20 Alarga su mano al pobre, Y
extiende sus manos al menesteroso.
La Mujer de Proverbios 31 es una
mujer que definitivamente vive la gracia, no se centra en ella misma y sus
necesidades, sino que se da a otros, esta mujer tiene compasión hacia el pobre
y el necesitado, ella muestra su compasión con actos concretos de misericordia,
ella ama al prójimo no solamente de labios para afuera sino con su hechos y
verdad, a la manera que Juan nos insta a amar a nuestro prójimo: Pero el que tiene bienes de este mundo y ve
a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor
de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y
en verdad. 1 Juan 3:17-18
Las mujeres a lo largo de la
historia nos hemos caracterizado por nuestro carácter ayudador, por tener esa
sensibilidad que es pronta para identificar quien tiene una necesidad, nuestros
brazos se han hecho para abrazar, nuestras manos para acariciar y proteger.
Muchas veces como mujeres nos
quejamos de que no hay muchas cosas que hacer en la iglesia o ministerios en
los cuales podamos servir, pero olvidamos el ministerio de misericordia que es
uno de los más importantes, no importa si en nuestra iglesia está definido como
tal, puesto que actos de misericordia podemos tener con muchas personas,
visitar a los enfermos en clínicas u hospitales, extender nuestras manos para
ayudar a una madre soltera o primeriza, acoger niños que requieren un hogar de
paso, apoyar obras, dar un plato de comida a aquel que lo necesita, muchas
veces tenemos tan cerca personas que requieren de nuestra ayuda pero pasamos de
largo.
Te has preguntado alguna vez si la
persona que a diario te abre la puerta en el edificio desayuno? Si tuvo quizás
un almuerzo medianamente balanceado? Que haces cuando cambias tus muebles o tu
ropa? Los vendes? No nos ha dado mucho el Señor para poder compartir a otros?
¿No es ese acaso el propósito de ser prosperados?
“El pueblo de Dios debe tener un
corazón compasivo para los que son física y materialmente pobres y necesitados.
En la ley, Dios dijo a los israelitas que los rebuscos de sus viñas y campos
deberían ser dejados para los pobres de la tierra (Lv. 19:10; 23:22). La mujer
piadosa de Proverbios 31 obedece fielmente el mandamiento: “Porque no faltarán
menesterosos en medio de la tierra: por eso yo te mando, diciendo: abrirás tu
mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra.” (Deut. 15:11). En
Prov. 31:9 los creyentes ya habían sido animados a abogar por la causa de los
pobres. En Proverbios 14:21 se pronuncia una bendición sobre los que muestran
compasión por los pobres y les ayudan: “Peca el que menosprecia a su prójimo;
mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado.”
Al estudiar esta palabra hebrea que
se traduce como “pobre” en Proverbios 31:20, me sorprendí al ver que se usa
para nuestro bendito Señor Mismo durante los días de Su humillación: “Alégrate
mucho, hija de Sion: da voces de júbilo, hija de Jerusalén, he aquí tu rey
vendrá a ti, justo y salvador, humilde y cabalgando sobre un asno, sobre un
pollino hijo de asna” (Zacarías 9:9). La palabra “humilde” es la misma palabra
“pobre” en Proverbios 31:20. Recordamos la asombrosa condescendencia de nuestro
Señor: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor
a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis
enriquecidos” (2 Corintios 8:9).
La palabra “menesteroso” al final
del versículo 20 significa “uno que está en necesidad, en carencia; que le
falta algo.” Cuando a una persona le faltan las necesidades básicas materiales
como alimento y vestido, entonces es considerada pobre, luego la palabra es un
sinónimo de pobre.
El principal pasaje del Antiguo
Testamento que instruye a los israelitas en cuanto a sus responsabilidades
hacia los pobres y menesterosos se encuentra en Deuteronomio 15:7-11: Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno
de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te
da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre,
sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que
necesite. Guárdate de tener en tu
corazón pensamiento perverso, diciendo: cerca está el año séptimo, el de la
remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso para no darle; porque
él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado. Sin falta le
darás, y no serás mezquino de corazón cuando le des; porque por ello te
bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas. Porque no faltarán menesterosos en medio de
la tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, al
pobre y al menesteroso en tu tierra.
Nótese que no debían cerrar su
mano, sino abrir ampliamente su mano a la persona pobre (v.7,8,11), tal como la
mujer piadosa alarga su mano al pobre y extiende su mano al menesteroso
(Prov.31:20).
Cuando consideramos hoy nuestra
responsabilidad hacia el pobre (ver 1 Juan 3:17-18), es necesario ser
cauteloso. No seas incauto. Un hombre puede estar pidiendo dinero para comprar
alimentos y luego lo gasta en alcohol. Otro puede pedir dinero para medicinas y
usarlo en un hábito pecaminoso y malo. Se pueden usar diferentes métodos para
ayudar. Por ejemplo, si una persona está realmente con hambre y crees que es
apropiado ayudar, puedes sentarte con ella en un restaurante. Mientras se sirve
su comida, tendrás la oportunidad de compartirle el evangelio. No estarás solo
satisfaciendo su hambre física, sino estarás también proveyendo oportunidad
para el alimento espiritual, lo cual es su mayor necesidad. Si es realmente
necesario reparar el coche, no le des dinero al hombre que puede usarlo de mala
manera, sino dale el dinero al mecánico. Procura que el dinero sea usado
debidamente. Se necesita discernimiento. A veces lo correcto es no dar nada de
dinero.
Hay gente que acostumbra rondar por
las iglesias buscando dádivas y ayuda financiera. Apoyar esta clase de
comportamiento no ayudará a la larga para que la persona sea responsable.
Después de haberse aprovechado de ti, esa persona irá a otra iglesia. No
queremos apoyar la irresponsabilidad.
Debemos recordar también que proveer
para las necesidades físicas y materiales de una persona no resuelve su
principal problema. Si damos a una persona casa, vestido y alimento durante
toda su vida y luego muere y va finalmente al lago de fuego, ¿qué habremos
hecho por esa persona? Cuánto mejor es
apoyar agencias misioneras centradas en Cristo que tienen misioneros que están
preocupados por las necesidades materiales de los pobres, pero que están más
preocupados por sus necesidades espirituales y eternas.
Quiera Dios darnos mucha sabiduría
y discernimiento para saber cómo ayudar mejor a las personas con las que Dios
nos pone en contacto.[1]
[1]
http://www.middletownbiblechurch.org/spanish/homefam/prov31.htm