domingo, 24 de mayo de 2015

El Púlpito, un fruto muy codiciable.


Hoy leí un maravilloso artículo, escrito por un hermano Presbiteriano @JPauloMartinez, de paso recordé que en algunos trinos (tuits) otros hermanos me habían mencionado la necesidad, de que nosotras las mujeres reformadas, expusiéramos nuestro punto de vista sobre el ministerio pastoral o de predicación de la mujer y encontré propicio este articulo y este momento para compartirles una experiencia que he estado viviendo  hace algún tiempo y por ende mi opinión sobre este tema:
La iglesia a la que pertenezco ha venido en un continuo proceso de reforma, por la gracia y voluntad soberana de Dios.
Yo predique por algunos años en mi congregación, en los servicios de los días miércoles. Debo decir que amo la enseñanza y que el estudio de la palabra me apasiona.
Hace dos años mis pastores me comunicaron la determinación de no poder seguir predicando, pues esta labor debería realizarse solo por los varones, de acuerdo a las enseñanzas que nos proporciona la escritura. Debo confesar que esta fue una decisión devastadora para mí, que llego hasta cuestionar mi fe; Desde ese momento solo tuve un objetivo, demostrarle a la iglesia reformada cuan equivocados estaban respecto al ministerio de la mujer, así que leí, estudie, ore, llore, y seguí haciendo un estudio profundo al respecto.
Hoy 2 años después, debo decir que mi conclusión se basa exclusivamente en la escritura, y que a través de este estudio, tiempo de reflexión, de dolor y confusión, Dios en su infinita misericordia me ha ido enseñando el verdadero, maravilloso y enorme ministerio que tiene la mujer fuera de un púlpito.
Mi estudio partió y ha regresado una y otra vez a Génesis 3, allí he encontrado verdades asombrosas que no me canso de leer, y fue en ese capítulo precisamente, en el que el Señor me ha permitido entender que aun hoy en día seguimos siendo engañadas por la misma mentira relatada allí, hoy más que nunca, queremos seguir alterando el orden de Dios, le queremos seguir viendo como lo mostro la serpiente, como un tirano represivo.
De todos los arboles del edén, de todos los frutos, solo uno les fue restringido, pero ese, solo ese, fue de apariencia buena, deseable y codiciable; Eva creyó que al tomarlo no habrían consecuencias, las consecuencias que Dios les había advertido, pero ya todos hemos padecido en carne propia la desobediencia de ese día y de ese " Seréis como Dios" al que Adán y Eva quisieron aspirar.
Hoy en día, de todas las innumerables cosas que podemos hacer las mujeres para servirle a nuestro Dios, pareciera que nuestros ojos se hubiesen enfocado en el pastorado y la predicación congregacional, únicamente; hemos dejado de ver el inmenso jardín dado por Dios a nosotras, el cual nos fue dado para labrar, embellecer, cosechar y disfrutar; y hemos fijado nuestros ojos, casi como una obsesión, impulsada más por la liberación femenina que porque entendamos realmente la importancia de este ministerio en las labores que le corresponden a los varones.
Estas funciones como el pastorado o la predicación congregacional, no nos han sido restringidas porque nosotras seamos incompetentes, incapaces o inferiores, o porque a los ojos de Dios seamos menos que un varón o tengamos menos de su amor y aceptación, de ninguna manera, a los ojos de Dios todos somos iguales Gálatas 3:28.
Lo que debemos comprender es que si tenemos funciones diferentes, y allí es donde está la verdadera riqueza de estos roles, allí es donde podemos deleitarnos en la perfecta sabiduría de Dios, pues varón y hembra hemos sido creados a su imagen y semejanza, Génesis 1:26-27.
Por eso, de la misma forma en la que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una misma persona, pero han tenido funciones distintas, hombres y mujeres somos iguales ante Dios, pero entre nosotros aplica una subordinación funcional cuyo único objetivo es el orden y la Gloria de Dios. Cuando Cristo vino al mundo siempre se sujetó al Padre, siempre cumplió su voluntad y su objetivo no fue su gloria misma si no la del Padre, así mismo cuando el Espíritu Santo fue derramado en los creyentes, su función fue recordar cada una de las palabras de Jesús buscando darle gloria al Hijo y de esta manera al Padre, ninguna de las personas de la trinidad es menos importante que la otra, pues tenemos un único Dios Trino.
Teniendo esto claro, podemos entender que la Escritura no nos ha rezagado, que Pablo no fue un hombre misógino y machista, sino que por el contrario Dios ha diseñado una subordinación funcional, que permite que la mujer sea la gloria del hombre, y el hombre la gloria de Dios, como dice 1 de Corintios 11:3 (TLA)” Ahora quiero que sepan esto: Cristo es el origen del varón, el varón es el origen de la mujer y Dios es el origen de Cristo”  
El mundo ha venido vendiéndonos la idea de que debemos liberarnos, buscar nuestra propia identidad, hacer lo que queramos, empoderarnos, derrotar al hombre, pero todas estas ideas son absolutamente contrarias a la escritura, y si bien desde los años 60´s la mujer le ha dado un giro a su vida, yo no he visto que este giro le haya dado plenitud a ninguna. Frente a las cámaras, o detrás de un Facebook, o porque no, detrás de un púlpito, nuestras vidas podrán parecer casi perfectas, pero nuestros corazones seguirán teniendo el mismo vacío y faltante que solo llenara la obediencia a Cristo.
Por eso hoy agradezco la misericordia de Dios para conmigo, en permitirme entender estas grandes verdades, por convertir un estudio iniciado con el propósito desafiante de contradecir, en un descubrimiento pleno y maravilloso de su voluntad revelada.
Mujeres, hermanas, tenemos mucho por hacer, afuera de nuestras iglesias hay millones de mujeres con el corazón y la vida destrozada, hay hogares desechos, hay niños abandonados, hay miles y miles de almas que esperan recibir el mensaje del evangelio, en nuestras congregaciones, hay hermanas anhelantes de un sabio y bíblico concejo, mujeres jóvenes habidas de enseñanzas sobre el hogar y el matrimonio, madres jóvenes e inexpertas que necesitan tu apoyo y tu compañía, esto solo por mencionar algunas necesidades latentes, cuando afuera hay un mundo necesitado de ministerios de misericordia, que requieren la sensibilidad y amor con el que fuimos dotadas. Pero sobre todas esas buenas razones, está la gloria de Dios, está un varón (para el caso de las casadas) que anhela una ayuda idónea, unos hijos que deben ser levantados en la Palabra de Dios, y un hogar que debe reflejar la Gloria de Cristo.

Por eso, le pido a nuestro buen Dios, que te permita entender estas grandes verdades, que leas y estudies la Palabra sin soberbia y sin prejuicios, que nos llene día a día de esa sed que solo puede ser saciada por El, por su palabra, que abramos nuestras bocas para proclamar su palabra, que abramos nuestros brazos para dar amor a quien lo necesite y que podamos extender nuestra mano al necesitado, que entendamos nuestro maravilloso papel como mujeres, que lo vivamos y nos gocemos en El y sobretodo, que todo lo que hagamos, lo hagamos para su Gloria, 1 de Corintios 10:31.