¿Hoy el mundo
entero (o por lo menos gran parte de él) celebra el día Internacional de la
mujer, pero realmente qué es lo que se celebra?
En 1910, se celebró
en Copenhague la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas con el
objetivo de promover la igualdad de derechos de las mujeres, incluido el del
sufragio universal. Fue en esa conferencia, a la que asistieron más de 100 mujeres de 17 países distintos,
donde se propuso y aprobó por unanimidad que se celebrara el Día de la Mujer
Trabajadora el 8 de marzo, a petición de Clara Zetkin, una destacada activista
alemana. Así, se celebró por primera vez el 8 de marzo de 1911[1]
¿Por qué se eligió esa fecha?
se decidió que fuera
en esta fecha y no en otra para honrar la memoria de aquellas que lucharon por
los derechos de todas. El 8 de marzo de dos años diferentes tuvieron lugar dos
huelgas que marcaron la historia y la segunda acabó con 120 mujeres muertas
devoradas por las llamas de la fábrica en la que trabajaban y en la que las
habían encerrado.[2]
Hoy veo innumerables anuncios, tarjetas, post
en Facebook, donde se recalca la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres,
hay montones de campañas, para pintarse la cara, otras por el contrario para
salir sin maquillaje, las redes ondean hoy su bandera de feminismo en la que la
protagonista es la imagen de aquella mujer enseñando sus músculos con una
pañoleta en su cabeza.
Todo esto lleva a
preguntarme, ¿Realmente hay algo que celebrar el día de hoy? (O por lo menos a
la manera que lo celebra el mundo)
Si
como mujeres nuestro anhelo es la igualdad con los hombres estamos perdiendo
mucho de lo que somos, del propósito con el cual fuimos creadas, porque no somos
iguales, ni debemos serlo. Somos
maravillosas y perfectamente diferentes, pues hombre y mujer complementan
perfectamente la imagen de Dios en la humanidad.
Hombres
y mujeres somos iguales ante Dios, tenemos los mismos derechos, Él nos ve como
iguales, (Gálatas 3:28) pero no podemos malinterpretar esta igualdad ante Dios
en su plan de redención, pensando que no tenemos roles y funciones diferentes
diseñados específicamente por Dios.
El
mundo en su desenfreno y en su afán por borrar a Dios del panorama se ha
encargado de bombardearnos con ideas que vienen desde pensar que no nacemos
hombres o mujeres, sino que esta es una construcción social; a pensar que cada
uno puede elegir su identidad sexual.
Muchos
tildan la Biblia de machista, tachan a Pablo de misógino, pero están
absolutamente fuera de todo contexto, pues no hay un libro que destaque,
resalte y elogie más el papel de la mujer que la Escritura, sin embargo no
debemos olvidar que el pecado trajo consigo la malinterpretación de los roles,
las tensiones entre los géneros y todas aquellas disonancias que generan tanto
dolor en nuestra vida.
Dios
nos ha dado un valor incalculable; desde el mismo momento de la creación, vemos
el sublime propósito con el que fuimos creadas: creadas, para complementar,
para ayudar; fue Dios mismo quien nos dio el honor y responsabilidad de ser
dadoras de vida, Él se encargó de
dotarnos de ternura, de sensibilidad, de inteligencia, de tenacidad, Él nos
hizo lo que somos.
Por
esa razón pienso que hoy no podemos celebrar a la manera que lo hace el mundo,
para ser sensatos hay muy poco que celebrar, pues las mujeres en este siglo nos
hemos alejado en gran manera del modelo bíblico de la feminidad, como leí por
ahí: “No podemos confundir feminidad con feminismo”.
El
feminismo es destructivo, promueve a una mujer que aborrece al hombre, que
busca pisotearlo, promueve a una mujer que reniega de su maternidad y que exige
como su derecho el asesinato de una vida de la cual ella es responsable, el
feminismo promueve una igualdad de derechos en los cuales se desprecian los
roles que Dios ha diseñado en el hogar, en la iglesia y en la sociedad.
Así
que hoy más que nunca nosotras como mujeres cristianas debemos mostrarle al
mundo cual es la verdadera imagen de la mujer, nuestra vida debe ser testimonio
vivo del gozo que produce vivir bajo el diseño de Dios, seamos esas mujeres que
describe el apóstol Pedro en su carta: (1 Pedro 3:6–5) Mujeres que se visten
con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu
tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios. Mujeres que ponen su
confianza en Dios y que aceptan y viven a plenitud el diseño dado por Dios para
ellas.
Recordemos
hoy que nuestra fortaleza no está en nuestra fuerza, está en Dios, recordemos
que no necesitamos gritarle al mundo lo capaces que somos, pues sabemos que
fuimos creadas a imagen de Dios, recordemos hoy que nuestra más grande empresa
no es un cargo o una compañía que desaparecerá en el tiempo, nuestra más grande
empresa y nuestro más ambicioso proyecto siempre ha de ser un hogar que
glorifique a Cristo, levantar hijos temerosos del Señor y ser esa ayuda idónea
que construya un matrimonio capaz de reflejar el amor de Cristo por su iglesia.
¡Vivamos
para Cristo mis amadas hermanas, en Él y solo en Él hayamos la verdadera y
perfecta libertad!
¡Si
vamos a celebrar algo que sea nuestro diseño Divino!
[1] http://www.antena3.com/noticias/sociedad/que-dia-internacional-mujer-celebra-marzo-todos-anos-historia-pasa-reivindicacion-lucha-muerte_2017030858bfb8d00cf209599683ebce.html
[2] http://www.antena3.com/noticias/sociedad/que-dia-internacional-mujer-celebra-marzo-todos-anos-historia-pasa-reivindicacion-lucha-muerte_2017030858bfb8d00cf209599683ebce.html