Hoy leí
un maravilloso artículo, escrito por un hermano Presbiteriano @JPauloMartinez, de
paso recordé que en algunos trinos (tuits) otros hermanos me habían mencionado
la necesidad, de que nosotras las mujeres reformadas, expusiéramos nuestro
punto de vista sobre el ministerio pastoral o de predicación de la mujer y encontré
propicio este articulo y este momento para compartirles una experiencia que he
estado viviendo hace algún tiempo y por
ende mi opinión sobre este tema:
La
iglesia a la que pertenezco ha venido en un continuo proceso de reforma, por la
gracia y voluntad soberana de Dios.
Yo
predique por algunos años en mi congregación, en los servicios de los días
miércoles. Debo decir que amo la enseñanza y que el estudio de la palabra me
apasiona.
Hace
dos años mis pastores me comunicaron la determinación de no poder seguir
predicando, pues esta labor debería realizarse solo por los varones, de acuerdo
a las enseñanzas que nos proporciona la escritura. Debo confesar que esta fue
una decisión devastadora para mí, que llego hasta cuestionar mi fe; Desde ese
momento solo tuve un objetivo, demostrarle a la iglesia reformada cuan
equivocados estaban respecto al ministerio de la mujer, así que leí, estudie,
ore, llore, y seguí haciendo un estudio profundo al respecto.
Hoy 2
años después, debo decir que mi conclusión se basa exclusivamente en la
escritura, y que a través de este estudio, tiempo de reflexión, de dolor y
confusión, Dios en su infinita misericordia me ha ido enseñando el verdadero,
maravilloso y enorme ministerio que tiene la mujer fuera de un púlpito.
Mi estudio
partió y ha regresado una y otra vez a Génesis 3, allí he encontrado verdades
asombrosas que no me canso de leer, y fue en ese capítulo precisamente, en el
que el Señor me ha permitido entender que aun hoy en día seguimos siendo
engañadas por la misma mentira relatada allí, hoy más que nunca, queremos
seguir alterando el orden de Dios, le queremos seguir viendo como lo mostro la
serpiente, como un tirano represivo.
De
todos los arboles del edén, de todos los frutos, solo uno les fue restringido,
pero ese, solo ese, fue de apariencia buena, deseable y codiciable; Eva creyó
que al tomarlo no habrían consecuencias, las consecuencias que Dios les había
advertido, pero ya todos hemos padecido en carne propia la desobediencia de ese
día y de ese " Seréis como Dios" al que Adán y Eva quisieron aspirar.
Hoy en día,
de todas las innumerables cosas que podemos hacer las mujeres para servirle a
nuestro Dios, pareciera que nuestros ojos se hubiesen enfocado en el pastorado
y la predicación congregacional, únicamente; hemos dejado de ver el inmenso jardín
dado por Dios a nosotras, el cual nos fue dado para labrar, embellecer, cosechar
y disfrutar; y hemos fijado nuestros ojos, casi como una obsesión, impulsada más
por la liberación femenina que porque entendamos realmente la importancia de
este ministerio en las labores que le corresponden a los varones.
Estas
funciones como el pastorado o la predicación congregacional, no nos han sido
restringidas porque nosotras seamos incompetentes, incapaces o inferiores, o
porque a los ojos de Dios seamos menos que un varón o tengamos menos de su amor
y aceptación, de ninguna manera, a los ojos de Dios todos somos iguales Gálatas
3:28.
Lo que
debemos comprender es que si tenemos funciones diferentes, y allí es donde está
la verdadera riqueza de estos roles, allí es donde podemos deleitarnos en la
perfecta sabiduría de Dios, pues varón y hembra hemos sido creados a su imagen
y semejanza, Génesis 1:26-27.
Por
eso, de la misma forma en la que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una
misma persona, pero han tenido funciones distintas, hombres y mujeres somos
iguales ante Dios, pero entre nosotros aplica una subordinación funcional cuyo único
objetivo es el orden y la Gloria de Dios. Cuando Cristo vino al mundo siempre
se sujetó al Padre, siempre cumplió su voluntad y su objetivo no fue su gloria
misma si no la del Padre, así mismo cuando el Espíritu Santo fue derramado en
los creyentes, su función fue recordar cada una de las palabras de Jesús
buscando darle gloria al Hijo y de esta manera al Padre, ninguna de las
personas de la trinidad es menos importante que la otra, pues tenemos un único Dios
Trino.
Teniendo
esto claro, podemos entender que la Escritura no nos ha rezagado, que Pablo no
fue un hombre misógino y machista, sino que por el contrario Dios ha diseñado una
subordinación funcional, que permite que la mujer sea la gloria del hombre, y
el hombre la gloria de Dios, como dice 1 de Corintios 11:3 (TLA)” Ahora quiero que sepan esto: Cristo es el
origen del varón, el varón es el origen de la mujer y Dios es el origen de
Cristo”
El
mundo ha venido vendiéndonos la idea de que debemos liberarnos, buscar nuestra
propia identidad, hacer lo que queramos, empoderarnos, derrotar al hombre, pero
todas estas ideas son absolutamente contrarias a la escritura, y si bien desde
los años 60´s la mujer le ha dado un giro a su vida, yo no he visto que este
giro le haya dado plenitud a ninguna. Frente a las cámaras, o detrás de un Facebook,
o porque no, detrás de un púlpito, nuestras vidas podrán parecer casi
perfectas, pero nuestros corazones seguirán teniendo el mismo vacío y faltante
que solo llenara la obediencia a Cristo.
Por eso
hoy agradezco la misericordia de Dios para conmigo, en permitirme entender
estas grandes verdades, por convertir un estudio iniciado con el propósito desafiante
de contradecir, en un descubrimiento pleno y maravilloso de su voluntad
revelada.
Mujeres,
hermanas, tenemos mucho por hacer, afuera de nuestras iglesias hay millones de
mujeres con el corazón y la vida destrozada, hay hogares desechos, hay niños
abandonados, hay miles y miles de almas que esperan recibir el mensaje del
evangelio, en nuestras congregaciones, hay hermanas anhelantes de un sabio y bíblico
concejo, mujeres jóvenes habidas de enseñanzas sobre el hogar y el matrimonio,
madres jóvenes e inexpertas que necesitan tu apoyo y tu compañía, esto solo por
mencionar algunas necesidades latentes, cuando afuera hay un mundo necesitado
de ministerios de misericordia, que requieren la sensibilidad y amor con el que
fuimos dotadas. Pero sobre todas esas buenas razones, está la gloria de Dios, está
un varón (para el caso de las casadas) que anhela una ayuda idónea, unos hijos
que deben ser levantados en la Palabra de Dios, y un hogar que debe reflejar la
Gloria de Cristo.
Por
eso, le pido a nuestro buen Dios, que te permita entender estas grandes
verdades, que leas y estudies la Palabra sin soberbia y sin prejuicios, que nos
llene día a día de esa sed que solo puede ser saciada por El, por su palabra,
que abramos nuestras bocas para proclamar su palabra, que abramos nuestros
brazos para dar amor a quien lo necesite y que podamos extender nuestra mano al
necesitado, que entendamos nuestro maravilloso papel como mujeres, que lo
vivamos y nos gocemos en El y sobretodo, que todo lo que hagamos, lo hagamos
para su Gloria, 1 de Corintios 10:31.