miércoles, 12 de julio de 2017

Santidad en el día a día


SANTIDAD EN EL DÍA A DÍA
Por Aranza Erazo

Hace casi siete meses cumplí veintidós años y especialmente, llamó mi atención un mensaje que recibí: “¡Que Dios te ayude a perseverar en oración y santidad!” Vaya frase, que Dios me ayude a perseverar en oración y santidad. Hasta hoy, perseverar en oración y santidad sigue siendo una petición personal y de corazón, aunque por la gracia de Dios he crecido en santidad, no ha sido fácil.

Las palabras de este mensaje siguen haciendo eco en mi mente: perseverar, oración, santidad. Son palabras fuertes, significativas y desafiantes. A decir verdad, perseverar en oración y santidad es la meta de todo cristiano y particularmente hoy día, creo que es más difícil que tiempo atrás ¿Por qué? Por las múltiples distracciones a escasos clics de distancia y el mal manejo del tiempo.

Sin embargo, el mensaje de Dios es clarísimo y no cambia: “Seguid… la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14, énfasis añadido) y “… la voluntad de Dios es vuestra santificación” (1 Tesalonicenses 4:3).


Santidad y santificación
Santidad y santificación, dos términos teológicos altamente profundos sobre los cuales debemos meditar con frecuencia. Precisamente, quiero compartir una guía práctica hacia la santificación que he estuve estudiando del libro de John Piper, Sanctification in the Everyday, el acrónimo que estás por leer te será de ayuda en tu tiempo devocional y en momentos de tentación (oportunidades de evangelizar, pureza mental, emociones opuestas a Dios, enfrentar una mala noticia, etc.)


AOCAA
  Admite
     Admite que separado de Cristo nada puedes hacer.

·         Sin Cristo, ni tu ni yo existiríamos. Juan 1:2-3 dice de Cristo “Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”.  De la nada, Jesús te creó y sin él, no existirías.
·         Sin el sustento de Cristo, desaparecerías. Colosenses 1:17 dice “Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;”. Cada respiración y latido de tu corazón se lo debes a Cristo. Sin su sustento y poder, estás completamente indefensa.
·         Sin Cristo, no habría virtud alguna en ti. 1 Corintios 2:14 nos dice “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”. Hasta que el Espíritu de Cristo invada tu ser, nos repugnan las cosas espirituales. Por tanto, sin el poder renovador de Cristo somos completamente incapaces de amar a Dios y vivir para Él.

Oremos al Padre clamando, Dios, no puedo hacer nada sin ti. Sin Cristo, ni siquiera existiría y tampoco podría respirar. No podría conocerte ni amarte ni dar fruto en lo que estoy por hacer.

Este es un gran acto de humildad. Andar en fe y caminar en el Espíritu comienzan por admitir nuestra total incapacidad.

    Ora
¡Ora por la ayuda de Dios! Dios te ayuda, Dios merece la gloria. 2 Corintios 12:9 dice Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

    Confía
Confía en una promesa de Dios para tu necesidad. De esta forma, la acción que estás por tomar se convierte en un acto de fe. Vivir por fe significa superar los obstáculos a la obediencia al confiar en las seguras promesas de la ayuda de Dios. Un acto de fe sucede cuando la fuerza para vivir en santidad viene al confiar en una promesa de Dios. Cada mañana, busca una promesa para meditar durante el día. Aquí están algunas que puedes llevar contigo:

Isaías 41:10 No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
Romanos 8:32  El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

 Actúa
El Espíritu de Dios transforma tu voluntad. Una vez admites que sin Dios nada puedes hacer, clamas por su ayuda, y confías en alguna promesa, sigue adelante, ¡actúa! En este preciso acto Cristo confiarás en Cristo, recibirás Su ayuda, servirás a los demás y Dios recibirá la gloria.

 Agradece
Agradece por el bien que está por llegar. Esto es lo que naturalmente harás si 1 Pedro 4:11 realmente ha sucedido: servirse del poder que Dios da. Dios da el poder, Dios recibe la gloria.
Mujer cristiana, sé una mujer cristiana: camina por fe, anda en el Espíritu, sírvete del poder que Dios te da. Por ende, vive de tal manera en que puedas confiar en Cristo, recibas su ayuda, sirvas a los demás y Dios reciba la gloria.

Tener esta guía práctica de santidad puede ser fácil de memorizar y aunque gracias al estudio de la Palabra sabemos hacia donde debemos fijar los ojos y encaminar nuestras acciones, vivir en santidad sigue siendo desafiante. De corazón, para que puedas perseverar, te animo a que tu tiempo devocional sea significativo. Aparta y agenda un momento para orar donde puedas concentrarte, no dejes de congregarte y busca en tu Iglesia local a un grupo pequeño de mujeres cristianas y comparte con ellas sobre tu caminar cristiano. Compartir con ellas sobre tus aflicciones, tentaciones,  pecados y también rendir cuentas entre sí será de gran ayuda para caminar en santidad. Ante todo, recuerda que la comunión entre hermanas es un medio de gracia dado por el Señor para nuestra santificación en este peregrinaje.

El apóstol Pablo le escribe a Timoteo, Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. (énfasis añadido).

Ante todo, recuerda que todo bien que hagamos y toda perseverancia en nuestra fe que alcancemos, se la debemos a Aquel que es digno de toda nuestra alabanza: Cristo, nuestro salvador.

P.D. Aprender a orar bíblicamente es una gran necesidad. Aquí comparto contigo una serie de mensajes sobre el tema. Toma apuntes y sobre todo, ¡ponlo en práctica! Si crees que no tienes tiempo, te invito a que durante las próximas dos semanas hagas un ayuno de redes sociales. Verás cuanto tiempo desperdiciamos en lo temporal.

Mateo 6:9 El Dios Al que Oramos (Primera Parte)
Mateo 6: 9b El Propósito de la Oración: Primera Petición.

Mateo 6: 10a Segunda Petición: Venga Tu Reino

Mateo 6: 10b Tercera Petición: Hágase Tu Voluntad

Mateo 6: 11-12; 14-15 Padre Nuestro: Las Necesidades del Creyente

Mateo 6: 13 Sexta Petición: Sobre La Tentación y el Maligno





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