caído lo que causa el aborto y la lucha de quienes lo defienden. Sin embargo,
como expresó hace un tiempo Ellissa Baird, existe verdaderamente una única
solución ante este mal: Jesucristo. Ser adoptado en la familia de Dios y
conocer el perfecto amor de Nuestro Padre Celestial es la única solución que
existe para el pecado que hay en el mundo.
El pecado del aborto es consecuencia de
la muerte espiritual del ser humano. Somos ciegos por naturaleza y jamás nos
acercaríamos a la Biblia para admirar la gloria de Jesucristo ni valorar el
maravilloso regalo de la vida que solo Dios da y solo puede quitar. Por esto,
el mayor regalo y la más grande necesidad que todo hombre pueda tener- en el
vientre y fuera de el- es la necesidad de un Salvador. Cuando predicamos el
evangelio en el contexto del aborto lo llamamos por lo que es: un pecado a los
ojos del Dios que necesita ser perdonado a través de Cristo.
Llegará el día y la hora en que daremos
cuenta ante Dios por cuanto hicimos en la tierra. Ahí, tanto practicantes como
no practicantes del aborto o de otro pecado serán declarados culpables y la ira
de Dios será derramada en la eternidad en el infierno a menos que clamen al
mismo Dios por su perdón para que la vida perfecta de Cristo sea contada por la
suya propia. De otro modo, estarán en el infierno para siempre. Presta atención
si quieres vivir. Dios mismo
proveyó un medio en el que mostró Su justicia y Su bondad. Nosotros violamos
sus mandatos, pero Él se hizo hombre para pagar el castigo. Jesús sufrió y
murió en la cruz para satisfacer lo que sus mandatos demandaban.
Teniendo
esto en mente, ¿cuál sería un precio justo que podría pagarse por la vida
eterna con Cristo en el Cielo para siempre? En verdad, no tiene precio. Sin
embargo, si confiamos en nuestra propia bondad para entrar en el cielo, le estamos
diciendo a Dios: "Yo debería entrar en el cielo porque he hecho el bien -
me he ganado la entrada". Si mueres sin haberte arrepentido de tus
pecados, no habrá una segunda oportunidad. Enfrentarás la justicia de Dios y
terminarás en el infierno para siempre. Así que, confiesa tus pecados a Dios,
arrepiéntete de corazón, cree que Cristo puede salvarte, y pasarás de muerte a
vida. Te ruego que no mueras sin Cristo.
b. Infórmate. Habla del tema con tu pastor
y miembros de tu Iglesia local.
Hace un tiempo escuché la frase “…quizá tu pastor no sea famoso o no tenga
muchos seguidores en las redes sociales pero de seguro es un pastor fiel a
Cristo y al evangelio.” Si esto es así, valora a tu pastor y conversa con
él a profundidad del tema. Si por ignorancia u orgullo llegaste a practicar o
defender el aborto, no olvides que hay esperanza y perdón en Cristo (1 Juan
1:9). Sin embargo, es probable que los estragos y consecuencias del aborto aún
causen dolor en tu vida pero no estás solo, tu pastor y la congregación también
están para orar contigo, animarte y ayudarte a crecer y vivir una vida santa
bajo el estudio de la Biblia. No tengas en poco el consejo de un hombre
disciplinado y conocedor de la Biblia para guiar al pueblo de Dios.
c. Defiende la adopción: el corazón del
evangelio.
Romanos 8:15 dice que a quienes Dios
salvó decidió adoptar. En el evangelio vemos una hermosa historia de adopción: Dios
redime, salva, limpia y hace sus hijos a quienes no lo eran por la dureza de su
corazón. Defender la adopción y practicarla es una predicación viva y real del
evangelio al resto de personas de su necesidad de Cristo, del perdón de Dios y
de una vida guiada por el Espíritu Santo. Clama a Dios por sed de estudiar este
tema en tu iglesia y con otros creyentes. Un buen punto de inicio es la
historia de Moisés.
d. Practica la misericordia como hijo de
Dios y ten compasión y cuidado de las madres solteras.
Timothy Keller menciona en su libro Ministerios de Misericordia que si queremos alcanzar al prójimo con el evangelio tenemos
que expresar nuestra fe de manera activa, combinando obras de compasión con el
evangelismo y el discipulado. No podemos limitarnos a expresar nuestro amor
verbalmente, sino que debemos demostrarlo con nuestras palabras y con nuestras
obras (1 Juan 3:17). Solo la iglesia de Jesucristo puede atacar la raíz de los
problemas sociales y ministrar a las personas de forma integral. Sólo el
evangelio reconoce que el pecado nos ha arruinado tanto individual como
socialmente y es en dichas esferas sociales donde hay necesidades palpables que
debemos suplir.
Cuando veamos a madres
solteras, parejas estériles y niños sin un hogar, recordemos cuál era nuestra
condición sin Cristo. Dios nos ha dado una riqueza grandiosa: El mismo. De ese
mismo amor recibido, demos a otros con alegría recordando que nada nos
pertenece, que de este mundo nada podemos sacar (1 Timoteo 6:7) y que Dios ama
al dador alegre (2 Corintios 9:7). Para profundizar en el estudio de este tema,
recomiendo altamente el libro mencionado anteriormente.
e. Ora a Dios por misericordia de tu
nación.
Para terminar, recuerda que en la
oración admitimos nuestra debilidad y necesidad del favor de Dios en cada
momento. Al ver como el pecado destruye el comportamiento del hombre, recordemos
la soberanía de Dios y la responsabilidad del creyente de expandir el reino de
Dios y predicar sin temor a la oposición.
Bibliografía
Núñez, Miguel
(2015, Julio 13). La realidad detrás del aborto.
Descargado de https://integridadysabiduria.org/la-realidad-detras-del-aborto/
Keller,
Timothy. Ministerios de Misericordia:
Encarnando la Parábola del Hijo Pródigo. Editorial Poiema, 2017.